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Por una auténtica solución al drama de la vivienda

Publicado en El Socialista N° 479
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Escribe Claudio Funes

El déficit habitacional del país alcanza a casi cuatro millones de familias, aproximadamente un tercio de la población. Los sectores más empobrecidos, unos 1,5 millones, necesitan una nueva vivienda. El resto habita en casas con distintos déficits, construidas con materiales inadecuados, sin servicios o en condiciones de hacinamiento. 

La toma de Guernica es una impresionante postal del drama de los sin techo.

Para comprender el problema en su real magnitud debemos hacer cuentas: una vivienda del tipo Procrear, de 51 metros cuadrados (módulo inicial, sistema constructivo tradicional), tiene un costo de 19.861 dólares, más de 2,6 millones de pesos (con dólar ahorro a 132 pesos, 390 dólares el metro cuadrado).

El presupuesto nacional para el año 2021 destina al rubro Vivienda y Urbanismo una suma que supera los 1.165 millones de dólares. Para cualquier trabajador es un monto enorme, fantástico. Pero ubiquemos las cosas en su preciso lugar.

El monto asignado al pago de la deuda externa supera en más de cuatro veces al destinado al rubro Vivienda y Urbanismo.

Como dijimos, las viviendas faltantes son 1,5 millones, para poder construirlas, a 19.861 dólares cada una, se necesitarían 29.800 millones de dólares.

Esto significa que el gobierno del Frente de Todos, en caso de ejecutar el presupuesto y destinarlo totalmente a construcciones, edificaría en 2021 58.657 viviendas. A este paso le tomaría más de veinticinco años poder resolver el gravísimo déficit para la parte de la población más vulnerable.

Esto sin tener en cuenta que “cada año, al menos de 2000 en adelante, la Argentina genera alrededor de 210.000 nuevos hogares, de los cuales 35.000 no llegan a lograr un techo para vivir. Solo para ilustrar, desde 2000, el país generó cada 365 días una ciudad similar al tamaño de Olavarría, que estaría habitada por argentinos sin casa” (La Nación 3/3/18). Y tampoco, al resto de los pobres que hoy habitan en casas con distintos problemas habitacionales como señalamos más arriba.

El gobierno peronista de Alberto Fernández sigue embarcado en confundir al pueblo trabajador y a los sectores populares con su doble discurso. Hace anuncios rimbombantes y no da soluciones al pueblo trabajador.

El 14 de mayo pasado anunció un plan para la reactivación de la economía que abarca la construcción de 5.500 viviendas y el otorgamiento de 200.000 microcréditos para la compra de materiales y la reparación 43.000 viviendas. El denominado “plan Marshall” es un una aguja en un pajar comparado con la magnitud de la catástrofe habitacional.

Los anuncios continuaron. El 5 de agosto, luego de cerrar la negociación con los acreedores internacionales y para refrescar su doble discurso ante las tomas de tierras, Fernández comunicó el relanzamiento del Procrear junto con un plan de acceso al suelo. La nueva etapa prevé otorgar 300.000 créditos para mejoramiento, refacción y ampliación y la construcción de 44.000 viviendas. Procrear se complementará con el Plan Nacional de Suelos, que creará bancos de tierra urbanizada (con servicios) que se venderán para “facilitar” el acceso a la vivienda. Todas medidas para continuar favoreciendo a los grandes propietarios de tierras, los especuladores inmobiliarios y los bancos.

Estos anuncios recuerdan a los de Néstor Kirchner en 2004 y 2005, que prometían la construcción de 420.000 viviendas. Pasados los gobiernos de Néstor y Cristina se construyeron menos de la mitad, 197.986, apenas 15.838 al año, dejando un déficit de 3,5 millones de viviendas. Otra estafa al pueblo trabajador.

Por esto reafirmamos que todos los gobiernos patronales, radicales, peronistas kirchneristas o de PRO, han agravado la crisis habitacional. Todos tienen responsabilidad.

Las tomas en Guernica son producto de la desesperación de gente que no tiene recurso alguno para acceder a un crédito, mucho menos hipotecario. ¿Cómo hacen para comprar un terreno urbanizado y luego construir? No son solo los de Guernica, son millones los que padecen este drama.

En la Argentina existen 4.400 villas o asentamientos, alrededor de 1.600 se encuentran en el conurbano bonaerense. Más de la mitad se formaron antes del año 2000 y casi un cuarto del total son posteriores a 2010. De conjunto, ocupan una superficie total de 330 kilómetros cuadrados, una extensión mayor que la de la Ciudad de Buenos Aires, con 203 kilómetros cuadrados.

A este cuadro le debemos sumar que en el segundo trimestre ya había 1.300.000 trabajos menos, cuatro millones de personas más que se hundieron en la pobreza, que alcanzó el 44,7%, y un millón en la indigencia.

Con este panorama, es evidente que con el Procrear y el  Plan Nacional de Suelos no se les da una solución a los sectores más empobrecidos.

Nuestra propuesta

Para resolver el problema de la vivienda, desde Izquierda Socialista proponemos, en lo inmediato, la utilización de espacios como albergues comunitarios para garantizar el techo a las miles de personas que duermen a la intemperie o en casillas.

También la confiscación de tierras y viviendas ociosas (en CABA hay 138.328 propiedades “ociosas”, 10% del total) de millonarios y su cesión, junto con la entrega de subsidios para la compra de materiales para la construcción.

Como medida de fondo, peleamos por un programa de urbanización y vivienda que dé solución a las casi cuatro millones de familias. ¿Cómo hacerlo?

El FIT-Unidad presentó en el Congreso un proyecto de ley que grava las grandes fortunas de millonarios, terratenientes, multinacionales y bancos. Con este impuesto se recaudarían 15.000 millones de dólares por año, al que se le debe sumar el no pago de los 5.100 millones de dólares de deuda externa, solo en 2021. Son más de 20.000 millones de dólares. Así se podría financiar un plan económico alternativo, obrero y popular. Con los que se podrían construir un millón de viviendas en un año, a los valores arriba explicados (20.000 dólares por unidad).

Sumémosle que, a la resolución de la crisis habitacional, se le sumarían los puestos de trabajo genuinos que se crearían en las propias obras de la construcción de viviendas, más otras, como movimientos de tierra, excavaciones, tendidos de líneas de energía, alcantarillado, redes cloacales y pavimento. Acá está la auténtica salida a la crisis de la falta  de viviendas en nuestro país.