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Miguel Lamas

Cayó Mubarak

Triunfó la revolución democrática

El viernes 11, después de decir unas horas antes que no lo haría, anunció la “renuncia” Hosni Mubarak, el sanguinario dictador de Egipto. Es un gran triunfo de la inmensa movilización de millones de egipcios durante 18 días, de la huelga general y duros enfrentamientos que derrotaron al régimen.

Izq.: Obama con el dictador Mubarak. Der.: Festejos del pueblo egipcio al conocerse su caída

Izq.: Obama con el dictador Mubarak. Der.: Festejos del pueblo egipcio al conocerse su caída

Asumió el gobierno el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, bajo el mando del ministro de Defensa desde hace 20 años, Mohamed Hussein Tantawi, de 75 años de edad. Tantawi mantiene estrechos vínculos con Estados Unidos. Antes del inicio de las manifestaciones, tuvo una reunión en la sede del Pentágono con los generales yanquis. Egipto es el segundo receptor de ayuda militar estadounidense, después de Israel, con unos 1.300 millones de dólares anuales, y sus Fuerzas Armadas tienen casi medio millón de miembros. Esta “ayuda” estaba destinada a luchar contra su propio pueblo.

¿Todo sigue igual?

Por la composición del nuevo gobierno podría pensarse que nada cambió, que la dictadura continúa. Pero de ninguna manera es así. La inmensa movilización de millones de personas que ocupó durante 18 días las calles y plazas de las principales ciudades del país, realizó una huelga general con ocupación de lugares de trabajo, quemó comisarías y edificios del partido oficialista, derrotó a la policía y luego confraternizó en las calles con la base del ejército, quebró a la dictadura.

El hecho de que gobierne el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que reafirmó los pactos con Estados Unidos e Israel -repudiados por el pueblo egipcio-, debe ser denunciado como un peligro para la revolución. Por eso es necesario luchar por desmantelar el aparato represivo, echarlos y juzgarlos por haber sido parte de la dictadura, de su corrupción y represión.

Pero aunque gobiernen ellos provisionalmente, no significa que los militares estén hoy en condiciones de mantener el viejo régimen. La libertad de manifestación, prensa, organización y huelga fue conquistada en el duro combate de las masas en la calle, y a ellas no van a renunciar. Existe un poder dual, masivo en las calles. La fundación de una nueva Federación Sindical, los comités populares y las organizaciones juveniles tienen un enorme poder adquirido en la lucha.

El Consejo Supremo, aunque comande un poderoso ejército, tiene hoy pies de barro, un poder muy precario. Para mantenerse en el poder está haciendo todo tipo de promesas de “garantizar las libertades y elecciones libres en 6 meses” y disolvió el odiado Parlamento del régimen (que ya los manifestantes lo habían clausurado de hecho hace más de 10 días y ningún diputado se anima ni a pasar cerca).

La movilización no se detiene

Al cierre de esta edición, y aun cuando el Consejo Supremo prohibió las huelgas, nadie le hizo caso. Las huelgas se multiplicaron hasta convertirse en una huelga casi general. Están en lucha los trabajadores de los ministerios, incluido el estratégico Ministerio de Petróleo, de Salud y Cultura, ocupando sus lugares de trabajo, reclamando una mejora salarial y la salida de los altos funcionarios relacionados en hechos de corrupción. Están haciendo paros, protestas y ocupaciones de sus lugares de empleo por mejoras en sus condiciones de trabajo los textiles, ferroviarios, trabajadores de telecomunicaciones, el correo, bancarios, los maestros, petroleros, del aluminio, farmacéuticos, trabajadores del Canal de Suez y hasta los policías exigen un salario igual a los militares y fueron a la plaza Tahrir a decir que se solidarizaban con la revolución… El personal de la mayor empresa pública textil del país, Misr (24.000 empleados), en Mahalá al Kubra, en el delta del Nilo, suspendió su huelga indefinida pero anunció que seguirá su lucha por salarios.

