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Escribe:
Mercedes Petit

¿Para qué usará los votos Cristina?

La mayor parte de los trabajadores y de los jóvenes votaron por la presidente Cristina Kirchner. Los grandes empresarios son y serán los grandes beneficiarios de esa avalancha de votos.

Cristina Kirchner, Amado Boudou y Mendiguren (UIA) hablan de “unidad nacional” para ir contra los trabajadores

Cristina Kirchner, Amado Boudou y Mendiguren (UIA) hablan de “unidad nacional” para ir contra los trabajadores

Cristina Fernández agradeció el 54% logrado en las urnas con un llamado a la “unidad nacional”. Desde el inicio de la campaña electoral ya había instalado un tono más personal y de convocatoria a sumar por encima de las diferencias, sin polarizar. El nuevo estilo fue ganando cada vez más adeptos.

Su cambio en el discurso la ayudó, pero los trabajadores la votaron por diversas razones (ver panorama político en página 2). Podemos mencionar los aumentos salariales logrados por los que están en blanco, la asignación universal por hijo, la jubilación para las amas de casa y los ajustes periódicos en el salario mínimo, así como otros temas como la ley de medios o los juicios a algunos militares genocidas.

Los verdaderos beneficiados

Entendemos el voto de los millones de trabajadores y jóvenes que, en relación al peor momento de 2001, consideran que están mejor. Hay expectativas de que esto es gracias al “modelo” de Cristina y de que seguirán mejorando en su tercer mandato, sin apelar a las luchas y la movilización popular.

Entendemos esa ilusión pero, lamentablemente, no es así. Las grandes patronales son los auténticos socios y beneficiarios de la “unidad nacional” del modelo kirchnerista. Los largos ocho años con una coyuntura económica favorable que permitieron esta relativa mejoría para los sectores obreros y populares, para ellas han significado colosales ganancias.

Es el caso de las empresas de servicios privatizadas que engordan ganancias con el festín de subsidios que le sacan a las arcas públicas. El de Repsol (que sigue vaciando el petróleo y el gas del país). De las grandes exportadoras cerealeras y sojeras (como Cargill, Dreyfuss, Nidera, etc.) y la gran patronal del campo, especialmente beneficiadas por los altos precios de sus productos en el mercado mundial. De las automotrices, los banqueros, especuladores y los usureros internacionales que siguen recibiendo los pagos de la deuda externa. Todos ellos son los que se vienen quedando con la parte del león del “viento de cola” que ha coincidido con los dos mandatos del kirchnerismo. Esto explica que la Unión Industrial Argentina (UIA), a través de su presidente José de Mendiguren, haya felicitado por su triunfo a Cristina a poco de cerrarse las urnas. Y que lo hayan seguido AEA (la asociación de las mayores empresas) y la asociación de bancos extranjeros. Las grandes patronales del campo, que se enfrentaron hace dos años con el gobierno, han vuelto a cerrar filas con él, al compás de las suculentas ganancias obtenidas.

Sigamos debatiendo, pero preparemos la movilización

Sin duda, son temas en debate. No es fácil ver este verdadero rostro de Cristina Fernández, maquillado con la ilusión de una prosperidad para los “40 millones de argentinos”, que se lograría con los trabajadores y empresarios unidos. Pero ese verdadero rostro es el que aparece en cada conflicto, en cada reclamo salarial que escapa a las negociaciones y entregadas de las cúpulas burocráticas. Se ve cuando luchan los docentes en las distintas provincias, cuando se hacen anuncios de suspensiones y despidos en las fábricas, de aumentos en los servicios de luz y gas. Cuando se desalientan los pedidos de aumento de salarios. Cuando se criminaliza a los luchadores.

En la Argentina del “54%” los conflictos van a seguir, y seguramente se profundizarán cuando, como todo lo indica, comience a agotarse esta coyuntura económica. Esta es la perspectiva que marca la gravedad de la crisis capitalista mundial. Allí se verá al gobierno de Cristina, junto a los grandes empresarios y con la ayuda de la burocracia sindical, unidos en el intento de descargarla sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo. Y por nuestra parte, nos veremos junto a ellos impulsando y apoyando las luchas para impedirlo. Por eso, más allá del voto, vamos a seguir llamando a los trabajadores a la movilización por sus salarios y todos sus derechos, único camino contra el rumbo propatronal del gobierno.


Escribe:
Atilio Salusso

El pez por la boca muere: Binner “no es oposición”

Muchos creyeron que votando a Binner lo hacían por “otra política” o para “equilibrar la hegemonía kirchnerista”. Pero se equivocaron. Al otro día de la elección ya está la prueba: Binner ha dicho que va a votar el Presupuesto 2012 del gobierno a cambio de que se pueda “discutir”. ¡Justo la ley de Presupuesto que destina la gran mayoría del dinero de los argentinos en subsidiar a grandes empresarios y multinacionales y pagar la deuda externa!

