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Semanas de olas de calor y cosechas devastadas / No es (solo) sequía, es saqueo

Publicado en El Socialista N° 553
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Escribe Nicolás Nuñez, referente de Ambiente en Lucha / Izquierda Socialista e independientes

Si bien la sequía puede ser un fenómeno habitual provocado por causas naturales, su prolongación y reiteración también puede ser resultado del accionar del sistema capitalista. ¿Calentamiento global? Sí, pero no solo se trata de eso.

La noticia se coló en la agenda política porque los grandes empresarios del campo, recientemente beneficiados por el “dólar soja” para sus exportaciones, ahora salieron a golpear la puerta del despacho de Sergio Massa para pedir “ayuda” ante la sequía. El 55% del país se vio afectado en los últimos meses por el fenómeno, que potenció las olas de calor letales para la producción de fines del 2022, reduciendo un 35% los cultivos de trigo, entre otras consecuencias dramáticas para la economía local.

En su discurso, los empresarios agropecuarios hablan de la necesidad de soporte estatal para hacer frente al fenómeno “natural” de “La Niña”, un evento meteorológico estacional que, si bien tiene el efecto global de atemperar la temperatura de los océanos y con ello del planeta, en nuestra región potencia la aridez en la zona centro del país. Efectivamente, “La Niña” existe, y no es habitual que se estire tres años; pero, en primer lugar, hay que decir que la ciencia está avanzando en determinar cómo el proceso de balances entre “El Niño” y “La Niña” está siendo afectado por el calentamiento global impulsado por las lógicas de anarquía y competencia del capitalismo imperialista, de las cuales las patronales del agronegocio son abanderadas en nuestro país.

En segundo lugar, señalar que los efectos de “La Niña” y de las olas de calor, que son cada vez más frecuentes fruto del calentamiento global, no actúan en el vacío sino sobre políticas y procesos de explotación y apropiación de la naturaleza que potencian sus aspectos más dañinos. Algunos de ellos son continentales, como el avance de la destrucción de la Amazonia que desde el Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) vinculan a la extensión de la estación seca en nuestro país. Y otros locales, de los cuales son protagonistas los intereses empresariales de los grandes propietarios del campo: el avance del desmonte; el incendio y destrucción sistemáticos de humedales y el posterior cambio en el uso del suelo; la permanente extensión del monocultivo para la generación de divisas; el uso depredatorio y sin resguardos ambientales del Río Paraná (la “Hidrovía”); entre otras prácticas habituales amparadas y promovidas sea por los gobiernos peronistas o de la oposición patronal de Juntos por el Cambio a pesar de que están prohibidas por leyes vigentes.

“Récord de temperatura”, “récord de duración de sequía”, “récord de bajante del Río Paraná”, el calentamiento global nos depara estos títulos periódicamente. Que Argentina no sea de los principales emisores de gases de efecto invernadero no implica que no sea necesario discutir qué hacer ante esta realidad. Desde Ambiente en Lucha e Izquierda Socialista entendemos que lo primero es terminar con el régimen de saqueo y destrucción ambiental que promueven los gobiernos patronales, el FMI y las multinacionales. Hay que terminar con los históricos privilegios del agronegocio, para redistribuir las tierras productivas en función de los intereses de las mayorías populares; recuperar el control del comercio exterior y del Río Paraná que hoy está en manos de un puñado de multinacionales; imponer una ley de humedales que verdaderamente los proteja, así como también meter presos a los empresarios que incendian sistemáticamente; impulsar prácticas agroecológicas y prohibir el uso de los agrotóxicos, entre ellos los que promueve el nuevo Jefe de Asesores del presidente, Antonio Aracre. Son todas medidas que permitirían combinar la lucha contra el calentamiento global con la pelea por terminar de una vez con tener sumidas en el hambre y la pobreza a decenas de millones de personas en un país que genera alimentos para centenas de millones.