Print this page

Apuntes para construir una juventud socialista

Publicado en Rabia n°1
Tags

Escribe Gastón Godoy, estudiante de la UBA y dirigente de la juventud de Izquierda Socialista.

Opresión y explotación

La juventud es el sector más afectado cuando en nuestros lugares de trabajo la palabra “ajuste” acecha; somos quienes recibimos los peores salarios y siempre nos obligan a pasar por años de trabajo en negro sin derechos laborales; somos, según las propias cifras oficiales del gobierno, la mayor parte de las personas pobres de nuestro país. Sufrimos que sobre nuestros hombros se desplome la educación pública en todos sus niveles debido al desfinanciamiento permanente; jamás recibimos ningún tipo de apoyo de las instituciones educativas cuando queremos denunciar y erradicar la violencia de género; la yuta nos persigue por nuestro color de piel, gorra, o vestimenta; se nos estigmatiza por querer crecer viviendo nuestra sexualidad de forma disidente; somos quienes queremos poder ver una banda o una obra de teatro y recurrentemente nos clausuran el lugar; y para coronarlo, cada vez más vamos percibiendo que cuando nos toque envejecer
va a ser en un mundo completamente destruido por la contaminación del capitalismo.

Hoy se habla de lxs jóvenes como “millennials y centennials”, como identidades definidas por su fecha de nacimiento. Pero el hecho concreto es que la juventud antes que un rango de edad es un sector oprimido dentro de la sociedad. El  sistema capitalista y los gobiernos se paran en nuestra edad, en nuestra ubicación como estudiantes o ingresantes al mercado laboral, para explotarnos aún más. Y los derechos que se suponía teníamos garantizados, como la educación
pública, cada día se ven más bombardeados. La juventud y la niñez son una variable de ajuste permanente para los gobiernos, que sólo nos proponen más represión y baja de la edad de imputabilidad –como impulsa hoy el macrismo y antes el kirchnerismo–.

Nuestra opresión como jóvenes se combina con la explotación en nuestro carácter de trabajadorxs. Obviamente también con otras formas de opresión, si somos mujeres o de alguna identidad disidente la situación se agudiza todavía más. Ni que hablar si somos de otros países. El capitalismo utiliza lo que tenga a mano para súper explotarnos.

Rebelión

Se entiende porqué nos sobran motivos para rebelarnos, para desconfiar de los gobiernos, para estar en las calles. Pensemos que sin el peso sobre nuestras cabezas de la tradición de los partidos que gobiernan hace décadas nuestros países, y con un gran odio hacia todo tipo de burocracia, es la juventud quien patea el tablero de la política a escala mundial.

Repasemos los últimos años

Pensemos en la juventud del Estado Español que copó la Plaza del Sol en 2012. Desde ahí en adelante en ese país nada volvió a ser lo mismo para el régimen político que venía desde la dictadura franquista. Pensemos en la juventud egipcia que, inspirada por lo que pasó en Madrid, copó la Plaza Tahrir y no paró hasta que cayó la dictadura. Pensemos en el joven tunecino que se inmoló porque no encontraba cómo sobrevivir económicamente en su país y con su muerte desató la Primavera Árabe. Fueron las jóvenes de Argentina, con las secundarias a la cabeza, las que primero salieron en el 2015 por #NiunaMenos, dando un ejemplo para el mundo entero, y luego siguieron hasta ganar en las calles el debate por la legalización del aborto con sus pañuelos verdes. Son jóvenes quienes se levantan en Nicaragua y Venezuela contra dos gobiernos que se dicen de izquierda pero son una de las caras más brutales y represivas del ajuste capitalista y el saqueo de los recursos naturales de los países atrasados. Los chalecos amarillos que cada sábado se enfrentan con la policía en las calles de Francia son en gran medida jóvenes. Son estudiantes de educación media europea quienes estuvieron organizando paros y movilizaciones estudiantiles contra el calentamiento climático. Pero al imperialismo también le preocupa otra cuestión. En EEUU el 51 por ciento de las y los jóvenes entre 18 y 29 años tiene una imagen positiva del “Socialismo”; un tercio de la juventud francesa votó en las últimas elecciones por candidatos de la izquierda revolucionaria. Datos a lo largo y ancho del mundo van en ese sentido. Desde el apoyo masivo al FIT en la Argentina por parte de la juventud; hasta estudiantes de colegios secundarios que hace meses en China protestan contra su gobierno dictatorial, argumentando que leyeron cosas de Marx y que no tienen nada que ver con lo que ese gobierno hace. Parte de la inestabilidad política que reina a nivel mundial la explica la juventud: yendo y viniendo en busca de nuevas representaciones políticas y ejerciendo con su accionar una crítica implacable a todos los partidos tradicionales.

