Dec 05, 2024 Last Updated 9:16 PM, Dec 4, 2024


Escribe Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys y candidato a Diputado Nacional CABA, por Izquierda Socialista/FIT Unidad

El viernes 27 de agosto 200 docentes de CABA nos reunimos en un gran plenario educativo en apoyo a la Lista 1A del Frente de Izquierda Unidad junto a Myriam Bregman y Gabriel Solano. Con nuestros tres informes sobre la situación nacional y las propuestas educativas abrimos paso a decenas de intervenciones de docentes independientes, con quienes venimos protagonizando la lucha contra la presencialidad criminal y el ajuste del FMI que aplican tanto Alberto Fernández y su ministro Trotta, como Larreta y su ministra Acuña. Hubo un rechazo generalizado a la burocracia sindical kirchnerista de UTE y un reconocimiento al sindicalismo combativo de Ademys. Con entusiasmo y colectivamente discutimos y resolvimos redoblar la campaña electoral y fiscalizar en apoyo a la lista unitaria del FIT Unidad, contra todo divisionismo y por conquistar nuevas bancas de izquierda.

Escribe Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys, Docentes en Marcha

El 29 de marzo falleció de Covid-19 el profesor de CABA Jorge Langone, afiliado de Ademys. El paro que convocamos puso en debate la grave situación que vivimos docentes, estudiantes y familias en este simulacro de clases presenciales. Llevamos nuestras denuncias a programas de radio y TV y en TN estuve defendiendo a la docencia ante los ataques reaccionarios de algunos invitados, como la funcionaria Guillermina Tiramonti.

Jorge no fue el primer docente en el país fallecido por Covid-19, lamentablemente esta semana ya son más, pero sí generó mucha indignación en la docencia porteña porque demostró trágicamente la veracidad de las denuncias que venimos realizando. Ante la muerte de un docente, los sindicatos de las provincias y la burocracia de Ctera deberían haber tomado la misma actitud que Ademys, pero sus conducciones kirchneristas mantienen un vergonzoso pacto con el gobierno de Alberto Fernández y permanecen inactivas y abandonan los reclamos docentes.

A cuatro semanas del retorno a la presencialidad se confirmó nuestra denuncia de que la política de Larreta-Acuña, que es la misma que nacionalmente aplican Fernández-Trotta y los gobernadores, es criminal. Crecieron exponencialmente los contagios y, aunque el gobierno quiere responsabilizar a las personas por sus “descuidos”, la única medida que puso en movimiento a millones al encuentro con el virus y su esparcimiento y que explica esta explosión de casos fue el regreso a la presencialidad escolar. Y si no han sido más los docentes contagiados y fallecidos es porque en ningún lugar se implementó realmente el absurdo protocolo gubernamental de las “burbujas cotidianas de treinta alumnos”, sino que en cada escuela docentes y muchos directivos han creado sus propios protocolos. Todos los que tienen hijos en edad escolar saben que las “clases presenciales normales” son un simulacro, no existen.

Esta “nueva ola” de la pandemia, que hizo saltar las mediciones de riesgo epidemiológico en todas las provincias, potencia los peligros de contagios en las escuelas y, ni hablar, en el transporte público. Es una minoría ínfima de docentes la que ha recibido la primera dosis de la vacuna. Y se confirma que hay un alto porcentaje de niños y adolescentes contagiados que tira por la borda otra de las mentiras gubernamentales, que los niños no contagian ni transmiten el virus.

Así no se puede seguir. Hay que frenar ya la presencialidad tal como está, retomando un sistema de virtualidad hasta que los docentes y estudiantes estemos vacunados. Para eso tenemos que exigir al gobierno que las millones de dosis que están en el laboratorio de Garín, en Buenos Aires, se incauten y se vacune a todos. Además, entregar ya computadoras y conectividad gratuita para docentes y estudiantes para retomar la virtualidad sin dejar a nadie por fuera del sistema educativo.

Para esto debemos reclamar a las conducciones sindicales docentes en cada provincia y a la burocracia de Ctera que rompan su pacto con Fernández y los gobernadores, tomen estos reclamos y llamen a un plan de acción para lograrlos.

