Apr 25, 2024 Last Updated 4:12 PM, Apr 25, 2024

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista en el FIT-Unidad

Las cifras de femicidios y transtravesticidios en nuestro país siguen siendo alarmantes: uno cada veintisiete horas, a lo que se le suma el aumento de la violencia de género durante la cuarentena. Las medidas resultan insuficientes a pesar de los 18.000 millones de pesos destinados al plan.

El gobierno presentó el Plan Nacional de Acción contra la Violencia de Género para el período 2020-2022. El anuncio lo hizo la ministra Elizabeth Gómez Alcorta junto a Alberto Fernández en Olivos, el pasado 3 de julio. Sin dudas, era uno de los anuncios más esperados ya que la violencia machista no cesa.

El informe tiene 235 páginas en las que se enumeran 27 medidas y 144 acciones. Con el título rimbombante en el prólogo “Más que un plan, un cambio de paradigma”, la ministra sostiene que “estamos impulsando políticas públicas que permitan crear condiciones materiales para que las personas y grupos más afectados por las violencias de género puedan desarrollar un proyecto de vida autónomo. El acceso a la vivienda, a la formación laboral y al empleo forman parte de esta definición de políticas de protección integral”. Palabras contundentes, pero veamos en concreto cuáles son las medidas que propone.

En relación con la formación laboral y el empleo, aparecen una serie de capacitaciones para que las víctimas puedan acceder a un mejor trabajo. A su vez, propone una mesa de diálogo con las cámaras empresariales para promover la incorporación de licencias por violencias de género en el sector privado. De lograrse las licencias con goce de sueldo serían un paso adelante muy valioso. Por otro lado, se lanza el programa Acompañar, que consiste en dar una ayuda económica a las personas que se encuentran en situación de riesgo. Pero esa ayuda solo será de 16.875 pesos y por seis meses. 

En relación con el acceso a la vivienda, si bien el plan habla de construir/refuncionalizar doce refugios en todo el país y de armar un convenio con los hoteles para que se destinen plazas para albergar transitoriamente a las víctimas, no vemos que haya una verdadera solución habitacional para quienes se vean obligadas a irse del hogar donde se encuentra el violento. Creemos que sería fundamental dar una solución a esta problemática, por ejemplo, acondicionando ya las viviendas ociosas que existen y con un plan de viviendas a corto plazo para que quienes sufrieron violencia de género tengan su casa propia.

En relación con la línea 144 que recibe las denuncias por violencia de género, correctamente se propone en el plan mejorar la coordinación con otras líneas nacionales y, a la vez, se compromete a incorporar más trabajadorxs. Esto es importante porque actualmente se encuentra totalmente desbordada debido al aumento de las llamadas que hubo desde el inicio de la cuarentena. Pero haciendo caso omiso a los reclamos de quienes ya están trabajando en la línea, las nuevas incorporaciones serán con contratos tercerizados y, de esta manera, continuará la precarización que vienen denunciando desde hace años lxs trabajadorxs.

El aborto voluntario no es parte del plan del gobierno

Por último, y no por ello menos importante, queremos señalar que no aparece mencionado el aborto voluntario como una política necesaria y urgente para terminar con la violencia que implica la clandestinidad. No solo es el maltrato por parte de quienes obstaculizan los derechos ya conquistados, como son los abortos legales por causales, sino que también son violentadas las personas que acuden a los centros de salud por complicaciones de abortos mal practicados. Las internaciones por este motivo, de acuerdo con el último dato disponible del Ministerio de Salud de la Nación, ascienden a 39.025 personas en 2016.

Por todo lo expuesto creemos que el plan que presentó el gobierno es insuficiente. Por supuesto que tiene incorporadas algunas de nuestras demandas, y eso es producto de años de nuestra lucha callejera e incansable. Exigimos que se cumplan inmediatamente. Pero no nos podemos engañar, este plan no responde a todos nuestros reclamos ni tampoco a todo por lo que luchamos. Por eso debemos seguir movilizadas como lo venimos haciendo, y también organizadas de manera independiente de todos los gobiernos. Esa será la única garantía para conquistar nuestros derechos. Lo dijimos en las calles, en las redes y lo volvemos a decir, queremos que se cumpla el #NIUnaMenos y el #AbortoLegal.

 

 

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista, FIT-Unidad

Las mujeres, lesbianas, travestis, trans e identidades no binaries sufrimos todo tipo de maltrato y discriminación. Durante el aislamiento preventivo y obligatorio que rige en nuestro país desde el 20 de marzo la violencia de género aumentó. Tanto es así que las llamadas a la línea 144 que atiende las denuncias aumentaron casi 40%, según lo reconoció Elizabeth Gómez Alcorta, responsable del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. La ONU ya había recomendado a los distintos mandatarios que tomen medidas especiales para contener y acompañar a las víctimas durante la pandemia, ya que en contextos de aislamiento y encierro la violencia recrudece. 

En la Argentina las cifras de femicidios y transtravesticidios se mantienen altas. Desde el 20 de marzo hasta el 12 de junio, según el Observatorio de la Casa del Encuentro se registraron sesenta y siete femicidios. De hecho, durante la cuarentena bajaron todos los delitos menos la violencia de género. Pese a esto, el ministerio no ha tenido una política pública que revierta esta situación. A seis meses de la asunción del gobierno peronista de Alberto Fernández y con una situación de emergencia sanitaria y social sin precedentes, las mujeres, lesbianas, travestis, trans e identidades no binaries continuamos sin respuestas.

Un informe publicado el 24 de junio en el portal lavaca.org  revela que solamente se ejecutó 26,48% del presupuesto asignado para ese ministerio. Es sorprendente, ya que a esta altura del año debería acercarse al 50%, más si se tiene en cuenta que el presupuesto total es miserable e insuficiente y por el aumento de la violencia machista. El riesgo de la subejecución del presupuesto reside en que se reasignen partidas de dinero que no se usaron a otros sectores. Así lo plantea la normativa vigente, trimestralmente se deben rendir cuentas sobre lo que se gastó y, en el caso de que no se haya gastado todo lo asignado para ese período, el Poder Ejecutivo puede destinar las partidas no utilizadas a otros sectores. De concretarse, es sumamente peligroso, ya que reduciría aún más el escaso presupuesto.

Desde Isadora e Izquierda Socialista en el FIT-Unidad hacemos un llamado de atención frente a esta subejecución. Pero sobre todo decimos que es inadmisible que se destinen solo $11 por mujer por año para combatir la violencia de género, lo mismo que ya había designado Macri en 2019. Contar con un presupuesto acorde para atender esta problemática, que es de vida o muerte para las mujeres e identidades no hegemónicas, es fundamental. Exigimos aumento del presupuesto para construir nuevos refugios y acondicionar los que ya existen, junto con una política integral de atención a las víctimas. Exigimos acompañamiento psicológico con perspectiva de género y patrocinio legal gratuito, una vivienda para quienes se vean obligadas a irse de la casa en la que se encuentra el violento y un subsidio económico que cubra la canasta básica. Estas medidas son urgentes. Necesitamos que se declare la emergencia en violencia de género con un presupuesto acorde, a partir del no pago de la deuda externa, la quita de subsidios a la Iglesia Católica y un impuesto a las grandes riquezas para que la crisis no la paguemos las mujeres trabajadoras y los sectores populares.

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista/ FIT Unidad

En el Congreso se está debatiendo una ley para regular el teletrabajo o home office, una modalidad que la cuarentena impuso con la aparición de los primeros casos de Covid-19. Fue consensuada entre el Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC), con especial atención al reclamo de los empresarios y acordada con la burocracia sindical. Los medios de comunicación dicen que con esta ley se busca fijar los requisitos mínimos para garantizar derechos y obligaciones de los y las trabajadoras que luego serán incorporados en los convenios colectivos de trabajo. Pero con la sanción de esta ley se consuma un nuevo ataque a nuestros derechos y se avanza en la precarización laboral.

Para las mujeres es presentada como una “posibilidad de aliviar nuestras tareas”, ahorrándonos, por ejemplo, el viaje a nuestros trabajos o el pago de una niñera. Pero el teletrabajo afecta a sectores, como docentes y estatales, donde la mayoría somos mujeres, refuerza la división sexual del trabajo y la doble jornada, partiendo de estereotipos y poniendo a las mujeres como responsables de las tareas hogareñas.

La realidad de nuestros hogares es caótica, de un día para el otro se transformaron en nuestros lugares de trabajo, de estudio y de vida. Pasamos a convivir las veinticuatro horas del día todos los integrantes de la familia, compartiendo los mismos espacios y las mismas pantallas. Sí, las tareas escolares y el teletrabajo los realizamos al mismo tiempo y en el mismo lugar, pagando de nuestros bolsillos los aumentos por el consumo de luz, gas e internet y utilizando nuestras computadoras y celulares al borde del colapso. Muy lejos está el mundo ideal donde las casas tienen escritorios personales, sala de juegos, dormitorios separados y un comedor aparte. Esa distribución solo existe en la ficción que nos muestran en las películas. La realidad cotidiana de las familias trabajadoras está muy lejos de esa imagen porque en nuestros hogares hay una sola mesa que compartimos entre todos los integrantes de la familia, allí se come, se estudia y se trabaja. Ni hablar de la situación que se vive en los barrios populares, donde muchas veces ni siquiera hay acceso al agua potable. A casi cien días de declarada la cuarentena el gobierno nacional y los provinciales no han garantizado las condiciones dignas en el hogar para el teletrabajo o para el estudio de niñes y adolescentes. Regularizar esta situación, como pretenden desde el Congreso con este proyecto de ley de teletrabajo, es institucionalizar un estado de excepcionalidad en detrimento de nuestros derechos.

Hace unas semanas, en El Socialista comentamos una encuesta que realizaron las trabajadoras del Ferrocarril Sarmiento que integran la agrupación Mujer Bonita es la que Lucha, en la que se advierte que el 60% de las trabajadoras ferroviarias son el único sostén económico del hogar  (https://bit.ly/2BtPxcD). Estos datos se corresponden con la realidad del conjunto de las trabajadoras, ya que somos las mujeres las jefas de los hogares más humildes. Sobre nosotras recae el sostén económico y emocional de nuestros hijes, sin ningún tipo de ayuda ni acompañamiento estatal. Durante la cuarentena las mujeres somos cuidadoras de tiempo completo y a eso se le suma la sobrecarga del teletrabajo en la que no se respetan siquiera las horas de descanso. Así nuestros cuerpos reciben una sobrecarga que conlleva graves consecuencias para nuestra salud. Exigimos una cuarentena con derechos, sin despidos, suspensiones ni rebaja salarial y con licencias pagas para las madres y padres que tengan a su cargo hijes y adultes mayores. Por eso advertimos que la “regularización” del teletrabajo por fuera de la situación de excepcionalidad de la cuarentena y la pandemia del Covid-19 estará al servicio de profundizar la precarización laboral, la flexibilidad de nuestras tareas y reforzará la doble jornada laboral.

 

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista en el FIT/ Unidad

El pasado 13 de junio se cumplieron dos años de la media sanción al proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Recordamos con mucha emoción aquella jornada de lucha por el aborto legal en la que estuvimos frente al Congreso con temperaturas bajo cero durante más de veinte horas. Sin embargo, esa alegría nos duró menos de dos meses, porque el 8 de agosto de ese mismo año senadores peronistas, radicales, kirchneristas y de Cambiemos votaron en contra, votaron para que continúe el aborto clandestino, uniéndose con los sectores eclesiásticos más reaccionarios y conservadores en una fuerte cruzada contra las mujeres y disidencias. A dos años de aquella jornada histórica seguimos reclamando que el aborto #SeaLey.

En la Argentina se realizan aproximadamente 54 abortos por hora, 1.300 por día, entre 370.000 y 520.000 al año. El aborto es una realidad y un problema de salud pública; que no se le dé prioridad a esta problemática es responsabilidad del gobierno. Los abortos inseguros causan graves secuelas físicas en los cuerpos gestantes: hemorragias, infecciones, peritonitis, rotura uterina, lesiones en vagina y útero, infertilidad, entre otras. La muerte es la consecuencia más extrema y no es casualidad que quienes la sufren sean las personas más pobres que no tienen posibilidad de acceder a un aborto con los cuidados necesarios.

Un informe elaborado por el portal feminista Latfem, en colaboración con Amnistía Internacional, denominado “Sin ley: zona de riesgo”, relata la historia de las catorce mujeres y niñas que murieron por abortos inseguros desde que el Senado dijo que no a la legalización del aborto voluntario. Los datos fueron recolectados de los casos que fueron noticia en los medios de comunicación, ya que no hay registros actualizados que den cuenta de estas situaciones, que seguramente son más, pero la clandestinidad no permite que se lleve un registro exhaustivo. Seis mujeres del conurbano bonaerense, tres santiagueñas, una niña wichí de Chaco y otra niña salteña, una joven de 22 años en Formosa y una madre de dos hijos pequeños en Catamarca. Todas muertes evitables.

Alberto Fernández mira para otro lado

El presidente se pronunció en varias oportunidades a favor de la legalización del aborto y anunció el 1° de marzo que enviaría un proyecto propio distinto del de la Campaña Nacional. Pero, fiel a su doble discurso, hasta el momento no lo dio a conocer y, según sus declaraciones, su proyecto fue consensuado con los “celestes”, en referencia al color del pañuelo de quienes se oponen a la legalización del aborto voluntario. Luego vino el aislamiento preventivo obligatorio, el Congreso comenzó a funcionar virtualmente y hasta el momento nada.

Llamativamente, en vísperas del 3J, que conmemora el #NiUnaMenos, Alberto Fernández fue entrevistado en Radio Metro y al ser consultado por el tema reconoció que ​no se tratará en el corto plazo, alegando que tiene “otras urgencias que van desde la pandemia hasta la deuda externa”. Pero insistimos, el aborto es un problema de salud pública y en este contexto debería ser prioritario, ya que hasta el acceso a las interrupciones legales de los embarazos (ILE) presentan todo tipo de dificultades que van desde la falta de información hasta la demora en la atención, entre otras.  

Que se apruebe el proyecto de la campaña

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y gratuito está integrada por más de setecientas organizaciones políticas, sociales, culturales, de derechos humanos, etcétera. El año pasado presentó por octava vez en el Congreso el proyecto de ley que fue elaborado por el movimiento feminista y recoge los aportes del debate parlamentario de 2018. En su texto se establece la gratuidad de la práctica y que la sola decisión de la mujer o persona gestante baste para que se le garantice la interrupción del embarazo de manera gratuita, hasta la semana catorce. Este es el proyecto de la #MareaVerde y tiene estado parlamentario, es decir que se podría votar ahora si hubiera voluntad política para hacerlo. Por eso exigimos que se apruebe inmediatamente el proyecto de ley de la Campaña, sin dilaciones y sin concesiones a las iglesias y sectores conservadores que se interponen a nuestras necesidades urgentes e imperiosas. A dos años de aquella jornada histórica seguimos gritando #AbortoLegalYa.

La semana pasada, y en el marco del quinto aniversario del #NiUnaMenos, conocimos el fallo de la Justicia chubutense que establece que no irán a la cárcel quienes violaron colectivamente a una niña de 16 años, hace ocho años. El escandaloso fallo se sumó a la frase justificatoria que utilizó el fiscal Rivarola para referirse al hecho como “desahogo sexual”. Desde Isadora nos sumamos al repudio generalizado que surgió frente a este nuevo accionar de la justicia patriarcal.

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) Izquierda Socialista/FIT Unidad

El hecho ocurrió en 2012, en el marco de una fiesta en una casa ubicada en Playa Unión. Allí fue donde un grupo de cinco varones violaron a una chica de 16 años a la que marcaron para siempre. Tanto es así que ella tuvo un intento de suicidio y hasta se mudó a Buenos Aires con toda su familia. La víctima recién pudo contarlo en sus redes sociales en febrero del año pasado. Una vez realizada la denuncia, comenzó la investigación que reveló que quienes participaron del hecho fueron jóvenes pertenecientes a familias conocidas en la zona por su gran poder político y económico. Fue a partir de entonces que se los conoció como los “hijos del poder”. Luego de un año y con un  juicio abreviado a cargo del fiscal Rivarola, se dejó a dos de los cinco involucrados sobreseídos. Los tres restantes, tras reconocer el hecho y llegar a un acuerdo, recibieron una pena de tres años de prisión en suspenso, es decir que no irían a la cárcel, garantizando su impunidad. Tan escandaloso como esta condena fue el término que el fiscal Rivarola utilizó en el expediente considerando que se trató de un “accionar doloso de desahogo sexual”.

Rápidamente, el repudio generalizado al accionar de la Justicia se hizo sentir. Desde el movimiento feminista, con acciones callejeras en la ciudad de Puerto Madryn (donde tienen sus empresas los familiares de los acusados) y a través de las redes sociales, la frase “desahogo sexual” fue categóricamente rechazada por pretender justificar una violación en grupo. Es más, a través de la plataforma Change.org se juntaron cientos de miles de firmas exigiendo el juicio político (jury) al fiscal Rivarola. Más indignación causó el hecho de que el fallo se conoció mientras conmemorábamos el quinto aniversario del #NiUnaMenos, un hito en nuestro país y en el mundo de lucha contra la violencia de género. De hecho, el fallo se sintió prácticamente como una provocación por parte de la justicia patriarcal al movimiento de mujeres y disidencias. Tanto fue así que hasta la propia ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, señaló la falta de perspectiva de género en la Justicia, aunque sin nombrar al fiscal y sin plantear ninguna medida frente a la impunidad. Quizás una de las voces más contradictorias fue la de Rita Segato, una reconocida antropóloga dentro del feminismo, quien en el programa Pasaron cosas, de Radio Con Vos, se desdijo de las críticas que había manifestado contra Rivarola por la utilización de la frase “desahogo sexual” y remarcó sobre el fiscal “que en este caso hizo a la justicia actuar de una manera cierta”. Esta defensa por parte de Segato del accionar patriarcal de la justicia (tanto del juicio abreviado como del fallo de Rivarola) es equivocada porque lo que sucedió en este caso fue que los hijos del poder que violaron en grupo a una chica de 16 años quedaron impunes.

Desde Isadora, y como parte del movimiento en contra del accionar de la justicia patriarcal, elaboramos un comunicado en el que expresamos nuestro más enérgico repudio a la calificación de la causa y denunciamos al fiscal por su accionar, que benefició a los violadores. (Ver https://bit.ly/2AkEG4y ) Saludamos la valentía de la joven y su familia que a pesar de haber sufrido todo tipo de amenazas como suele suceder en estos casos, se animaron a denunciar a los violadores y reclamaron justicia. Seguimos transitando una oleada de luchas feministas que, lejos de detenerse, muestra a cada paso su alto grado de fortaleza. Nuestro compromiso es el de seguir luchando para que se haga justicia por todas las víctimas de violencia sexual y que los violadores vayan presos. Y decimos, junto al movimiento feminista chubutense, ningún “desahogo sexual”, fue violación grupal. 

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