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Escribe:
Julio Poblesec 
Susana Gimenez y la pena de muerte
Horrorizada por el crimen de su amigo, Susana Gimenez se despachó por todos los medios: “el que mata tiene que morir”. Y agregó: “En Dubai las cárceles están vacías porque los matan. El alcalde Rudolph Giuliani lo hizo en Nueva York... vino un tipo con mano dura, hubo toque de queda y bajó el delito”. (Crítica, 1-3-09). Aunque al día siguiente debió bajar el tono de sus declaraciones, no se desdijo de su contenido.
Contrariamente al planteo de la diva televisiva, las estadísticas demuestran que, en los países donde se ha instaurado la pena de muerte, la cantidad de delitos se mantuvo o aumentó. Es el caso de Estados Unidos, El Salvador, Guatemala y Honduras. En cambio, los países con menor tasa de delincuencia (Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca), son aquellos donde existe una mejor calidad de vida y la menor cantidad de policías por habitante. Lamentablemente, las manifestaciones de la estrella la ubican del mismo lado que Patti, Blumberg y otros nefastos personajes partidarios de la pena de muerte, la mano dura, la baja de la edad de imputabilidad para los menores y otras medidas represivas.
Susana Giménez tampoco diferencia entre el delito callejero y el crimen organizado. “Hay que combatir el paco”, dijo. Pero la señora debería saber que quienes consumen paco son víctimas de un poderoso negocio cuyo botín se lo llevan verdaderos narcotraficantes, pertrechados para matar y tener de rehenes a millones bajo el flagelo de la droga. Combatir a quienes consumen paco sin atacar el problema de raíz, equivoca el enemigo. Los narcos, al igual que quienes participan del crimen organizado, deben ser castigados con toda severidad y sus aberrantes negocios desmantelados. Sus víctimas, deben tener posibilidad de recuperación, trabajo y educación, ya que la responsable de sus acciones es la sociedad capitalista que los ha arrojado a vivir en condiciones miserables, cosa que Susana Giménez difícil podrá entender porque vive en lujosas mansiones alejadas de los graves problemas sociales. “Yo no me preocupo porque ando con el auto blindado hasta en las gomas”, señaló.
Para terminar con la inseguridad hay que terminar con la explotación y desigualdad social. Brindar trabajo, salud y educación a millones. Desmantelar la policía, partícipe y cómplice del delito. Y para disuadir a los que delinquen, hay que organizarse en cada barrio con autodefensa. No aplicando los consejos de la millonaria rubia de la televisión.
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