Escribe Guillermo Sánchez Porta
En 2020 el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC), encabezado por ferroviarios del Sarmiento del Pollo Sobrero, Sutna, Ademys, AGD, Ceramistas de Neuquén y sectores combativos, fue el único sector sindical que denunció al gobierno por hacer pagar la crisis económica social y la del Covid-19 a los trabajadores. Coordinó e impulsó luchas y presentó propuestas alternativas para que la crisis la paguen las multinacionales, los banqueros y las grandes patronales.
En abril denunció que “el gobierno de Fernández está flexibilizando cada día más la cuarentena. Las ‘excepciones’ crecen, respondiendo a las exigencias de las patronales para mantener sus ganancias y producir, aunque no sean empresas de primera necesidad ni ‘esenciales’. No les importa poner en riesgo la salud de millones”. Lamentablemente, esto se confirmó y la Argentina pasó el millón de contagios y los 40.000 muertos.
“Crecen los contagios entre trabajadores de salud, la falta de cuidados y de inversión en salud pública, el poliempleo y la explotación de quienes están en la primera línea de atención sin elementos de protección. Sí les llegó ayuda millonaria del gobierno a las patronales, incluyendo grandes empresas y multinacionales. No lo hace cobrando ningún impuesto a la riqueza, sino con plata de la Anses. La CGT acordó con la UIA que pueden reducir el salario un 25 por ciento. ¡El Estado paga el 50% de los salarios y las patronales pueden reducir un 25%, o sea solo pagar el 25% restante de los sueldos! Una estafa y otro golpe a los trabajadores. ¡Otra traición más de la dirección de la CGT! Fernández anunció la prohibición de despidos. Pero decenas de empresas despiden a miles de trabajadores. Tampoco en educación aumentó partidas presupuestarias, no se garantiza conectividad y las familias más empobrecidas no pueden acceder a la educación, con docentes sobrecargados de tareas”.
El PSC propuso medidas alternativas como “el mantenimiento de la cuarentena sin despidos ni rebajas salariales, con subsidio universal a los monotributistas y desocupados. Que la crisis la paguen los capitalistas, los bancos, multinacionales y grandes empresarios. Eliminación del IVA y no pago de la deuda externa. Nacionalización de hidrocarburos, banca, comercio exterior y todos los recursos estratégicos. Aumento general de salarios con actualización automática de acuerdo al costo de vida. Aumento de emergencia a jubilados y planes sociales. Sistema único de salud estatal, gratuito e igualitario. Abajo la especulación con la comida y los remedios. Castigo a los monopolios formadores de precios.
El PSC acompañó a los que salieron a enfrentar el ajuste y buscó su coordinación. Denunció que la CGT y las CTA pactaron con el gobierno y las patronales el ajuste antiobrero y se negaron a llamar a una huelga general o apoyar las luchas. El PSC intervino directamente en luchas como la de los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna, Cicop y trabajadores de la salud, docentes de Ademys, Suteba Multicolores, Aten Neuquén, AGD y de todas las provincias, estatales y municipales de Chubut, Córdoba, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Tucumán, Santa Fe, Misiones, del frigorífico Penta, ceramistas, choferes y mineros de Neuquén, aeronáuticos y Latam, del Subte, Bed Time, repartidores y precarizados, fábricas recuperadas, cooperativas, colectiveros, textiles, La Nirva, Acindar, Clarín, Parque de la Costa, autoconvocados de la UOM, portuarios, telefónicos, Satsaid, Sipreba, del Garrahan, judiciales, tercerizados de Rosario, aceiteros y decenas que se dieron en este 2020.
Frente a la inacción de la CGT y a pesar de la pandemia, el PSC llamó a jornadas nacionales con acciones y movilizaciones en provincias y un acto en Plaza de Mayo. Además, hizo dos plenarios nacionales virtuales con centenares de dirigentes y delegados y un plenario de la Patagonia Sur (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut).
Este año se sumaron a los sindicatos y agrupamientos que fundamos el PSC (como la Corriente Sindical de Izquierda Socialista, la CSC-PO o el Ancla-MST), dirigentes del PTS-MAC que habían estado afuera desde su creación y rectificaron esa política equivocada. Esto generó muchos debates sobre cómo debe funcionar el PSC para seguir fortaleciéndose como el principal polo de coordinación de los sectores de lucha y antiburocráticos. Reafirmamos que es el consenso mayoritario entre las corrientes sindicales y los sindicatos que integramos el PSC, respetando la autonomía y las resoluciones democráticas, el pilar con el que hace años venimos coordinando y avanzando y el camino que seguiremos implementando para defender el PSC de todos los que no quieren una genuina coordinación del sindicalismo combativo.
Sindicalmente, solo el PSC ha denunciado el robo a los jubilados y, mientras seguimos exigiendo a los dirigentes de la CGT y CTA que rompan su tregua y llamen a la huelga general, llamamos a movilizarnos a la Plaza del Congreso el día que se trate la reforma jubilatoria.
El nuevo año, 2021, impulsará con fuerza la necesidad de coordinación de los sectores sindicales combativos. Izquierda Socialista y los dirigentes que integramos el PSC seguiremos trabajando para su fortalecimiento y extensión nacional, peleando en cada sindicato por listas únicas de oposición para echar a la burocracia sindical y seguir avanzando en la pelea por una nueva dirección democrática, clasista y combativa para el conjunto del movimiento obrero.