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Julio Poblesec 

Todo SUBE

La semana que pasó estuvo signada para los porteños por el repentino anuncio del gobierno informando que, a partir del 10 de febrero, quienes no utilicen la tarjeta SUBE dejarán de ser “beneficiados con el subsidio” y pagarían el doble los pasajes en los transportes públicos.

El ministro Randazzo presentando “las bondades” de la famosa tarjeta

El ministro Randazzo presentando “las bondades” de la famosa tarjeta

Larguísimas colas bajo el ardiente sol veraniego, pérdida de horas de trabajo o descanso, desorganización, falta de tarjetas y demás molestias, fueron la nota que caracterizó estos días. Al margen de esto, lo peor es la reiteración del discurso mediático del gobierno en el sentido de que los tan mentados subsidios son en beneficio del pueblo, y no de las ganancias de las privatizadas. Vale decir que, cuando se habla de quita de subsidios, esto no significa reducir las multimillonarias ganancias de las privatizadas en la época del menemismo, ni las de los empresarios amigos del gobierno, sino de mantenerlas, aumentando las tarifas a costa de los bolsillos de los trabajadores.

La amenaza de pagar más caro el servicio no alcanza sólo a los transportes de Capital y Gran Buenos Aires. Ahora, con la quita de los subsidios al peaje para los ómnibus de larga distancia, aumentarán seguramente los pasajes. Ya se vienen esbozando otros aumentos de tarifas en varias provincias, y el aumento del impuesto ABL en varios municipios del Gran Buenos Aires. En éste caso, el gobierno nacional, en lugar de impedirlo, advirtió a los intendentes que si lo hacían les quitaría el subsidio, con lo cual los hogares pagarían más, sin alterar los ingresos de los municipios.

Para seguir cumpliendo con sus compromisos de pago con los acreedores internacionales y ante la crisis mundial, el gobierno necesita sacarse de encima los 80.000 millones de pesos con los que viene subsidiando a grandes empresarios. Sin lugar a dudas, desde su perspectiva pro empresarial y anti popular -independientemente de que en sus discursos diga lo opuesto-, su único recurso es que esa masa gigantesca de dinero salga del bolsillo del pueblo. Los gobernadores provinciales (entre ellos el del “socialista” Binner y Bonfatti), ya vienen aplicando ajustes, aumento en el transporte y demás servicios públicos. Macri, en Capital, en acuerdo con Cristina, debutó con su gestión de los subtes que le entregó el gobierno con un brutal aumento del 127%. Otros, incluyendo el gobierno nacional, se proponen hacerlo un poco más gradualmente. Por ahora, sigue insistiendo con las “invitaciones” a renunciar a los subsidios, repartiendo cartas en los barrios de clase media de Capital. Pero el objetivo está marcado y no tiene vuelta atrás si los trabajadores no lo enfrentamos con nuestra movilización. De ninguna manera los servicios públicos (transporte, energía, gas, teléfono, salud, educación) deben ser un comercio, un medio de ganancia de ningún sector patronal o multinacional. Por eso, además de luchar para impedir los tarifazos que ya se están dando y los que vendrán, hay que exigir la inmediata reestatización de todas las empresas de servicios privatizadas, para que pasen a funcionar bajo el control de sus trabajadores y usuarios.


Un negocio millonario

Está en boca de todos. Alguien está ganando mucho dinero con la implantación de la tarjeta SUBE. Efectivamente, uno de los grandes beneficiados es el grupo español Indra, dedicado al negocio de la informática. En consorcio con la multinacional Siemens y el Grupo Roggio, fueron los adjudicatarios del multimillonario negocio. Otro es la empresa alemana G y S Latinoamericana, encargada de la confección de las tarjetas. Y los empresarios del transporte que, con el sistema de la carga previa, hacen caja recibiendo por adelantado el dinero de los usuarios. Oh casualidad: Indra y Roggio figuran entre los principales aportantes a las campañas electorales de Cristina.

J.P.


Guardando datos para el “cañazo”

¿Se preguntó compañera, compañero, por qué para obtener la tarjeta SUBE hay que completar un formulario con nombre y apellido, domicilio, documento y firma? Un grupo de hackers relacionado con la organización Anonymous, denunció con qué facilidad todos los registros de los viajes de cada persona pueden ser accedidos casi por cualquiera que quiera hacerlo. Es decir que, cada vez que se utiliza la tarjeta, se guarda un registro en una base de datos. Más de una vez escucharemos, en algún que otro juicio a un activista sindical o social, hacer referencia a “usted tomó el colectivo tal en tal lugar donde se realizaba tal huelga o corte de calle”. Si no, como mínimo, es otra nueva herramienta para hacer seguimiento de los lugares por donde se desplazan las personas, violando otro derecho elemental a su privacidad.

J.P.


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IS

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