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Mercedes Petit

El 24 de julio de 1783 nacía Simón Bolívar

Un héroe de la revolución latinoamericana

Desde los inicios del siglo XIX comenzó a desarrollarse la lucha anticolonial de América Latina. El nombre de Simón Bolivar está directamente unido al fin del yudo español de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. El sueño de Bolívar, la unidad e independiencia de la "patria grande", sigue pendiente.

Simón Bolívar

Simón Bolívar

Simón Bolívar nació en Caracas hace 227 años. Sus padres eran parte de la rica aristocracia criolla y murieron cuando él era muy joven. Siendo aún adolescente viajó a España, codeándose con la nobleza. Luego a Francia e Italia. En 1905, en el Monte Sacro, en Roma, juró solemnemente dedicar su vida a la independencia venezolana. Regresó en 1806, pasando por Estados Unidos.

Unidad e independencia

Las ideas de las revoluciones norteamericana de 1776 y francesa de 1789, impactaban sobre los anhelos de libertad que iban creciendo en el continente latinoamericano, a medida que los ejércitos de Napoleón avanzaban sobre España. El joven se sumó a los grupos revolucionarios más decididos. El 19 de abril de 1810 la Junta de Caracas proclamó un primer gobierno (en mayo lo hizo Buenos Aires), que lo nombró coronel y lo envió de comisionado a Londres.

Allí tomó contacto con otro venezolano, Francisco Miranda. Este había conformado una logia denominada “Gran Reunión Americana”, cuyos objetivos se sintetizaban en dos palabras: unidad e independencia. En 1811, mientras visitaba Londres, se había interesado en ella un joven oficial del ejército español pero criollo, nacido en Corrientes, José de San Martín.

En julio de 1812, Miranda, Andrés Bello y Bolívar decían: “Los diversos virreinatos y provincias de norte y sud América se dividirán en diferentes Estados, de acuerdo con sus límites físicos y políticos; pero ellos proyectarán un sistema federal que dejando a los respectivos Estados una independencia de gobierno, pueda formar una autoridad central combinada, como la de los anfictiones de Grecia.”*

Guerra a muerte al coloniaje

Entre 1811 y 1824 Bolívar se transformó en el gran jefe militar y político de la guerra de independencia de todo el norte de Sudamérica. Con total entrega y su gran capacidad, vivió éxitos y fracasos, encabezó ejércitos y gobiernos, hasta la victoria final de las tropas bolivarianas en la batalla de Ayacucho, bajo el mando de su entrañable compañero, el general Sucre.

Su determinación en la lucha quedó plasmada en el célebre decreto de 1813 de “guerra a muerte” a todo español, o europeo, que no se sumara activamente a la guerra de independencia. Y aunque había nacido rico, abandonó cualquier lujo y dedicó su fortuna a la causa americana.

Como muchos de los grandes hombres de entonces, se preocupó por la educación popular y en 1816 proclamó la libertad de los esclavos. Pero quizá la idea rectora de sus convicciones, de su lucha política y militar, fue desde siempre la integración continental.

Bolivar no aró en el mar

Manuelita Sáenz, “la libertadora”, fue su compañera inseparable. Una verdadera luchadora que acompañó a Bolívar en los últimos ocho años de su vida, compartiendo con él algunas de sus campañas militares y otras tareas de relevancia. Para Bolívar, aquella América Latina burguesa que iba naciendo debía ser una “patria grande”. Desde 1825 comenzó a impulsar proyectos de integración que fueron cayendo uno a uno. La mezquindad de los distintos sectores burgueses regionales, que se regían por la defensa sin escrúpulos de sus intereses económicos, políticos y sociales y que se acomodaban a las presiones de las distintas potencias imperialistas en pugna, dio lugar a la balcanización continental. Las luchas intestinas, con insurrecciones, caídas y ascensos de gobiernos y personajes, e intrigas sin fin, le provocaron a Bolívar no solo el exilio, sino la desmoralización.

Bolívar murió a los 47 años, el 17 de diciembre de 1830, en territorio colombiano, cerca de Santa Marta, en la finca San Pedro Alejandrino (actualmente un museo). Poco antes, había escrito: “América no es gobernable. Aquellos que favorecieron la revolución son como los que araron el mar”.

