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Los primeros pasos de la “sintonía fina”

Fin de año y principio de 2012 fueron moviditos. Lo que parecían semanas sin sobresaltos entre el tradicional brindis familiar, la operación programada de Cristina (antes que se sepa que no tenía cáncer) y el comienzo de las vacaciones, resultaron lo opuesto.

El ajuste que se intentó aplicar al mejor estilo de los ´90 en Santa Cruz desató la furia de los trabajadores, dejando al gobernador Peralta al borde de su caída. El posterior asesinato a manos de su esposa del antes duhaldista y luego furibundo kirchnerista gobernador de Río Negro, Carlos Soria, volvió a sacudir el tablero político K.

El aumentazo del boleto del subte por parte de Macri y los recortes en varias provincias demuestran que se adelantó el ataque que planificaban para los próximos meses contra los trabajadores y el pueblo. Se abrió una pelea contra el ajuste, los tarifazos y por aumento de salario. La cual augura varios rounds.

Los votos y la realidad

El kirchnerismo creyó que el 54% obtenido en las urnas le iba a otorgar crédito suficiente para hacer pasar medidas de ajuste “con consenso popular”. La promesa de “profundizar el modelo” hecha en las elecciones se transformó en medidas opuestas a las que el gobierno estuvo acostumbrado a otorgar en estos ocho años de gestión, bajo el rebuscado nombre de “sintonía fina”.

Los Kirchner -fruto de asumir sin costos gracias al brutal ajuste devaluatorio hecho por Duhalde en 2002, fogoneado por las brasas del Argentinazo, usufructuando una coyuntura mundial favorable y enarbolando un doble discurso- fueron vistos por las masas como “distintos” a gobiernos anteriores. Pero en 2012 parece que se empieza a dar vuelta la tortilla. La crisis mundial golpea y las bondades del “modelo” se están esfumando.

Los 50.000 millones de déficit fiscal en 2011 y el que sufren casi todas las provincias (14.000 millones sólo en Buenos Aires) han llevado a que en vez de un plus de Navidad para los jubilados, fin de año haya transcurrido con medidas de ajuste.

El 28 de diciembre Cristina celebró un pacto con 17 gobernadores. Les refinanció sus deudas por dos años a cambio de que “revisen” la plantilla de personal. Obedientes, empezaron a hacer los deberes por anticipado al calor de los brindis en Santa Cruz, Río Negro, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, entre otras.

Si bien el ajuste empezó por las provincias, tiene una matriz nacional. Lo prueba el decretazo de la presidenta al poner en foco la eliminación de bonificaciones (derechos adquiridos) a 300 mil estatales nacionales y su decisión de poner un techo en las paritarias.

Otro tanto se puede decir del brutal aumento del boleto en el subte. Macri lo pudo hacer porque el gobierno nacional se lo traspasó, dejándole las manos libres para el aumentazo, en un juego de especulación centrado en ver quién pagaba el costo político, no en cómo lograr que el subte se transforme en un servicio eficiente y se extienda a más lugares. Al gobierno “nacional y popular” ni se le pasó por la cabeza reestatizar el servicio para terminar con el negocio de Metrovías-Roggio -quien usufructúa también el ferrocarril Urquiza y participa con un tercio en la UGOFE, entre otros negocios capitalistas.

Santa Cruz marca el camino

La reacción de los trabajadores santacruceños -que momentáneamente han frenado el ajuste- es un gran aliciente para todos los trabajadores del país, mostrando cómo hay que enfrentar las medidas antiobreras. La ley enviada por el gobernador Peralta nada tenía que envidiar al “ajuste a la europea” del cual Cristina tanto quiere despegarse. Hubo una secuencia en cadena entre crisis provincial-ajuste-lucha y crisis política. El gobernador quedó colgado de un pincel. La Cámpora rompió con él después que las cosas se le fueron de las manos, no antes, cuando había coincidido en el ajuste a cambio que la Nación siga asistiendo con 500 millones mensuales a esa provincia para pagar sueldos.

Peralta probablemente haya actuado inspirado en Néstor Kirchner, cuando, a poco de asumir su primer mandato como gobernador de ese feudo en 1991, lo primero que hizo fue rebajar sueldos a estatales y jubilaciones. Pero le salió el tiro por la culata.

Junto a la presidenta ya venían preparando el terreno, atacando al unísono a trabajadores petroleros y docentes. Terminaron desempolvando dos palabras que ellos decían no existían en el diccionario kirchnerista: “ajuste y represión”. Les fue mal. Los trabajadores en lucha, coordinando acciones, se lo impidieron.

Ese es el espejo en el que se tendrán que mirar el resto de sus pares si quieren avanzar con los ajustes. Tal vez serán más cuidadosos de ahora en más. Pero aunque quieran hacerlos pasar diciendo que “hay que lograr austeridad” o “que son los reacomodamientos necesarios ante lo que ocurre en el mundo”, lo cierto es que empezaron a descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.

Se achicó la torta y alguien tiene que comer menos. ¿Los de arriba? Para los políticos patronales, por supuesto que no. ¡Los de abajo! Otra muestra de que los beneficiarios de la gestión kirchnerista -aunque se le quiten aberrantes subsidios en luz, agua y gas- siguen siendo los banqueros, automotrices, Repsol-YPF, la Barrick y grandes terratenientes. Para ello, un dato: el año pasado se pagó a los usureros internacionales un 25% más que en años anteriores, el equivalente a cuatro años de lo que se otorga por la Asignación por Hijo.