En conferencia de prensa señaló: “la bancada del FAP en el Congreso estará atenta para apoyar (al gobierno) cuando sea necesario… nosotros estamos en la oposición, pero en una oposición totalmente responsable” (Página12, 25/10). La política de apoyar “lo bueno” del gobierno y criticar “lo malo” ha llevado siempre a las faldas del oficialismo, en este caso del peronismo encabezado por Cristina.

Hace poco Binner se reunió con Hugo Moyano y varias veces hizo declaraciones sobre la crisis mundial en Argentina, proponiendo enfrentarla con un pacto entre la UIA y la burocracia sindical. Y a los días dijo cómo, llamando a los trabajadores a que no pidan aumento de salarios. Dijo lo que todo candidato se cuida en campaña electoral. Por eso los docentes de Santa Fe pararon varias veces en estos meses en defensa de sus conquistas atacadas por el entonces gobernador Binner.

Claudio Lozano y Víctor De Gennaro (CTA-Micheli) van a ser diputados nacionales del FAP. Otro engaño a la voluntad popular, porque pidieron el voto mostrándose “distintos” a la burocracia de la CGT. ¿Qué dicen ahora que Binner llamó a no reclamar por aumentos?

Por si faltaba alguna otra revelación del ex-candidato santafecino para mostrar que no representa nada nuevo, veamos esta: “en Santa Fe fuimos fragmentados porque el radicalismo y la Coalición Cívica llevaron sus candidatos y nosotros, los nuestros; pero si sumamos lo que fue la coalición del FAP santafecino, llegamos al 50 por ciento de los votos”. Es decir, Binner se presentó a las elecciones presidenciales sin acordar con Alfonsín ni Carrió, pero se lamenta de no haber ido unidos como lo viene haciendo en Santa Fe desde hace años.

Por donde se lo mire, algo queda muy claro: Binner no es de oposición. Mucho menos puede ofrecer una salida para el pueblo trabajador, porque donde gobierna, lo hace para las grandes automotrices y cerealeras y contra los trabajadores. Para construir una nueva alternativa política no va el FAP. Lo dijimos en campaña y ahora se vuelve a mostrar de su propia boca.


El MST-Proyecto Sur en terapia

El MST pagó con creces su política oportunista. Además de acompañar hasta último momento a Pino Solanas en su llamado a unirse con Binner, y luego del fracaso de quedarse sin fórmula presidencial (ya que Proyecto Sur no superó el 1,5% en las internas, lo cual repudiamos), llamó a no votar a nadie. Es decir, comparó a la fórmula presidencial del FIT con las otras 6 candidaturas patronales. Ni siquiera llamó a votar críticamente por Altamira. Un claro desbarranque de un partido que se sigue considerando socialista-revolucionario.

Todo su eje de campaña fue el llamado a cortar boleta con una gran tijera. Pero el corte le salió mal. En Capital (donde Proyecto Sur llevaba candidatos puestos por Solanas, el MST, el PCR-CCC y figuras independientes como Patricia Walsh) obtuvo 32.000 sufragios, contra 47.000 que había sacado el 14 de agosto. Y así en todos los lugares donde se presentó el MST como parte de la “Nueva Izquierda” en Proyecto Sur. Es por eso que muchos de sus votantes desoyeron su llamado, votando al FIT.

A.S.


Duhalde, Carrió, Alfonsín: ¡Hundidos!

Fueron los grandes derrotados. Todos perdieron votos en relación al 14 de octubre. Duhalde redujo su caudal en un 50% (en 70 días se le esfumaron 1,3 millón de sufragios, perdiendo 19.000 votos por día). Carrió el 40%, quedando última, cuando en 2007 sacó 4 millones de votos. En cuatro años perdió 2 votos por minuto. Alfonsín hizo todo lo posible tratando de emular a su padre: usó sus mismos trajes e imitó su voz y ademanes hasta el cansancio. Pero su alianza con De Narvaez le resultó un pelotazo en contra (el otro derrotado en provincia de Buenos Aires, quien en el medio de la campaña pactó con Rodríguez Saá, quien también perdió con relación a las internas de agosto).

No es casual. Todos estuvieron con gobiernos anteriores. Duhalde y Rodríguez Saá con Menem, y Alfonsín y Lilita con la Alianza de De la Rúa. Por eso millones consideraron que votarlos era “perder el voto”.

A.S.


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