Llamamos al conjunto de las conducciones docentes antiburocráticas y combativas a que retomemos la coordinación y resolvamos medidas de acción unificadas para defender la educación pública, la salud y la vida de docentes, estudiantes y familias.

Escribe Jorge Adaro, secretario adjunto Ademys

La ministra de Educación de CABA, Soledad Acuña, participó del programa “Un café con Fernando Iglesias”, el diputado nacional de Juntos por el Cambio reconocido por ser un provocador de derecha que expresa sin tapujos el pensamiento más reaccionario de su sector.

Allí, quizás entusiasmada y cebada por sus interlocutores, Soledad Acuña no tuvo filtro en decir sinceramente lo que opina de la educación y de los docentes. (ver link: https://youtu.be/Qk_ESFkkFbY)

Sus dichos han generado un repudio generalizado en todos los sectores de la educación y de los derechos humanos por racistas, reaccionarios y muchos otros calificativos. 

Desde el sindicato docente Ademys respondimos duramente y estamos pidiendo que se vaya ya (ver link de Ademys: https://www.ademys.org.ar/v2/total-repudio-a-la-politica-totalitaria-de-acuna/). Si Soledad Acuña tuviera algo de dignidad personal ya habría presentado sus disculpas… y su renuncia.

Las declaraciones de Acuña, además de repudiables, muestran su concepción sobre la educación, el fracaso de su política educativa, su hipocresía, desnudando que todas las críticas que venimos realizando a su política, y ella negaba, eran correctas.

Acuña clarifica que, para el gobierno, el principal problema de la educación es que necesita docentes serviles a los conceptos antiescuela pública y sumisos a los mandamientos de los gobiernos patronales de turno. No quiere docentes ni alumnos con pensamiento crítico, sino repetidores de las ideologías oficiales. Por eso muestra repulsión hacia los profesorados que han formado docentes durante décadas que han llevado a la educación pública argentina al respeto internacional. Como venimos diciendo, no son los profesorados el problema de la crisis educativa, sino la política gubernamental de destrucción de la escuela pública, de privatización, de reducción presupuestaria, de salarios miserables a la docencia y de escuelas destruidas la que está atacando esa calidad educativa que siempre tuvimos.

Y somos los docentes, con nuestro tremendo esfuerzo y lucha, junto con la comunidad educativa de las escuelas públicas, los que estamos sosteniendo la educación pública y evitando que los gobiernos y las Soledad Acuña la terminen de liquidar y privaticen todo el sistema.

Queda claro ahora cuáles eran los verdaderos objetivos de Acuña al querer cerrar los profesorados y montar la Unicaba, querer modificar los programas de estudio y la libertad de cátedra. Por qué liquidó la junta de clasificaciones y apuntó a los nombramientos “a dedo” de docentes serviles. Por qué quiso cerrar las escuelas nocturnas donde estudian los trabajadores. Queda clara su política de achicar la educación a profesores y alumnos de clase alta que tengan la “capacidad social” de viajar por el mundo, los únicos que, según la reaccionaria Acuña, tendrían “capacidad de formar y agregarles un plus” a los estudiantes, mientras los docentes pobres (pobreza generada por el propio gobierno) solo “utilizaríamos” la educación como “tercera opción laboral ante los fracasos anteriores”. Los que venimos de familias trabajadoras o pobres no tendríamos ningún valor para compartir con nuestros alumnos. ¡Ni a Mussolini se le ocurrieron esas ideas!

Acuña desnudó públicamente su repulsión a los docentes de origen pobre, a los profesores “críticos”, a los sindicatos opositores como Ademys, a la “izquierda” que, luchando todos juntos, no le permitimos la implementación de sus planes reaccionarios. 

Queda claro también cómo jugó el peronismo kirchnerismo durante estas últimas décadas, ya que el macrismo no necesitó aprobar ninguna nueva ley para implementar toda esta política reaccionaria y privatista. Solo se apoyó en las leyes del kirchnerismo ya existentes, la Ley Nacional de Educación kirchnerista que habilita todas estas barbaridades. Por eso Acuña dijo que su problema “no fue el kirchnerismo, sino la izquierda”.

