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José Castillo

El verso del “desendeudamiento K”

Basta de pagar la deuda “eterna”

El gobierno se apresta a pagar este mes 3.500 millones de dólares más de deuda externa. Y ya dijo que reabrirá el canje a los fondos buitre. La deuda continúa creciendo. El verso del “desendeudamiento” es ya insostenible.

Termina 2012. Otro año donde cayeron miles de millones de dólares al barril sin fondo de los vencimientos de la deuda. El broche de oro será el 15 de diciembre, donde el gobierno pagará 3.500 millones de dólares en efectivo por el “cupón PBI”, un regalito de Néstor Kirchner para los que entraron al primer canje en 2005: si crece el PBI, se paga ese monto en efectivo.

Pero este año que finaliza se empezó a derrumbar la mentira del llamado “desendeudamiento”. El kirchnerismo sigue la “tradición menemista” de someterse a los tribunales del imperialismo yanqui y sus socios. Por eso pasó lo del embargo de la Fragata Libertad (todavía “presa” en el puerto de Ghana). Y por eso también el gobierno “tembló” ante el fallo del juez Griesa, de Nueva York, que le ordenaba depositar 1.400 millones de dólares en garantía a cuenta de cómo termine el juicio con los fondos buitres. Ahí la presidente Cristina Fernández de Kirchner se desenmascaró: habló de acreedores “buenos” (los que habían entrado a los canjes 2005 y 2010) y acreedores “malos”. Supuestamente sería “nacional y popular” seguir regalándoles decenas de miles de millones de dólares a los acreedores “buenos”. El problema era que el juez Griesa le “trababa” el pago, para priorizar a los malos. Y ahí se vio al gobierno yendo rastreramente a tratar de lograr un fallo que los salvara en una instancia superior de la justicia yanqui. Lo logró posponiendo el problema hasta fines de febrero próximo. Mientras tanto, deja a los buitres “buenos” contentos, tranquilos de que embolsarán sin problemas sus 3.500 millones de dólares “cash” este diciembre. Pero en medio de todas estas idas y venidas jurídicas, el kirchnerismo dejó entrever su “verdadera” estrategia futura para la deuda: reabrir el “canje” para que entren los bonistas que no habían entrado antes, o sea, los buitres “malos”. Esto demuestra que era una mentira absoluta las afirmaciones que sostenían que “esa parte de la deuda no existía más”. Hay 11.000 millones de dólares que el gobierno hoy no contabiliza como deuda, pero que van a terminar reconociéndose y pagándose en un futuro no muy lejano.

No pagar: un paso liberador

Esa es la única estrategia del peronismo kirchnerista. Mientras tanto la deuda externa sigue creciendo, incluso en los propios registros oficiales. Además, se está generando otra peligrosísima bola de nieve: la deuda “interna”. La presidenta paga utilizando todas las cajas que encuentra a su disposición: las del Banco Central, las del Pami, las del Anses. A éste último organismo, responsable del presente y el futuro de nuestros jubilados, lo está vaciando. Retirando dinero en efectivo para pagarle a los acreedores externos, los cuales reemplaza por “papelitos” de deuda a nombre del Estado, muy probablemente incobrables en el mediano plazo.

Como en tantos otros temas, el gobierno tergiversa la historia. Dice que “no queremos volver al 2001”, atribuyéndole la crisis de diciembre de ese año a la declaración de no pago de una parte de la deuda externa de entonces. Escondiendo que fue justamente al revés, que por pagar nos hundimos, y que la declaración de no pago fue la consecuencia del estallido popular del Argentinazo y lo que permitió a principios de 2002 tener dinero para financiar los dos millones de planes Jefes y Jefas de Hogar.

Cristina dice que pagando nos vamos a salvar. Mentira. El “modelo” económico kirchnerista es la forma en que la Argentina está participando de la crisis económica mundial a favor de los banqueros usureros. Es absolutamente falso que se “redistribuye la riqueza” mientras en Europa se hacen ajustes. La Argentina se muestra como “pagador” ejemplar cuando por todo el planeta hay ejemplos de grandes bancos que dejan de cumplir con sus propias deudas. Y es visible el rol argentino en el propio Unasur, que se muestra como la expresión de los gobiernos “populares” del subcontinente (junto a Chávez, Evo, Correa, Dilma, Mujica), pero todos pagan y pagan cuando hay que hacer lo opuesto: un frente de países deudores para enfrentar conjuntamente al endeudamiento regional dejando de pagar.

