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Se agudiza la crisis. ¿Qué salida existe para la juventud precarizada?

Publicado en Rabia N° 2

Escriben Alexis, Trabajador de Call Center y Octavio, repartidor de Córdoba.

Siguen pasando los gobiernos y la situación de millones de jóvenes no mejora, más bien todo lo contrario. Pasamos años entre trabajos precarios y el desempleo, y la situación económica se vuelve agobiante. Es difícil concretar o pensar algún proyecto a largo plazo, empezar o mantener los estudios, un alquiler, y ni hablar de un auto o una casa (que ya parece inimaginable para lxs de nuestra edad). Ahora, ¿a qué se debe esto? ¿es sólo cuestión de mérito y esfuerzo? Desde la Juventud de Izquierda Socialista creemos que no.

El problema central es el sistema económico capitalista, porque la economía actual se ordena en base a los intereses de las grandes patronales, los bancos, terratenientes  y  multinacionales; contra los trabajadores y sectores populares. En Argentina, por ejemplo, el 68% de los varones y 73% de las mujeres jóvenes que trabajan lo hacen en forma precarizada (EPH-INDEC, 3er trim 2019). Quiere decir: sin aportes jubilatorios, obra social, aseguradoras de riesgos del trabajo (ART’s), con contratos temporales, como monotributistas o con ingresos inferiores al salario mínimo ($16.875, julio 2020).

Pero, ¿si a las empresas les va bien, no nos va bien a nosotrxs también?

Este es uno de los tantos lemas que nos hicieron y hacen creer. En Argentina particularmente se reforzó con el peronismo, que abonó a la creencia de que “hay patrones buenos y si ellos ganan, ganamos todos”. Nada más alejado de la realidad, sobran los ejemplos para derribar este falso razonamiento.

Hace décadas que enormes multinacionales siguen incrementado sus ganancias. Para ello se instalaron en países donde pueden súperexplotar a sus trabajadorxs por míseros salarios y los gobiernos les garantizan la falta de derechos. El ejemplo más emblemático es el de las empresas yanquis que se expandieron a China hace 40 años. Debido a que allí tienen garantizada una enorme masa de trabajadores con jornadas laborales de más de 12 horas e ínfimos salarios. Entre ellas: Generals Motors, Microsoft, Coca-Cola, Nike, Adidas. A su vez, Nike y Adidas y otras empresas siguen mudándose a otros países asiáticos como Vietnam, Camboya o Bangladesh, donde los “costos laborales” son aún más bajos. O sea, las condiciones laborales son aún peores.

Y es que estos movimientos de capitales y maquinarias son parte de una enorme crisis capitalista que ya no tiene retorno ni cierre. El capitalismo perdió la capacidad de mejorar la calidad de vida de millones hace tiempo, pero a partir de 2007/08 entró en una crisis económica histórica que ahora la pandemia del Coronavirus vino a profundizar. Por ejemplo en Italia donde el recorte de 37 mil millones de euros en salud en los últimos 10 años produjo un colapso que se llevó miles de vidas. O en Estados Unidos donde el desempleo alcanzó rápidamente a 40 millones de trabajadorxs. En Argentina vimos un increíble pacto de rebaja salarial del 25% entre la CGT (Confederación General del Trabajo), la UIA (Unión Industrial Argentina) y el gobierno de Alberto Fernández, y se generalizaron los despidos y suspensiones con el aval del gobierno.

Ante cada crisis las patronales y los gobiernos capitalistas intentan hacer pagar las “pérdidas” a lxs trabajadorxs y sectores populares, y entre lxs más afectados estamos los jóvenes. Comercios, call centers, locales gastronómicos, fábricas y logísticas nos emplean como tercerizadxs (a través de agencias de trabajo), con contratos temporales y abusan del legalizado “período de prueba” que les permite despedir sin indemnizar. En Estados Unidos y España, por ejemplo, el desempleo se disparó de un día al otro a partir de las cuarentenas debido a que ¡existen contratos laborales semanales!

Las supuestas salidas rápidas a la crisis

¿Qué hay de los emprendimientos? ¿Las posibilidades de ser colaborador? ¡O hasta mi propio jefe! Ante esta terrible situación de inestabilidad económica, incertidumbre y crisis social han surgido y resurgido distintas “salidas” pregonadas por las empresas y hasta por los propios gobiernos.

“Hay que ser creativo y dejar desarrollar la imaginación para colocar tu propio negocio”, “con las redes sociales se puede desarrollar fácil y rápido”. Y así muchísimxs jóvenes vuelcan toda su creatividad y capacidades para lanzarse al emprendimiento. Si tuviste la suerte de poder vender se termina trabajando sin descansos establecidos, al ritmo de la demanda de una clientela extensísima, sin un pago estable ni seguro, sin aportes jubilatorios y compitiendo con enormes marcas que, por supuesto, tienen mayor alcance y mejores precios. Y si en algún momento fracasa, nadie debe indemnizarte. Con argumentos como –“no supiste colocar bien el producto”, o “no era muy rentable”– pequeños emprendedores terminan perdiendo bajo las reglas del capitalismo salvaje.

Bueno, ¿y si nos hacemos “colaboradorxs” de alguna plataforma de repartos?: Pedidos Ya, Rappi, Glovo, etc. Y otra vez “no somos trabajadores de nadie”, somos monotributistas que “pueden ganar ¡todo lo que se planteen!”. Claro, nadie pone límites de horas para bicicletear o andar en moto, ni de velocidad para circular. Ya que cada repartidor debe encargarse de entregar la mayor cantidad de pedidos posibles para poder llevarse unos pesos más. Un tercio realiza más de 45 horas por semana, un 11% realiza entre 40 y 45 horas, y un 22% realiza entre 20 y 40 horas por semana (CIPPEC). Estas condiciones irracionales ya se llevaron varias vidas, y claro, acá hay precarización tal cual comentamos al principio. Mientras tanto, estas empresas se enriquecen con los millones de pedidos que reciben por día a cambio de pagar míseras comisiones. Así es como siendo “colaboradorx” todo pasa a depender de vos. Si estás enfermx y no podés trabajar, no cobrás; si llueve y no podés salir, no cobrás; si tuviste un accidente trabajando y no podés salir, no cobrás. Y por si fuera poco, si te organizas para reclamar, te sancionan dándote de baja la app o te despiden.