Desde Izquierda Socialista siempre fuimos claros y repudiamos y combatimos la Ley de Educación del peronismo kirchnerista, nacionalmente y en cada provincia donde intentan avanzar en su aplicación. Será por eso que desde Ctera la secretaria general Alesso solo pidió a Acuña “que se disculpe”, en vez de, como impulsamos nosotros, exigir que se vaya este personaje nefasto de la derecha política. Sigamos defendiendo la educación pública, los profesorados, un mayor presupuesto con plata de la deuda externa y el fin de los subsidios a la educación privada. Sigamos defendiendo, orgullosos, la educación pública y nuestra tarea docente.

Escribe Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys

Ya pasaron dos semanas del anunciado “regreso a clases presenciales” de Larreta y su ministra de educación, Soledad Acuña, en CABA. Además de evaluar qué está pasando, debemos recordar que no es una política “aislada” de Larreta, sino que fue acordada con el ministro Trotta y Alberto Fernández, quienes también están apurando el retorno a las escuelas en varias provincias. Y que, desde el primer anuncio, nuestro sindicato Ademys, por resoluciones de sus asambleas abiertas, se ha pronunciado en contra de hacer esos experimentos políticos, cuando la pandemia sigue en ascenso.

De los casi 400 mil alumnos que estudian en CABA (entre jardín, primaria y secundaria, estatales y privados), el plan del gobierno no logró ni que el 2% se haya “presentado en las escuelas”. Por eso hace el ridículo Larreta al declarar que “se emocionó de ver nuevamente las sonrisas de los niños con sus guardapolvos blancos y los docentes dando clases en los pizarrones de las escuelas”. ¡Ni hubo chicos en las escuelas, ni los docentes dieron clases en aulas con pizarrón!

¿Por qué fracasa el plan del gobierno? Porque es un plan mentiroso y a contramano de las necesidades de los estudiantes y sus familias. Es mentiroso porque el gobierno quiere hacer creer a la población que está “normalizando” el sistema educativo en pandemia, para quedar como resolviendo la problemática de padres y madres, que necesitan que los chicos vuelvan al colegio. Y para insistir en que hay que acostumbrarse a la “nueva normalidad de convivir con la pandemia”.

Pero la realidad es que son ínfimos los porcentajes de alumnos que asisten. Y, es importante aclararlo, no van “a clases”, sino que los convocan para hacer “recreación” y “revinculación”.

La explicación que venimos dando los docentes de Ademys de que esto es absurdo, en medio de la pandemia que no cede y que es muy riesgoso para la salud de todos, sólo no la quieren entender Larreta, Acuña y Trotta. Pero la campaña de la docencia es aceptada por las familias de los trabajadores. Por eso es que ni siquiera pueden implementar el exiguo plan gubernamental: las familias no se arriesgan a enviar a sus hijos. El propio ministro de salud de CABA está alertando de posibles “rebrotes”. Ya tuvimos la semana pasada el primer caso de un auxiliar de una escuela técnica de Flores con Covid. Debió suspenderse la asistencia y quedaron en aislamiento las directivas, auxiliares y dos maestras.

Por eso las “burbujas” del gobierno (grupos de ocho alumnos aislados) no funcionan, no se completan. Y las docentes, además de explicar a las familias, se suman al paro de Ademys, rechazando los aprietes gubernamentales. Ayer, en medios de prensa que me entrevistaron, hubo periodistas que reconocían que sus hijos no habían asistido, “por el paro de las maestras de Ademys”.

“¿Pero ustedes están en contra de volver a clases? ¿Por qué no reclaman que se garanticen las medidas sanitarias, en vez de no querer volver?”, nos cuestionan. En primer lugar, nosotros somos conscientes de que hay pandemia y del riesgo de vida que significa contagiarse. Porque ni siquiera están garantizadas las condiciones sanitarias para dar clases, de antes de la pandemia y el gobierno nunca las resolvió. En varias escuelas no pudo siquiera instalar las “burbujas” porque no tenían jabón en los baños. Esa es la realidad. Lo que se necesita ahora es mejorar la educación virtual. Invertir lo necesario en computadoras y conectividad gratuita para las familias y los docentes. De esa manera se podría lograr una buena educación para todos, romper el aislamiento educativo y evitar el riesgo sanitario de la presencialidad escolar que ha fracasado en todos los países.

