La paralización afecta bastante a la patronal porque está deteniendo la exportación de fruta (en plena época) especialmente desde el puerto de San Antonio que está muy cerca de Valparaíso al sur y del cobre desde el puerto de Angamos cerca de Antofagasta por el norte. Los reclamos centrales son el pago de la colación (almuerzo) de $3500 (7 dólares diarios), que vienen peleando desde la huelga del año pasado, y que la patronal había aceptado y nunca cumplió, y la otra demanda es pasar a planta a todos los eventuales. Con este sistema, al que están sometidos la mayoría de los portuarios, al trabajador lo contratan diariamente por la mañana y lo despiden diariamente por la tarde.
Es una variante extrema de la precarización laboral. En este caso ni siquiera hay otra empresa contratista. Es el neoliberalismo a ultranza impuesto por el Código de trabajo de Pinochet, que han mantenido la Concertación (que asumirá nuevamente la presidencia con Michelle Bachelet el 11 de marzo próximo) y la derecha de Piñera. La tercerización y precarización afectan hoy a la mayoría de los trabajadores chilenos. Por eso la enorme importancia de la huelga portuaria.
Estudiantes y mineros manifestaron su solidaridad con la gran huelga. Los estudiantes están participando en manifestaciones junto a los trabajadores
huelguistas. La conducción de la Central Unitaria de Trabajadores (en manos del Partido Comunista) se mantuvo vergonzosamente al margen.
El Movimiento Socialista de los Trabajadores (UIT-CI) es parte de la campaña de solidaridad, impulsa las manifestaciones de apoyo, imprimió y está pegando un afiche, y reclama a la Central Unitaria de Trabajadores que abandone el apoyo a los gobiernos patronales y organice la más amplia
solidaridad con los trabajadores portuarios.