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No a la prohibición del lenguaje inclusivo y no binario en las escuelas


Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora electa CABA por Izquierda Socialista/ FIT Unidad
 
Por Resolución Nro. 2566/2022 el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la Ministra de Educación Soledad Acuña, prohibieron el uso del lenguaje inclusivo y no binario en las escuelas porteñas. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad repudiamos esta normativa que viene de la mano de las iglesias y de sectores conservadores, que buscan disciplinar a la docencia y atacar las luchas feministas que en los últimos años vienen ganando las calles.

El argumento central de Larreta y Acuña es que supuestamente el uso del lenguaje inclusivo y no binario en las aulas trajo aparejado un bajo rendimiento en las pruebas estandarizadas, aunque no presentaron ninguna evidencia que lo demuestre. Las pruebas estandarizadas (que los gobiernos locales y los organismos financieros internacionales insisten en aplicar) no son elementos pedagógicos sino “evaluaciones” que se aplican sin tener en cuenta la situación de cada institución, ni mucho menos la de cada estudiante y sus familias.

De esta manera, pretenden eludir la responsabilidad del gobierno frente al fracaso escolar. En la ciudad de Buenos Aires, Larreta redujo el presupuesto educativo afectando las condiciones de enseñanza y aprendizaje. Los resultados están a la vista: graves problemas de infraestructura y salarios de miseria que deterioran la calidad educativa.

Defendemos a quienes usan el lenguaje inclusivo y no binario

Es importante aclarar que no existe en nuestro país una legislación que establezca un determinado uso oficial del castellano. Todos los dialectos conviven y son utilizados por quienes hablan sin ningún tipo de regulación. El lenguaje como cualquier práctica social es dinámico y acompaña los cambios sociales. Así palabras como “chatear” o “googlear” aparecieron con el uso masivo de las tecnologías y a nadie se le ocurrió prohibirlas.

En los últimos años, con la irrupción del movimiento feminista y en particular de las disidencias, surge la necesidad de nombrar a todas las identidades de género sin discriminación, eliminando la connotación sexista y machista del uso genérico del masculino, identificado con la letra “o”. Así como usamos la letra “a” para las identidades femeninas, empezamos a utilizar con mayor frecuencia los pronombres neutros (sin carga genérica) y apelamos a las letras “x”, “@” y “e” para referirnos a todas las identidades de género, entre ellas a quienes se identifican por fuera del binarismo (masculino-femenino).

No es casualidad que de todas las variedades y usos lingüísticos solo se está prohibiendo el uso del lenguaje inclusivo y no binario. De esta manera se busca atacar al movimiento feminista y a sus luchas con las que se obtuvieron leyes como el matrimonio igualitario, la identidad de género, la interrupción voluntaria del embarazo y el cupo laboral travesti-trans. Conquistas por las que seguimos peleando para que se implementen sin restricciones.

Por otro lado, discrepamos con Juan Grabois que en Twitter escribió “En mi barrio hay pibes de sexto que no saben leer ni escribir. Acá nos importa un rabanito sus discusiones exclusivas”. El referente de Patria Grande y seguidor del Papa Francisco, minimiza el debate como si fuera una “cortina de humo” dejando  correr la prohibición. Lo opuesto a lo que hacemos desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad, que denunciamos esta censura y el ataque que significa a la docencia, al movimiento feminista y en particular a las disidencias. Sostenemos que son luchas muy importantes e indisociables. No las subestimamos por ser luchas democráticas ya que están en juego los derechos humanos como el derecho a la identidad o el derecho a la  educación. Como feministas socialistas somos parte de esta batalla y la damos con toda nuestra fuerza, sin abandonar nuestra perspectiva por una sociedad sin opresión ni explotación.