Antes que nada: ¿qué opinás de la renuncia de Moreno?
Como trabajadora del Indec, la primera reacción fue de emoción e incredulidad. Pensamos que nunca iba a ocurrir. Luego, más fríamente, vi que no había medidas que fueran a favor de dejar de mentir, ni de terminar con la patota ni la intervención.
Al final, te dejaron entrar al instituto. ¿Qué pasó?
Después que el lunes 11 de noviembre me impidieran la entrada diciéndome que ya no era empleada, el viernes 15, cuando íbamos a hacer nuestro abrazo, pude entrar. Es más, ese mismo día me mandaron un telegrama diciendo que iban a acatar los fallos judiciales a mi favor aunque estaban en desacuerdo. Un cambio muy notorio.
La solidaridad fue muy grande...
La solidaridad fue muy grande. Compañeros de otras juntas internas de Ate, Ademys, los Sutebas combativos, los ferroviarios del Sarmiento y, por supuesto, de las fuerzas del Frente de Izquierda. Hasta estuvo presente en el abrazo nuestra compañera Liliana Olivero. Por supuesto, acompañaron muchos trabajadores del Indec conmovidos por este atropello.
¿Qué tipo de trabajo te ofrecen?
De entrada se nota que la intervención del Indec quiere dilatar todo lo posible el cumplimiento del fallo. Me tienen que devolver mis tareas en el área del índice de precios y me quieren mandar a una oficina del censo de población donde los compañeros no tienen tareas. Además, no se quieren hacer cargo de los salarios caídos. Se tiran la pelota con el gobierno de la ciudad.
O sea que la pelea sigue.
¡Por supuesto! Por un lado para que cumplan el fallo sin trampas y, por otro, para que se vayan la intervención y la patota del Indec como paso necesario para comenzar cualquier instancia de negociación por la recuperación de estadísticas confiables y las condiciones de trabajo que lo posibiliten.