El 28 de septiembre de 1871 fue un día histórico en Brasil ya que se declaró la libertad de vientres que liberó de la esclavitud a generaciones enteras de afrodescendientes. En conmemoración de esa fecha, el V Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, realizado en 1990, la instauró como día de lucha para legalizar el aborto en la región, que luego fue adoptada internacionalmente. En la actualidad, la pelea por el derecho al aborto es uno de los puntos más importantes del movimiento de mujeres a nivel global.
Aunque la mayoría de las mujeres del mundo viven en países donde el aborto voluntario es un derecho, aun cerca de 1.424 millones de mujeres se ven sometidas diariamente a la clandestinidad de esta práctica, con la consecuente criminalización y riesgo de muerte. Por ejemplo, en El Salvador una joven de 19 años víctima de un aborto espontáneo fruto de una violación, acaba de ser condenada a 20 años de prisión por la justicia misógina y clerical. Pero también en los países donde el derecho se conquistó hace décadas, la presión de la Iglesia Católica y de los gobiernos ajustadores mantiene en jaque esta conquista, tal como se vivió en 2016 en Polonia e Italia, cuyos movimientos de mujeres lograron frenar los ataques.
En la Argentina se producen cerca de 500.000 abortos por año, a pesar de su prohibición. Y, en este marco, el aborto clandestino es la principal causa de muerte de mujeres gestantes en el país. Por supuesto, se trata de mujeres jóvenes y pobres que no pueden pagar los 20.000 pesos que cuesta un aborto en condiciones de salubridad. Además, nos encontramos con casos de criminalización, tanto de mujeres que viven un aborto como Belén, que estuvo presa en Tucumán, o de profesionales de la salud que garantizan el derecho de las mujeres en los casos de abortos no punibles (peligro de la vida o salud integral de la mujer, violación o mujeres con insania mental, según el artículo 86 del Código Penal), como fue el caso de la médica Abril en Chubut.
¿Es momento de legalizar
el aborto?
Los distintos gobiernos de turno sostienen los lineamientos del Vaticano, que pretende controlar los cuerpos y las vidas de las mujeres. Tal es así que, durante los doce años de kirchnerismo como ahora con Macri, a pesar de que todos se sacaron la foto en las movilizaciones por los derechos de las mujeres los 3J, la posición oficial coincide en rechazar el aborto. Por eso se viene negando sistemáticamente el tratamiento del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, presentado por sexta vez en el Congreso.
En este marco, el próximo 29 de septiembre tenemos el desafío de lograr una gran marcha federal en Argentina que irá de Plaza de Mayo a Congreso en Buenos Aires y que acompañará, junto con decenas de acciones en todo el país, la Jornada Mundial de las Mujeres por el Aborto Legal. Como se ha demostrado recientemente en Chile, donde se acaba de despenalizar el aborto en algunos casos, luego de 30 años de vigencia de la ley pinochestista que lo prohibía totalmente. Solo la movilización de miles en las calles va a garantizar nuestro derecho. Porque no queremos ni una muerta ni una presa más por abortar, porque queremos conquistar nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, llamamos a movilizarnos por el cumplimiento inmediato de abortos no punibles, educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.