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Editorial
¡Que se reabran las paritarias!
“Quiero que se me recuerde como quien hizo mucho por la igualdad, la reparación y la justicia”. Esto dijo la presidente al anunciar los aumentos de las jubilaciones y de la Asignación por Hijo, como parte de su campaña de que “está todo bien”. Días después, en el Consejo del Salario Mínimo, se fijó un aumento escalonado, llevándolo a $1.740 a partir de agosto, y a $1.840 desde enero del año que viene, es decir, para después de las Fiestas. El Estado desembolsará para ello 14.000 millones de pesos. ¿De dónde saldrá la plata? Del bolsillo de los trabajadores. La primer mandataria se encargó de aclararlo: “estos aumentos son a cuenta pura y exclusiva de la Anses… a los empresarios no les costó absolutamente nada, esto lo hicieron los recursos de los trabajadores” (Página12, 29-07). Mientras que, por deuda externa, en este año ya se pagaron 26.800 millones. Es decir, casi el doble. Dejando en evidencia dónde está la prioridad para este gobierno.
Los Kirchner dicen que estas medidas son posibles fruto de su “modelo de crecimiento” y, por supuesto, que está “redistribuyendo la riqueza”. Llegando incluso Cristina a coincidir con el abogado antiobrero Daniel Funes de Rioja -vice de la UIA y titular de la Coordinadora de Industrias Alimenticias-, quienes, al unísono, señalaron que “el salario mínimo es el más alto de Latinoamérica”.
Vayamos por parte. Sobre el aumento a los jubilados, lo único que hizo el gobierno fue volver a anunciar el que ya estaba acordado desde principio de año. Una burla. Aún así, casi el 80% seguirá viviendo bajo la línea de pobreza. Ya son 100.000 las demandas judiciales pidiendo la recomposición que ordenó la Corte, que el gobierno se niega a cumplir. Por otra parte, el aumento de la Asignación por Hijo insumirá 1.768 millones de pesos, cuando en la misma semana se pagaron 8.400 millones a los usureros internacionales, seis veces más aquel valor
Sobre el salario mínimo, el aumento no va a impactar en las remuneraciones, ya que el piso de convenio, 2.100 pesos, supera esa pauta. Y si bien dicen que beneficiará a los trabajadores en negro, no es obligatorio, quedando en manos de las patronales otorgarlo o no. Además, el mismo surgió de un acuerdo de cúpulas entre gobierno, patronales y burócratas sindicales, a espalda de los trabajadores.
Días antes, Cristina había dicho: “Quiero pedir mucha responsabilidad a todos los dirigentes empresariales y también a los compañeros de la CGT y de la CTA, porque ellos representan a quienes ya tienen el derecho del trabajo asegurado.” Y refiriéndose a los trabajadores que plantean reabrir las paritarias, los llamó a “poner la mirada en los que menos tienen”. Es decir, que se conformen con las subas que les dieron.
Si hablamos de empleo, mientras la industria creció el 10%, no se crearon nuevos puestos de trabajo. Y Massuh, administrada por el patotero Guillermo Moreno, despidió a trabajadores a quienes ni les pagó sus indemnizaciones. Un cartel frente a la planta dice: “Ayer Massuh, hoy el gobierno, 470 trabajadores en la calle. Gracias Cristina, también lo hiciste vos”. Muestra que la “redistribución de la riqueza” es un verso. Así lo dice Leonardo Gasparini, Director del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales y profesor de la Universidad Nacional de La Plata: “Nuestro país ha experimentado un fracaso distributivo como pocos lugares en el mundo... desde hace tres décadas es el que más cayó… estamos igual que hace 25 años, cuando la brecha entre el 10% más rico de la población y el 10 por ciento más pobre es de veinticinco veces, igual que en los años 90” (Clarín, 8-8).