La agencia oficial de noticias Al-Ahram relataba: “El vicepresidente del Sindicato de Trabajadores Egipcios, Mostafa Mongy, permanece detenido desde el lunes (7 de febrero) por la mañana por los empleados para exigir su inmediata renuncia”. ¡El segundo jefe de la corrupta burocracia sindical fue detenido por sus propios empleados!. Al mismo tiempo se constituyó una nueva Federación de Sindicatos Independientes.

Mahmud Nassar, líder del Movimiento de los Jóvenes, afirmó que no suspenderán las protestas hasta que se libere a todos los presos políticos. El Consejo Supremo intenta todos los días desmontar este poderoso torrente revolucionario. Pero hasta ahora no ha tenido éxito.

La lucha que viene

En Egipto triunfó una revolución en el régimen político. No en las relaciones sociales y de la propiedad. Las fábricas y tierras siguen siendo de los ricos y el imperialismo.

Obama y el imperialismo yanqui, después de haber sido los que sostuvieron a Mubarak, aspiran ahora a que la revolución se detenga. Que, aunque no puedan anular las libertades democráticas conquistadas, el ejército mantenga el control político de la situación y garantice la propiedad de las multinacionales, los acuerdos con Israel, los intereses yanquis en Medio Oriente, es decir, un régimen de democracia para ricos.

Aunque los islámicos, como los Hermanos Musulmanes en Egipto, forman una corriente importante, el pueblo egipcio (al igual que el tunecino y los que protestan en otros países árabes) no salió a pelear con consignas islámicas, ni tampoco sólo a reclamar democracia, sino contra el brutal aumento del precio del pan y la comida, contra la desocupación masiva y los salarios de hambre en las fábricas imperialistas y empleos públicos. Y estos males son producidos por la dominación de las multinacionales asociadas a la burguesía local y a los corruptos gobernantes a su servicio. Para resolver esto es necesario tomar medidas de expropiación de las multinacionales y de los bienes de los gobernantes, los militares y sus familias, que representan a la mayor parte de la burguesía local. Es decir, es necesario tomar medidas antiimperialistas y socialistas para poder cumplir los reclamos de justicia social.

Es necesario construir una dirección socialista revolucionaria al calor de la revolución. Su ausencia, que es un problema histórico, se pone al rojo en este momento, porque facilita todas las maniobras de la cúpula militar apoyada por el imperialismo y la burguesía para desmovilizar e impedir la profundización de la revolución. Está planteada la lucha por el desmantelamiento del aparato represivo, la libertad a todos los presos, las plenas libertades sindicales y una Asamblea Constituyente libre y soberana; demandas sociales por salario y trabajo. Y para garantizar todo eso, hace falta que se avance hacia una revolución social que expropie a la burguesía (que en Egipto es casi toda parte del antiguo régimen) y las multinacionales imperialistas.

La experiencia del proceso revolucionario y de las luchas obreras de los últimos años han permitido avances organizativos y en la conciencia política muy importantes (ver el programa que levantan sectores obreros). Para satisfacer sus reclamos, los trabajadores y el pueblo egipcio tienen que imponer su propio gobierno. Un gobierno de los de abajo, de los que tumbaron al genocida Mubarak, del Movimiento 6 de Abril y de los sindicatos independientes, organizaciones juveniles y populares de la Plaza de la Liberación, y de los comités populares. Como lo plantean los obreros metalúrgicos de Helwan, es necesario en lo inmediato desarrollar y fortalecer los comités obreros y populares, verdaderos organismos de poder dual existentes, así como el movimiento juvenil 6 de Abril, los sindicatos que llamaron a las huelgas y también proponer comités democráticos de soldados y suboficiales para defender la revolución.

Llamamos a la solidaridad con los trabajadores y la revolución egipcia, tunecina y de todos los países árabes, exigiendo: ¡Fuera el imperialismo yanqui y europeo de los países árabes y Medio Oriente! ¡Fuera las tropas yanquis de Irak, Afganistán y de todas sus bases en la región! ¡Ruptura de relaciones con Israel y apoyo a la lucha palestina! ¡Abajo las corruptas dictaduras árabes!