Afortunadamente en distintos países, incluido Argentina, se empezaron a organizar lxs trabajadorxs de reparto reclamando justicia por sus compañeros que fallecieron mientras trabajaban, por mejoras en sus condiciones laborales y por aumento de comisiones. Ya que vienen cobrando $55 por reparto desde hace dos años y pagando un monotributo mínimo de $2000, cuando estas empresas no pararon de incrementar sus ganancias, ¡y aún más en la pandemia!

Creemos que ese debe ser el camino a seguir contra estas patronales súper explotadoras, por eso somos parte con nuestros compañerxs repartidores y nos jugamos a que esa organización crezca y se fortalezca.

Otras de las grandes farsas que surgieron en estos últimos tiempos como salida a la crisis son las conocidas “estafas piramidales”. Absurdas desde el comienzo para algunos, pero un halo de luz para miles que se encuentran desesperados por mejorar su situación. Y es que desde el comienzo plantean que se puede llegar a ganar abultadas comisiones y crear tu propia red de vendedores, que a su vez comisionan para vos y así crecer “infinitamente”. Dibujan una realidad, crean una red de seguidores e insisten en que el capitalismo cambió y en que esa es la nueva forma de afrontarlo. Probando “el tipo de trabajo del futuro” miles que entraron a esa red van saliendo de una enorme estafa en la que la venta de productos, de dudosa procedencia y eficacia, los dejó muy lejos de ser millonarixs o grandes empresarixs. Por el contrario, muchxs terminan con enormes deudas.

Una salida de fondo para la juventud trabajadora, precarizada y desocupada

Bien, recorrimos algunos de los caminos que millones de jóvenes atravesamos intentando sortear esta dura realidad. Todos nos dejan lejísimo de las conquistas logradas por años de lucha del movimiento obrero. Entonces, ¿no hay salida? Nosotrxs creemos que sí, pero no dentro del capitalismo. Mientras este sistema siga vigente, no habrá oportunidades para lxs millones de jóvenes trabajadores y de sectores populares; mucho menos luego de la pandemia del Coronavirus. Las multinacionales y bancos junto a los gobiernos intentarán hacer pagar el agravamiento de esta crisis a los más necesitados. Y ahí estamos en el punto de mira, para que con más precarización, ajuste, desempleo, hambre y miseria las patronales no sufran pérdidas entre sus ganancias. Ya antes de la pandemia el 50% de los desocupados éramos los jóvenes.

Es por eso que desde la Juventud de Izquierda Socialista apostamos a una salida de fondo, que sólo se puede concretar con un gobierno de lxs trabajadorxs y el pueblo. Luchamos por el Socialismo en el mundo. Para poder terminar con la desocupación de millones, aumentar salarios, utilizar la tecnología para reducir las jornadas laborales (no para despedir); garantizar nuestros derechos recuperando los sindicatos para que se organicen democráticamente y sirvan para luchar. Para ello es necesario terminar con un sistema en el que un puñado de millonarios acumula cada vez más riqueza y millones de personas somos, cada día, más hundidos en la miseria. Claro, esta propuesta lejos está de ser una salida rápida. Pero la realidad ya demostró hasta el cansancio que todo intento de reciclar al capitalismo, con distintos discursos y proyectos fracasaron.

Nos oponemos a todos los discursos que, como el de Alberto Fernández, proclaman un capitalismo más humano mientras ajustan junto al FMI, no se avanza contra gigantes como Techint que despide a miles, Vicentín que estafa al Estado o Coto que deja que sus empleados se sigan contagiando de COVID-19. Son dos caminos opuestos.

En ese camino es que llamamos a fortalecer a nuestro Partido, para acompañar y salir a luchar con un partido revolucionario como herramienta. Y a fortalecer y desarrollar en todo el país al Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) como polo de referencia para todos aquellos que están saliendo a defender sus puestos de trabajo, salarios y condiciones laborales, mientras son abandonados por las burocracias sindicales peronistas traidoras de la CGT y CTA. Así lo venimos haciendo junto a nuestros compañeros referentes de sindicatos recuperados que se plantaron ante cada ajuste e intento de avanzar contra sus derechos. Entre ellos: Rubén “Pollo” Sobrero y Mónica Schlotthauer en el FFCC Sarmiento, Jorge Adaro y Mariana Scayola en Ademys (Docentes de CABA), y Angélica Lagunas de ATEN Neuquén. También, Mónica Méndez de la CICOP en Provincia de Buenos Aires, y Cristian Luna secretario general de los enfermeros de Tucumán, que son parte del personal de salud que enfrenta, en la primera línea, al Coronavirus y al ajuste.

Por esto queremos fortalecer y hacer grande a la Juventud de Izquierda Socialista, para tomar la posta y que sean estas las principales tareas a desarrollar ante el capitalismo cada vez más salvaje que se vive.

Sabemos que los nuevos planes de ajuste que se vienen obligarán a salir a muchos más, a ellxs invitamos a organizarse junto a nosotrxs para fortalecer al PSC entre los luchadores y barrer a toda la burocracia sindical; y al Frente de Izquierda-Unidad como alternativa política de lxs trabajadores, las mujeres y la juventud.