La asamblea abierta de Ademys del último viernes votó parar lunes y martes, y el resto de la semana paros de actividades presenciales, sosteniendo el lazo con las familias para rechazar la propuesta del gobierno. También hacemos un llamado a los estudiantes secundarios y sus organizaciones a que se sumen a la lucha contra el plan de Acuña y Larreta. Como lo hicieron docentes de las escuelas técnicas y maestras jardineras, que se autoconvocaron y más de 600 firmaron un documento de rechazo al regreso de los niños de preescolar. El martes 27 hicimos una importante caravana de la docencia convocada por Ademys, con un acto en la Jefatura de Gobierno.

Seguimos rechazando el regreso a la presencialidad en medio de la pandemia y exigiendo los fondos necesarios para sostener la educación virtual, el salario docente y la infraestructura escolar.

Escribe Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys

Nuevamente, los gobiernos volvieron a cerrar filas contra los docentes y las familias y habilitaron la posibilidad del retorno a las escuelas. En CABA, la ministra Soledad Acuña anunció el retorno progresivo a las aulas o a los patios de las escuelas y montó la payasada de dar dos horas de clases a dieciocho alumnos (sí, 18), de dos escuelas técnicas. Era el tan mentado “retorno a las escuelas”. Ridículo.

Lo irónico es que mientras los peronistas kirchneristas y los sindicatos de Ctera critican duramente a Larreta y Acuña por su irresponsabilidad e improvisación, tratan de desconocer que quien aprobó el protocolo de retorno a clases fue Trotta, o sea Alberto Fernández. Y no es el único caso. Kicillof en la provincia de Buenos Aires lanzó el programa ATR para que miles de docentes y estudiantes de profesorados vayan a las casas de los alumnos, lo que sin dudas acrecentará la circulación del virus, cuando el promedio semanal de contagios supera los 14.000 casos y centenares de fallecidos diarios.

También lo están impulsando en otras provincias porque la decisión es del gobierno del Frente de Todos de Alberto Fernández y Trotta, en el Consejo Federal de Educación, con los ministros de Educación de todas las provincias, peronistas y de Cambiemos, desnudando que en esta cuestión tampoco hay grieta.

Es que la escuela es quizás el último lugar donde aún hay cuarentena y la política de Alberto y los gobernadores es que todo vuelva a la “normalidad”, que nadie deba quedarse en casa y no ir a trabajar con el argumento de que “hay que aprender a convivir con la pandemia”. Eso solo podrá generar un aumento exponencial de contagios y muertes.

Muchas familias tienen dudas de mandar a sus hijos a las escuelas, conociendo mejor que nadie en qué condiciones se encuentran y por el gran número de casos diarios, pero además porque junto con los docentes se preguntan quiénes se harán responsables de semejante decisión.

El ministro Trotta plantea que la decisión de volver a clases presenciales es responsabilidad de los gobiernos provinciales. Pero estos la delegan en las direcciones de las escuelas. Y además dicen que cada familia podrá definir si sus hijos asisten o no. Esto quiere decir que, si algún niño se contagia o transmite a los grupos familiares el virus, será consecuencia de la decisión de la familia y no del gobierno que adoptó la medida.

Nuevamente vemos cómo se repite el abandono, de parte de los gobiernos, de la educación pública y de nuestros pibes. ¿Por qué creer que un gobierno que durante seis meses no escuchó el reclamo de las maestras y las familias sobre la necesidad de contar con computadoras y conectividad para garantizar la continuidad pedagógica ahora se preocuparía por ellos?

Necesitamos que el gobierno garantice la conectividad y las herramientas tecnológicas para seguir estudiando desde las casas mientras invierte fondos para poner en condiciones los edificios escolares y que haya la cantidad necesaria de docentes y auxiliares en cada establecimiento. Para esto es necesario no pagar la deuda externa y dejar de subsidiar a las escuelas privadas.

 

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