Túnez: el gobierno obrero en Redeyef

Los trabajadores han recuperado sus sindicatos locales, las UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos). Redeyef, ciudad con minas de fosfatos de 24.000 habitantes, protagonizó una gran rebelión obrera de 8 meses en 2008. Ahora, desde el derrocamiento de Ben Alí, la UGTT local funciona en la antigua sede de la gobernación y ejerce el gobierno local. La comisaría fue incendiada y tiene un cartel en árabe que dice: “Se vende o alquila”. “Hemos conseguido formar Consejos en todos los sectores para movilizar a la población en la defensa de sus derechos y en la gestión de sus vidas cotidianas”, le cuenta a la cronista Alma Allende (rebelión.org) Adnan Hayi, el secretario local del sindicato. Adnan no confía en el gobierno nacional y dice que han formado una coordinación regional y que es necesario formar una coordinación nacional en un Consejo de Defensa de la Revolución (www.laclase.info).


Federación Egipcia de Sindicatos Independientes

Esta organización se formó el 30 de enero, en plena revolución, frente a la corrupta burocracia sindical oficialista. “Por lo tanto, los sindicatos independientes y los comités [RETA, Unión de Trabajadores Jubilados, Unión de Profesionales de la Salud, Sindicato Independiente de Profesores], junto con grupos de trabajadores independientes en industrias, proclaman la creación de la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes… Hacen hincapié en lo siguiente:

1. El derecho de los ciudadanos egipcios al trabajo y la obligación del gobierno a “la compensación por desempleo”.

2. Salario mínimo no inferior a 1.200 LE (200 dólares), con un aumento anual proporcional a la inflación… compensación laboral a aquellos que se enfrentan a riesgos laborales. Por otra parte, el salario máximo nunca debe superar el salario mínimo en más de diez veces.

3. El derecho de todos los ciudadanos egipcios a una seguridad social… incluyendo el derecho a la atención sanitaria, la vivienda, garantizando la educación gratuita y el desarrollo de un programa para hacer frente a la evolución de la ciencia y la tecnológica, el derecho de todos los trabajadores jubilados a pensiones y beneficios decentes.

4. El derecho de los trabajadores y empleados a organizarse, a crear sus propios estatutos y que se eliminen todas las restricciones legales con respecto a este derecho

5. La liberación de todos los detenidos encarcelados después del 25 de enero.


Llamado a formar consejos obreros y populares

Dos días antes de la caída de Mubarak, los trabajadores metalúrgicos del hierro y el acero de la ciudad de Helwan (suburbio industrial a 25 kilómetros del centro de El Cairo) difundían su programa de lucha:

1. La inmediata salida del poder de Mubarak y de todos los elementos del régimen.

2. La confiscación de fortuna y propiedades de todos los elementos del régimen y de todos aquellos que se demuestre que han sido corruptos, en nombre de los intereses de las masas.

3. La desafiliación inmediata de todos los trabajadores a los sindicatos controlados por el régimen… Creación de sindicatos independientes y la preparación de sus conferencias generales para elegir y formar sus organizaciones.

4. La recuperación de empresas del sector público que hayan sido vendidas o cerradas y su nacionalización en provecho del pueblo, así como la formación de una nueva administración para dirigirla, con la participación de trabajadores y técnicos.

5. Formación de comités de trabajadores en todos los lugares de trabajo, que supervisen la producción y la distribución de precios y salarios.

6. Por una Asamblea Constituyente de todas las clases populares y tendencias para la aprobación de una nueva Constitución y la elección de consejos populares sin esperar a las negociaciones con el régimen actual.


Charla Debate

“La revolución árabe crece”
Expone: Miguel Lamas
Sábado 19 de febrero, a las 18
Hipólito Irigoyen 1117 - Capital


Obelisco. Viernes 4 de febrero. Vista del acto unitario de la izquierda (salvo el MST y la CCC) en apoyo al pueblo egipcio y a la revolución árabe. José Castillo (foto) haciendo uso de la palabra en nombre de nuestro partido, llamando a que el gobierno nacional rompa relaciones con el dictador.


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