En este marco, la inflación sigue haciendo estragos. Todo aumento es comido por la suba de precios. Los productos básicos están más caros que en España y otros países del mundo. Hasta la CIA ha denunciado que las cifras del INDEC no son confiables. ¡Que no se le ocurra ahora a la presidente decir que los aumentos de la carne, la leche y el pan están promovidos por los servicios de inteligencia del imperialismo norteamericano!
La plata no alcanza. Esa es la preocupación central de millones de trabajadores que obliga a reacomodarse y a tomar medidas a viejos burócratas. Los trabajadores bancarios protagonizaron el primer paro nacional exigiendo que se reabran las paritarias, porque el 23% logrado a principios de año es insuficiente. Otro tanto piden los trabajadores de Luz y Fuerza, que en estos días pararon y están de quite de colaboración reclamando otro aumento y el pase a planta de 4.000 contratados. Lo mismo hizo la Asociación de Profesionales de la Salud de Mendoza, que pide la reapertura de paritarias porque el 20% que le otorgaron meses atrás ya fue devorado por los aumentos de precios. Pararon el 2 y 3 los docentes bonaerenses, -sin que convocara SUTEBA- y se avecinan nuevas medidas. Los trabajadores de acopio de granos piden un 40% de aumento y los de sanatorios privados el 32. Los tercerizados del Roca han dado un paso en su lucha contra la precarización laboral (ver página 8). Otros reclaman trabajo, como los desocupados santacruceños frente a la mina de Río Turbio. Los trabajadores de Aluar (UOM) pararon 24 horas denunciando persecución sindical, los empleados del Diario Crítica siguen ocupando la planta bajo amenazas de desalojo, entre otras protestas en curso.
Hugo Moyano, de la CGT, está muy absorbido en cómo lograr presidir el PJ bonaerense. La CTA sigue enfrascada en su lucha interna en vistas a las elecciones del próximo 23 de septiembre. Yasky y De Gennaro, en lo que menos están pensando es en cómo organizar la pelea de docentes y estatales para lograr salarios dignos.
Llamamos a la más amplia unidad de acción para reclamar un aumento salarial de emergencia. A exigir asambleas y plenarios de delegados con mandato para votar medidas de acción. Pidiendo la reapertura inmediata de las paritarias para volver a discutir salario. Teniendo como punto de referencia el valor de la canasta familiar, que ronda los $ 4.500. ¡Que ningún trabajador gane menos que esa cifra! ¡Por el 82% móvil para los jubilados en base al no pago de la deuda externa! Basta de trabajo en negro y tercerizado. ¡Pase a planta permanente de todos los contratados!
Con esas consignas, hay que exigir que la CGT y CTA rompan los pactos con el gobierno y las patronales y llamen a luchar. Hace falta un plan de lucha nacional para lograr estas urgentes reivindicaciones. Mientras impulsamos y coordinamos las luchas en curso.
Un derrumbe anunciado
Muerte y heridos bajo los escombros. La “otra” inseguridad de todos los días se volvió a expresar. Culpa del gobierno y empresarios mafiosos en pos de ganancias millonarias a través de los negocios inmobiliarios y el “boom” de la construcción. Hoy le tocó a los vecinos de Villa Urquiza. Pero esto viene pasando desde hace años. Son los pequeños Cromañones que sufre el pueblo. Encima hubo denuncias de la UOCRA sobre superficies mal construidas, excavaciones a la ligera, grietas y vibraciones, que no fueron atendidas. Los inspectores del gobierno de la Ciudad son cómplices de la constructora. Macri y sus funcionarios se mostraron con pecheras de rescatistas. La gente los repudió. Interpelados dijeron “no estamos acà para hablar de habilitaciones y denuncias”. Una mafia al servicio del lucro con total desprecio por la vida humana. Una muestra más que Macri gobierna a favor de las grandes patronales. Hay que movilizarse para que pague las muertes con la cárcel, repare todos los daños a los vecinos con dinero de su propio patrimonio y se prohíban estas construcciones mafiosas.
Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.
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