Todo esto demuestra que el “modelo” kirchnerista no es otra cosa que saqueo y privilegios para los acreedores externos. Apostando a la misma lógica que viene funcionando desde la dictadura militar: apertura a los capitales extranjeros y concentración económica, donde los grandes beneficiarios son los bancos, los grupos económicos como Techint, las multinacionales automotrices, las megamineras como Barrick y las grandes patronales del campo y los pooles de siembra. La famosa “reindustrialización” no se ve por ningún lado y lo que prevalece es una estructura económica que se transforma cada vez más en puramente agroexportadora. En síntesis, la deuda externa es quizás el elemento más palpable que pone al desnudo qué significa el peronismo kirchnerista: la garantía de que, más allá de las estridencias del doble discurso de Cristina, seguimos siendo y profundizando nuestra condición de semicolonia yanqui. Para empezar a liberarnos hay que dar el primer paso: dejar de pagar.


Para Cristina los jubilados son “buitres” y “caranchos”

Al titular del Anses, Diego Bossio, no se le cayó la cara de vergüenza al afirmar: “apelamos y apelaremos hasta la última instancia todos los juicios de los jubilados”. Apelar es alargar en el tiempo algo que saben que tienen la obligación jurídica de pagar. Es siniestro: apuestan a que las causas se reduzcan porque los demandantes se vayan muriendo.

La injusticia es tan grande y flagrante que cada año son decenas de miles los nuevos jubilados que se ven obligados a iniciar juicio para que se le liquiden correctamente sus haberes. Así, los expedientes se acumulan en el piso, poniendo ya en riesgo hasta la estabilidad de los propios edificios que los sostienen. Y cuando con inmensa paciencia algún jubilado logra que su juicio “avance”, ahí está el Estado (¡el gobierno!) para apelar, recusar al juez o utilizar cualquier excusa para seguir alargando la demanda. Encima, se tienen que aguantar que la presidenta los insulte, tratándolos de “caranchos”, como hizo en uno de sus últimos discursos.

El 80% de los jubilados cobra la mínima, apenas por encima de los 1.800 pesos. Mientras tanto, el gobierno insiste que no hay plata para abonar el 82% móvil, ni para pagar los juicios por malas liquidaciones, ni siquiera para abonar correctamente el miserable reajuste que debía otorgar según la ley vigente en septiembre, como denunció Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad. Claro que sí “hay plata” para usar los fondos del Anses en pagar deuda externa, subsidiar a las privatizadas o incluso financiar la pauta de publicidad oficial. Indignante.

J.C.


La deuda en cifras

El último dato oficial del endeudamiento de Argentina tiene fecha el 2 de noviembre de 2012: 182.741 millones de dólares.

El gobierno de Cristina hace malabares para comparar porcentajes y “demostrar” el desendeudamiento. Nosotros hacemos un planteo bien sencillo: desde el primer canje, la deuda creció más de 55.000 millones de dólares.

Pero el problema no termina ahí: en los datos oficiales no figuran los 11.200 millones de dólares de los bonistas que no entraron el canje y que ahora se muestran dispuestos a incorporarlos a nuevos canjes después del fallo del juez Griesa. El ministro Lorenzino reconoció que en el número oficial tampoco están los 2.737 millones de dólares de intereses acumulados por deuda impaga al Club de París a noviembre de 2011 (por lo que ya a ese monto hay que sumarle 300 millones más) y los 13.600 millones por juicios impagos ante el CIADI (Tribunal del Banco Mundial). Si sumamos todo esto, tenemos una deuda de 210.578 millones de dólares. Pero todavía falta sumar otros ítems. Por ejemplo, el Cupón PBI, por el que se van a abonar el 15 de diciembre 3.500 millones de dólares, por razones “contables” no está incluido en ese monto. Se pagará hasta el 2035, acumulando un total de 16.925 millones de dólares más. Con todo esto, ya estamos en 227.503 millones. Y todavía falta sumar las deudas provinciales, de las que en última instancia es garante el Estado Nacional. Con todos esos valores, ya estamos alrededor de los 240.000 millones de dólares. Claramente… ¡no nos estamos desendeudando!.

J.C.


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