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¿Qué pasa con la segunda dosis de las vacunas?

Publicado en El Socialista N° 507
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Escribe Adolfo Santos

Los datos de los últimos días no son nada alentadores para el gobierno de Alberto Fernández. La pandemia parece no tener fin y la situación económica solo empeora generando un malestar generalizado en la población trabajadora que empieza a perder la paciencia.

En vistas de la campaña electoral, la propaganda oficial del gobierno peronista trata por todos los medios de generar noticias positivas, diciendo que la vacunación está avanzando, que están llegando nuevas partidas y que se acaban de comprar 24 millones de dosis de Sinopharm. Sin embargo, la realidad nos demuestra que estamos lejos de conseguir la inmunidad necesaria para resolver esta compleja situación. Alrededor de 16 millones de personas recibieron la primera dosis y apenas 4 millones de personas la segunda.
El discurso oficial se choca con esta realidad que se cobra centenas de vidas diarias. A este ritmo, en pocos días podremos superar los 100 mil muertos, consolidando una triste estadística, nuestro país está en el número doce de mortalidad y en el octavo lugar en infectados. Todos los hogares sufren por sus enfermos, por los que están en terapia y hasta por la pérdida de familiares. A diferencia de lo que dice la propaganda oficial, no hay nada a conmemorar.

El plan del gobierno es un fracaso completo

Influenciado por las relaciones con el empresario farmacéutico Hugo Sigman, el gobierno peronista pagó por 20 millones de dosis de AstraZeneca que no llegaron a tiempo. Mientras tanto, el mismo empresario, fabricaba en su planta de Garín 100 millones de dosis que enviaba a fraccionar en México porque supuestamente no teníamos capacidad para hacerlo en nuestro país. Ahora sabemos, que los laboratorios Richmond, están fraccionando aquí la Sputnik V. Argentina tenía la vacuna de AstraZeneca y se la llevaron del país mientras millones de personas esperaban ser vacunadas y miles morían, ante la pasividad del gobierno frente a las maniobras comerciales de los laboratorios.
Nada de lo que ha hecho el gobierno hasta aquí ha sido suficiente. Primero apostaron en AstraZeneca, que no cumplió con los compromisos de entrega a pesar de haber pagado el 60%. Ahora negoció con Putin y la Sputnik V, que además de ser enviada las vacunas en cuenta gotas, no entrega la segunda dosis por problemas de producción.
Ante la falta de segundas dosis de la Sputnik V, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, sin mostrar pruebas científicas, equiparó el primer componente de la vacuna rusa con la dosis única de Johnson & Johnson. Una improvisación irresponsable, mientras siguen en aumento los contagios y las muertes.

Tampoco la oposición patronal de Juntos por el Cambio que gobierna en CABA y varias provincias, ha tenido una política capaz de enfrentar la pandemia. Su única propuesta hasta aquí es insistir en acuerdos con Pfizer, sin cuestionar el negociado de las multinacionales farmacéuticas. Discutir si Pfizer o Sputnik, como hacen gobierno y oposición patronal es vicioso. Lo que hay que decir es que se puede producir aquí y no se hizo porque el gobierno peronista no quiso cambiar la lógica capitalista que privilegia la ganancia por encima de la salud. El gobierno del Frente de Todos pide junto a 99 países la liberación de las patentes, pero no actúa en consecuencia. Se podrían haber evitado miles de muertes si se hubiera actuado con celeridad y con una vacunación masiva con dos dosis, algo que teníamos condiciones de hacer porque en Garín se fabricaron 100 millones de dosis.
El único sector político que se plantó frente a los laboratorios exigiendo la liberación de patentes fue el FIT-Unidad. La pandemia continúa y está lejos de resolverse. Por eso el FIT-Unidad presentó un proyecto que plantea que la empresa mAbxience, de Hugo Sigman y fabricante de AstraZeneca, se debe incautar para disponer de forma inmediata de los millones de dosis que allí se producen. Junto con eso, tenemos que exigirle al gobierno centralizar y controlar la producción del resto de las vacunas proyectadas para inmunizar, como las del laboratorio Richmond. Solo así será posible disponer de vacunas para todas y todos para enfrentar de verdad a la pandemia.