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Las “nuevas” medidas de Massa no combaten la inflación

  Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

Abril era el mes en que la inflación iba a comenzar “con un 3” según Sergio Massa. Pero el índice cantó 8,4%, la más alta desde la salida de la convertibilidad en 2001. Lo peor fue que los alimentos y bebidas superaron el 10%, con una proyectada del 200% anual. Y mayo viene con una tendencia peor a la de abril.
¿Cómo puede ser que en un país rico que produce alimentos, la carne, la leche y el pan son prohibitivos en la mesa familiar? Millones se preguntan: ¿Quién arregla todo esto?
Antes que se conocieran los últimos valores, una familia tipo necesitaba para no caer en la pobreza en CABA 208.000 pesos por mes sin contar el alquiler, o 280.000 si debía alquilar. ¿Cuántas trabajadoras o trabajadores, jubiladas o jubilados, alcanzan estos valores?
El gobierno dice que la inflación es culpa de la sequía, antes era por la guerra, la pandemia y cuantas cosas más. Miente. Alberto Fernández llegó a decir que la inflación es una cuestión “psicológica”.
Desde la oposición patronal de Juntos por el Cambio y los discursos del liber-facho Milei se insiste que el problema es “una excesiva emisión monetaria”. Los que propugnan esta (falsa) teoría lo hacen para afirmar que la receta para salir de ella pasa por dejar de emitir, ajustar más aún, bajar salarios, jubilaciones, eliminar los planes sociales y liquidar todo lo que genere gasto público según ellos (salud, educación, empresas estatales). O sea, un programa de mayor guerra contra las y los trabajadores. Pero esto lo desmiente el hecho de que precisamente suben los precios mientras cae el consumo popular y los ingresos populares. ¿Cómo puede ser?

¡Hay que castigar a los formadores de precios!

La tremenda inflación se debe a la especulación que hacen con los mismos los grandes grupos económicos formadores de precios y las empresas que controlan monopólicamente la producción de bienes que componen la canasta familiar. Empresas que violan descaradamente todos los acuerdos previos (“Precios justos”, “precios cuidados”, que ni siquiera inciden en controlar ninguna inflación), tienen dos listas de precios (una para los hiper y supermercados y otra con valores al doble para los comercios de cercanía), y están aumentando todo dos y hasta tres veces por mes. Así aprovechan para garantizar sus super ganancias.
Estos pocos y grandes capitalistas concentrados fijan el precio que se les antoja en función de sus ganancias y no del bolsillo popular. ¿Quiénes son? Por ejemplo en Lácteos, el 75% es controlado por La Serenísima (Mastellone-Arcor), Sancor (Adecoagro) y Danone. La multinacional Bimbo es la responsable de las subas del 80% de los panificados. Los aumentos en las bebidas sin alcohol es culpa de Coca-Cola y Pepsico que controlan el 85% del mercado. En aceites el 90% es de Molinos Río de la Plata, Molinos Cañuelas y Aceitera General Deheza. Ledesma (familia Blaquier de Jujuy, que produce el 75% del azúcar) sube los precios y hace faltar el producto. Lo mismo pasa con los grandes frigoríficos e hipermercados.
Según los datos de los balances de las propias compañías ante la Comisión Nacional de Valores, Arcor ganó 11.622 millones de pesos en el primer trimestre del año; Molinos Río de la Plata 2.901 millones y Ledesma 6.211 millones. ¡Esto no puede ser!
El Frente de Todos es cómplice, los deja actuar y para cumplir con el FMI subió astronómicamente todas las tarifas. El transporte subirá todos los meses. También suben los combustibles de YPF y hay una gran cantidad de precios regulados (medicina prepaga, escuelas privadas) autorizados por el gobierno peronista, mientras le sigue pagando dólares diferenciados a los sojeros entre otros beneficios a las patronales.

Las “nuevas medidas” de Massa

El ministro salió a mostrarse “hiperactivo”, haciendo como que toma medidas para resolver el problema. Pura actuación. Lo único que le importa es que el Fondo Monetario le adelante los envíos previstos en el acuerdo firmado en marzo de 2022 de 10.600 millones de dólares en las próximas semanas, para así aguantar sin devaluar hasta las PASO. A cambio de esto está dispuesto a aplicar un mayor ajuste y ceder cualquier cosa. Por eso el gobierno peronista del Frente de Todos subió nuevamente la tasa de interés hasta el 97%, encareciendo el crédito y garantizando a los bancos estas super tasas por las Leliq que tienen en su poder, que le generan a las entidades financieras billones de pesos a costa del tesoro público. Los anuncios de bajar un poco el costo de las tarjetas de crédito o de las compras con Ahora 12, no esconden que aún esas operaciones tienen tasas de interés altísimas.
Todas las otras medidas son para la tribuna, como amenazar con importar alimentos más baratos o crear un super organismo para monitorear aumentos de precios, como si el gobierno no conociera los nombres de quienes llevan adelante estos abusos.

¿Cómo se combate la inflación?

Hay que otorgar de manera inmediata un aumento de salario de emergencia al valor de la canasta familiar, unido a un aumento de las jubilaciones y pensiones que lleve la mínima al valor de la canasta de la tercera edad, reajustable mes a mes según la suba del costo de vida. Esta es la primera medida. Y hay que terminar con los abusos de las empresas formadoras de precios poniendo precios máximos acordes a los ingresos populares y obligar a los empresarios a que los pongan a la venta a ese valor. Si no lo hacen o desabastecen, se les tiene que incautar la producción como lo dispone la Ley de Abastecimiento, se les puede incluso clausurar el establecimiento y poner en prisión a sus responsables. Esto nunca se aplicó.
También hay que eliminar el IVA del 21% de la canasta familiar, lo que abarataría los precios. Y anular los tarifazos. Y si se deja de pagar la deuda externa y se imponen fuertes impuestos a las grandes fortunas, bancos y multinacionales, ahí está la plata para construir un plan de viviendas para reactivar la economía y dar trabajo genuino.
Con el Frente de Todos hay una tremenda inflación, con el macrismo las tarifas subían sideralmente y con la dolarización de Milei se iría directo a la hiperinflación (un dólar a 10.000 pesos) y a la pulverización de salarios y jubilaciones. Solo el Frente de Izquierda propone un plan económico de emergencia, obrero y popular, para terminar con la inflación y salir de la crisis, en las luchas y en las elecciones.