Organizar la rabia contra el capitalismo y sus gobiernos

La potencia en la lucha de la juventud combate mejor que nada el escepticismo de que el capitalismo “va a durar para siempre y no se lo puede derrotar”. Pero es necesario dar grandes discusiones políticas para poder direccionar los golpes que se dan hacia los pilares de este sistema de hambre y miseria. Muchas veces se dan discusiones, por ejemplo, en procesos de lucha como la defensa de la educación pública o contra la violencia patriarcal, y aparecen quienes dicen que no es necesario “politizar” demasiado las discusiones porque eso podría dividir, o que es necesario hablar únicamente de los “problemas más inmediatos” y no perder tiempo hablando de las causas de fondo, o que la militancia partidaria es una pérdida de tiempo porque toda la política es corrupta. También aparecen quienes, por otra vía, nos dicen que no es tan necesario luchar porque votando a tal o cual candidato de un partido patronal los problemas se resuelven. La Juventud de Izquierda Socialista discute contra esas ideas ante las nuevas generaciones que salen a la lucha. Planteamos que es muy importante luchar por reivindicaciones parciales e inmediatas, pero para que los triunfos se consoliden y sean duraderos, debemos ligarlos a la pelea por transformaciones de fondo y por el poder político que hoy tienen los capitalistas.

Ellos utilizan cada paso atrás de la movilización para arrebatarnos derechos, y esto será así hasta que logremos arrebatarles el gobierno. En Argentina no se puede terminar con el desfinanciamiento educativo sin romper con el FMI y reorganizar nuestro país para terminar con décadas de destrucción de la capacidad productiva. No se puede luchar a fondo contra la violencia machista sin quitarles el poder a las instituciones que sostienen al patriarcado: los partidos patronales, el Estado y la iglesia. Necesitamos pelear contra por transformaciones de fondo. Porque en definitiva es importante politizarse para entender cómo se relacionan cada uno de los problemas que padecemos, y que es imposible realmente cambiar esta historia sin quitarle el poder a los capitalistas, quitarles a las multinacionales imperialistas los principales resortes de la economía nacional, para que gobiernen la clase trabajadora y los sectores populares. Si queremos otro país en el que vivir, la juventud tiene que pelear para que gobiernen quienes nunca gobernaron y no porque vuelvan a repartirse el poder los mismos de siempre. Esa es la perspectiva para la que trabajan Izquierda Socialista y el FIT.
Todos los días peleamos codo a codo en nuestros lugares de trabajo o estudio, en los barrios y en elmovimiento de mujeres, con miles de jóvenes con quienes compartimos asambleas, marchas, cortes de calle y acciones de todo tipo. Nos une el respeto mutuo y la voluntad de triunfar en las peleas que encaramos. Por eso, queremos invitar a quienes lean La Rabia a que den un paso más: militar en un partido revolucionario, como lo es Izquierda Socialista.

Sabemos que existen muchos prejuicios al respecto: si somos otra burocracia, qué posibilidad hay de dar discusiones internas, cómo funcionamos, si para militar hay que abandonar todo lo que uno hace de su vida personal, etcétera. Una buena parte de esas dudas genuinamente se construyeron por la imagen que dejaron de la militancia en la izquierda los partidos comunistas-estalinistas que fueron una burocracia contrarrevolucionaria. Pero nuestra organización es lo opuesto. En Izquierda Socialista cada cual aporta en la medida de sus posibilidades; debatimos y podemos criticar la política del partido y proponer otra, y luego todxs salimos a golpear como un solo puño con lo que definimos de conjunto; votamos en congresos democráticos a quiénes deben tomar mayores responsabilidades; nos financiamos de manera transparente a través del aporte de militantes y no a través de inexplicables “bolsos” que vienen del Estado u empresarios; y a todxs nos une saber que en cada lugar donde cualquier militante de nuestro partido interviene lo hace al servicio del programa que juntxs defendemos. Por sobre todo, además de Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, construimos la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional, porque el capitalismo es un sistema mundial y a escala mundial hay que combatirlo para pelear por el Socialismo. Como decía El Che, queremos construir una juventud que sea siempre capaz de sentir en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo.