
Escribe Liliana Olivero, primera candidata a diputada nacional por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Juan Schiaretti, exgobernador de Córdoba y candidato por Provincias Unidas, y Natalia de la Sota, hija del fallecido exgobernador y candidata por Defendamos Córdoba, buscan captar el voto peronista de la provincia. Ese electorado, que durante años acompañó a la derecha de Mauricio Macri primero y a Javier Milei después, hoy se encuentra fuertemente golpeado por la crisis generada por el gobierno nacional. Muy detrás en intención de voto aparece Pablo Carro, de Fuerza Patria.
Frente a la debacle del gobierno nacional, el peronismo cordobés se presenta dividido en tres sectores. Sin embargo, ninguna de estas opciones representa una salida. Todas gobernaron el país o la provincia y son parte del mismo problema. Esos dirigentes se presentan como si tuvieran la fórmula para resolver los males que ellos mismos ayudaron a crear, y recurren al engaño para diferenciarse del gobierno nacional o, incluso, de su propio rol en estos casi dos años.
Schiaretti y Martín Llaryora fueron los principales aliados de Milei. No solo aportaron funcionarios y votos para aprobar la Ley Bases -madre del ajuste- sino que garantizaron la gobernabilidad que exigía el Fondo Monetario Internacional. Ahora, en campaña, critican el superajuste nacional que acompañaron y replicaron en Córdoba. Denuncian la pérdida del poder adquisitivo mientras las y los estatales, la docencia y las jubilaciones se acercan a la indigencia. La precariedad y la pobreza crecen, mientras la deuda provincial dolarizada se paga con un ajuste que favorece a los grandes empresarios, beneficiarios permanentes de este modelo. No tienen un plan distinto al de Milei ni al que impone el FMI; apenas intentan disimularlo con un discurso menos brutal.
De la Sota hija, con el respaldo de los medios, la burocracia sindical y los empresarios, intenta presentarse como una renovación. Sin cuestionar al gobierno provincial del que fue parte (votando incluso leyes de ajuste como el recorte a las y los jubilados), busca captar el voto de quienes rechazan el dinosaurismo del peronismo cordobés aliado a la ultraderecha. Se proyecta como un recambio proempresarial para un PJ cordobés desgastado. Al igual que Schiaretti, su propuesta central es eliminar las retenciones, un beneficio directo a los grandes agroexportadores que siguen enriqueciéndose mientras el pueblo trabajador se hunde en la pobreza.
Carro, actual diputado y candidato a la reelección, intenta diferenciarse con un discurso más crítico. Sin embargo, al igual que el resto del peronismo kirchnerista, ha actuado como un freno en las calles, evitando que la ruptura con el Gobierno nacional se exprese con mayor fuerza. De la mano de la CGT, su sector viene impidiendo un nuevo paro general de 36 horas para derrotar la motosierra de Milei. Su estrategia es la del desgaste: criticar sin enfrentar y postularse en 2027. Como parte del anterior gobierno, dejaron un saldo nacional de 42% de pobreza y 200% de inflación.
Todos llegan a las elecciones maquillando su discurso y buscando alguna banca, lejos de cualquier intención de resolver los problemas del pueblo trabajador. Todos gobernaron (y muchos aún gobiernan), demostrando ser parte del mismo entramado de poder que generó la crisis. Por eso, sostenemos que para fortalecer la lucha, tanto en las calles como en el Congreso, es necesario votar las candidaturas del FIT-U, que venimos enfrentando a todos los gobiernos. Junto a eso, proponemos una salida de fondo: dejar de pagar la deuda y romper con el FMI para destinar esos millones de dólares a resolver las necesidades urgentes del pueblo trabajador.










