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¿Los salarios le ganan a la inflación?

Escribe Pablo Almeida, legislador porteño Izquierda Socialista/FIT Unidad y delegado general Ministerio de Economía
 
El presidente, que firmó como testigo el acuerdo paritario del sindicato que conduce Sergio Palazzo con las cámaras del sector, expresó: “Eso va impulsando algo que a nosotros nos preocupa mucho, que es que los trabajadores y cada argentino tenga más derechos. Lo que más me importa es que el sueldo de los trabajadores no se retrase respecto de la inflación y le gane, porque ya se atrasaron muchos años”. Vale preguntarse qué medidas concretas tomó el gobierno para combatir la inflación. Ninguna.
En consonancia con lo manifestado por Fernández, Héctor Daer de la CGT reclamó al gobierno que el Ministerio de Trabajo convoque a las paritarias de todos los gremios que firmaron aumentos salariales que ya fueron superados por la inflación. Vale aclarar que Daer es el titular del gremio de la Sanidad (Atsa) a la que las multimillonarias patronales le niegan el aumento y recién ahora Daer está pensando en una medida de fuerza.

Todos los pasos que da la burocracia sindical peronista están previamente acordados con el gobierno. Sus declaraciones son en modo electoral. En lo posible todo debe parecer mejor de lo que en realidad es. Y evitan a toda costa salir a pelear aunque la bronca crece por abajo.
Palazzo, en su momento, se apuró en acordar, en el mes de enero, el 29% de incremento salarial, en línea con la pauta oficial de inflación prevista (dibujada) en el presupuesto nacional, que repentinamente pasó a ser papel mojado.  
ATE y UPCN que firmaron por el 35% en seis cuotas hace apenas un mes quedaron en falsa escuadra como muchas conducciones burocráticas que pautaron incrementos similares. Es por esto que Hugo Godoy (ATE) le envió una carta al gobierno pidiendo revisar la paritaria que él mismo firmó un mes atrás.

La inflación prevista para 2021 rondará el 50%, según la opinión de distintas consultoras. ¿Cómo pudieron firmar esos acuerdos si ellos ya lo sabían? La burocracia es muchas cosas, pero no ingenua. Aquellos que aceptaron acordar sus convenios con aumentos de 29% y 35% en cuotas que se terminarán de pagar en marzo de 2022, y más tarde también, eran conscientes de lo que  hacían, rebajar el salario del trabajador.

Gracias a los servicios de las conducciones burocráticas en los últimos tres años el salario ha perdido entre el 20%  y el 25% de su poder adquisitivo. La burocracia pacta con los gobiernos de turno aumentos insuficientes y en cómodas cuotas, de esta manera van siempre detrás de los aumentos de precios. Por ello, aun con revisión incluida, el salario no le ganará a la inflación. Toda la burocracia sindical es cómplice de los ajustes.

Hay que exigirle a la CGT y las CTA que rompan la tregua con el gobierno. Se necesita ya mismo un aumento salarial de emergencia para que ningún trabajador gane menos que el valor de la canasta familiar (calculada, según la junta interna de ATE-Indec, en 99.930 pesos), que se debe actualizar mes a mes según la real suba del costo de vida. Al mismo tiempo hay que asegurarse de que se abran todas las paritarias. No lo vamos a lograr sin lucha. El ejemplo de que se puede lo dieron los “elefantes”, los trabajadores de salud de Neuquén, que decidiendo en asambleas y coordinando a la lucha en  forma autoconvocada  lograron arrancarle un aumento  del 53%, no solo al gobierno del MPN, sino a la propia conducciones provinciales de ATE y UPCN que habían firmado un bochornoso 12%.

Desde el Plenario del Sindicalismo Combativo, con el Pollo Sobrero y los ferroviarios de la Bordó, Ademys, los Suteba multicolores, el Sutna y tantos otros, decimos que el aumento salarial es el principal reclamo y que la lucha es el único camino. Del mismo modo que desde el Frente de Izquierda Unidad lo reclamamos como primer punto de nuestro programa de emergencia ante la crisis.