Simón Bolívar fue el máximo héroe de la revolución latinoamericana contra el imperio español, e intentó sin lograrlo construir una sola república libre y democrática en Sudamérica**. Tuvo limitaciones y errores, pero la frustración de su sueño fue una consecuencia del desarrollo del capitalismo en el continente y en el mundo, que motorizaba las ambiciones propias de las distintas burguesías, y alentaba las divisiones. La mezquindad burguesa llevaría a que se perdiera incluso la independencia, y que se recayera en las garras de nuevos coloniajes. Simón Bolívar no aró en el mar. Su obra y su ejemplo caló muy profundamente en la tierra latinoamericana y sigue inspirando las luchas por una segunda y definitiva independencia continental.

 

*Los hechos que cambiaron la historia en el siglo XIX, por Ricardo de Titto. El Ateneo, Buenos Aires, 2006.
**Fue por eso que la corriente que dirigía Nahuel Moreno dio su nombre, Simón Bolivar, a la Brigada militar que formó desde Colombia en 1979, para ir a combatir contra la dictadura de Somoza en Nicaragua, rechazando críticas de algunos sectarios que enfatizaban su carácter de dirigente burgués.


Chávez: ¿Investigar la muerte de Bolívar y no las de las víctimas del sicariato?

Desde hace meses, el presidente venezolano Hugo Chávez comenzó a impulsar una campaña para determinar si existen rastros de veneno en los huesos de Bolívar. O sea, para investigar si fue asesinado hace 180 años. Para ello dio orden a al Fiscalía General de que se aprontara una urgente investigación, exhumando sus restos. Cosa que se está concretado en estos días.

Mientras tanto, los trabajadores y el pueblo venezolanos siguen sufriendo la inflación, el deterioro de los salarios y demás flagelos que los castigan bajo el gobierno supuestamente “bolivariano”. Uno de esos flagelos es la represión a los luchadores y el accionar del sicariato en la ciudad y el campo. Hay varios dirigentes sindicales que han sido asesinados y las exigencias de investigación y castigo no avanzan. Debido a ello, Orlando Chirino, dirigente de la C-Cura y la USI, viene exigiendo ante el pueblo trabajador y en distintos medios de prensa, que Chávez ponga la misma preocupación y exigencia de investigación que tiene sobre el supuesto asesinato de Bolívar, con los dirigentes sindicales asesinados de CCURA en el estado de Aragua. Reclamando que intervenga para que se termine la impunidad, se identifique y juzgue a los responsables materiales e intelectuales de los asesinatos de los compañeros Richard Gallardo, Luís Hernández, Carlos Requena, Ramiro Ponce, Luís Delgado, Edraas Vázquez, Jerry Díaz, y todas las víctimas del sicariato.


San Martín y Bolívar en Guayaquil: El encuentro de dos grandes

En junio de 1821 el ejército bolivariano triunfó en Carabobo y entró victorioso en Caracas. El 7 de septiembre, Bolívar fue nombrado presidente de Colombia por el Congreso. En mayo de 1822 Sucre venció en Pichincha y Bolívar entró en junio a Quito, que se incorporó a Colombia.

En julio de 1821 se había logrado acabar con los realistas en Perú, donde San Martín aceptó hacerse cargo del gobierno. Allí prácticamente no existían sectores burgueses locales afines a la lucha independentista. Lima había sido el centro del poder realista y los “maturrangos” (como solía decirle San Martín a los españoles) habían huido o conspiraban.

La situación de San Martín se hacía cada vez más difícil. Supo de la muerte de su gran apoyo, el general Güemes, acaecida el 17 de junio en Salta. El año anterior había muerto Manuel Belgrano, y Pueyrredón se había alejado de la política. Buenos Aires, inaugurando un nuevo proceso con Rivadavia y Martín Rodríguez en el gobierno, le daba la espalda al interior y a la guerra de la independencia. El libertador del sur ha ido quedando cada vez más sin apoyo para su causa americanista. Y se dispuso a solicitarle a Bolívar un importante apoyo en tropas, pero no lo conseguirá.

El 26 de julio de 1822 se trasladó en la goleta Macedonia y desembarcó en Guayaquil. La ciudad estaba en poder de los partidarios de Bolívar. Los dos grandes libertadores de Sudamérica se fundieron en un abrazo al encontrarse. Hasta el día siguiente, se reunieron varias veces. Ambos jefes hicieron honor a su compromiso de mantener en reserva lo conversado. Quedaron indicios en la correspondencia posterior de ambos, y comenzó la labor de interpretación de los historiadores. Pero sin ninguna duda ambos coincidieron plenamente, en sus respectivas vidas y en aquel encuentro, en aquellas palabras del programa de su juventud: todo por la unidad e independencia sudamericana.


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