Crece la interna K

El gobierno cuenta con puntos a favor. La popularidad de la presidenta, dicen, creció en los días de su internación. Por su parte, la soja, si bien bajó, sigue arriba de los 400 dólares la tonelada. El pase de los 170 que se pagaba cuando este gobierno asumió a los 420 actuales le ha permitido en estos años otorgar ciertas concesiones. También le permite ahora, gracias al boom agrícola -a pesar de los 2.000 millones menos que le ingresarían de retenciones culpa de la sequía-, gozar de 40.000 millones de dólares que podrán compensar en parte el déficit industrial y energético. Y si hay otro factor pro oficialismo es el rol deplorable de la oposición patronal. Además de acompañar al gobierno en los ajustes provinciales, Hermes Binner, por ejemplo, dijo que quiere unirse con la UCR para las elecciones de 2013. Y Alfonsín le pidió por favor a Macri “que no le coopte” a sus dirigentes…

Sin embargo, no es todo color de rosas en las filas K. Empezaron los ajustes y tarifazos, y también los roces, fricciones y peleas de poder son más evidentes.

Que a Boudou le hayan prohibido ejercer desde la Casa Rosada es sólo un chiste. Pero otros hechos no lo son. La política de Cristina de encumbrar a La Cámpora con más espacios de poder le viene trayendo dolores de cabeza. Ya sea sosteniendo a Recalde y el vaciamiento de Aerolíneas en abierta confrontación con ex kirchneristas como Cirielli y algunos gremios; ahora aconsejando a su hijo Máximo para que rompa con su ex aliado Peralta en Santa Cruz o generando disputas, otorgándoles puestos en esferas que le correspondían antes a De Vido. El “cambio generacional” para intentar lavarle la cara al viejo peronismo, removiendo a viejos caudillos por jóvenes arribistas, no le está saliendo barato.

Por otra parte, la legislatura de la provincia de Buenos Aires se paralizó a fin de año por los roces entre las internas kirchneristas. La embestida de Mariotto y los barones K contra Scioli por el partido de fútbol que jugó con Macri, llevaron a que éste diga por primera vez que no es “obsecuente” de la presidenta. Y la aprobación de la “Ley antiterrorista” que refuerza la persecución a los que luchan fue criticada hasta por claros defensores de Cristina.

El gobierno sólo pudo disfrutar algunos días del triunfo de Carlos Soria en Río Negro después de 28 años de gestión radical, hasta que un balazo de su mujer lo dejo sin vida en la madrugada del primer día del año, cuando se encontraban en su mansión de 350 m2 con guardia privada. Si el destino permitiera conocer de antemano los hechos, no hubiesen puesto de vice a un representante del Frente Grande, a quien nadie conoce, quien ahora tendrá que llevar adelante las “obras inconclusas” que dejó Soria: nada menos que una ley que habilita despidos y la minería a cielo abierto. “Mientras haya un niño con hambre, no voy a dejar que el oro se quede en las montañas”, habría dicho hipócritamente el gobernador extinto. Una medida desesperada buscando atraer inversiones para paliar la grave crisis de su provincia.

Y si hay algo que sigue desvelando a la primera mandataria es su relación con Hugo Moyano. A quien le prestara invalorables servicios hasta llegar al récord de no impulsar ningún paro general en 10 años, socio del gobierno y las patronales para treguas, pactos y techos salariales, ahora, como limón exprimido, Cristina lo quiere remover como titular de la central obrera. Ya le hicieron probar el traje al burócrata de la UOM, Antonio Caló, quien ya se sacó varias fotos con miembros del gabinete kirchnerista. Moyano -viendo esa jugada, que el gobierno le puede arrebatar la torta de las obras sociales y que es muy difícil que siga pactando salarios a la baja sin más desgaste ante las consecuencias de la crisis mundial y el comienzo de los despidos y suspensiones- ha tomado distancia del kirchnerismo y renunciado a sus cargos en el PJ. Su discurso en Huracán fue muy crítico. Hasta se acaba de reunir con Micheli de la CTA y Barrios de Pie para ver si llama a alguna marcha. Peleas en las alturas que irradian en la base. Grietas que se deben aprovechar para intentar imponer los reclamos obreros y populares.

Tomar al toro por las astas

Ante este panorama, los trabajadores, luchadores y la izquierda tienen que salir al cruce con claras propuestas. Apoyar, impulsar y coordinar todo reclamo obrero y popular contra el ajuste y tarifazos en curso -como el de los trabajadores santacruceños, los del subte o la heroica pueblada en Famatina. Llamar a la más amplia unidad de acción para lograr aumentos de salarios, diciendo basta a los techos salariales y exigiendo que se reabran las paritarias. Salir a enfrentar los despidos, como el que preparan en el frigorífico Swift, o como ya ocurrió en el Conicet o puede ocurrir entre los estatales. Seguir fomentando el sindicalismo combativo, apoyando a los nuevos delegados e internas independientes de los caciques sindicales, y continuar la campaña contra la criminalización de la protesta.

A su vez, hay que seguir postulando al Frente de Izquierda, mostrando sus propuestas de fondo, llamando a que los trabajadores y jóvenes dejen de confiar en variantes patronales y se vuelquen hacia la independencia de clase.


Boca-River

El banco BBVA Francés va a patrocinar las camisetas de ambos clubes pagando cifras millonarias. De esa forma, trasladó al fútbol la puja por sus negocios usureros que mantiene con Santander Río, quien auspicia la Copa Libertadores. Además, el banco Hipotecario patrocina a Racing, el Macro a Tigre y a los equipos de Salta, el Columbia a Huracán, el Banco Provincia a Estudiantes, etcétera.

Esto tiene una sola explicación: las millonarias ganancias de estos banqueros, gracias, por supuesto, al actual “modelo” K.


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