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José Castillo

¡Basta de que los ingleses nos roben el petróleo!

Gran Bretaña inició exploraciones para quedarse con el petróleo en el Mar Argentino. Cristina le otorga al Barclays, uno de los dueños de la empresa exploradora, el control del canje de la deuda externa. ¿Qué hacer frente a la usurpación y el saqueo?

El gobierno inglés ha dado un nuevo paso en su ya larga lista de atropellos posteriores a la guerra de 1982. Ahora ha decidido unilateralmente iniciar acciones de exploración de petróleo en el Mar Argentino, a unas 150 millas al norte de Malvinas, por medio de la empresa Desire Petroleum (uno de cuyos principales accionistas es el Banco Barclays), a través de la plataforma petrolera Ocean Guardian.

Es una muestra más del fracaso de la llamada política de “desmalvinización”, que llevaron adelante todos los gobiernos argentinos desde 1982. Intentaron “normalizar” lo antes posible las relaciones con Gran Bretaña, “congelando” el reclamo, haciendo “como si” la usurpación de Malvinas no existiera.

Mientras tanto, los ingleses siguieron avanzando. Ya en 1982, al finalizar la guerra, el Reino Unido había fijado una “zona de exclusión” de 200 millas. En 1987, unilateralmente establece una zona de 150 millas de explotación pesquera exclusiva, adjudicándose de hecho 214.000 kilómetros cuadrados. En 1991, después incluso de los llamados “acuerdos de Madrid” -máxima entrega de Menem a los ingleses, donde hasta deja “en suspenso” el tema soberanía-, Gran Bretaña vuelve a avanzar unilateralmente, declarando una virtual soberanía sobre las 200 millas de lecho y subsuelo submarino alrededor de Malvinas, sumando a su control 438.000 kilómetros cuadrados. Y en 1993, se adjudica las 200 millas alrededor de las Georgias y Sandwich del Sur, agrandando su “zona exclusiva” a 1.200.000 kilómetros cuadrados. Con este “antecedente”, se posiciona para reclamar dos millones de kilómetros cuadrados más en la Antártida Argentina.

La “pampa sumergida”

Dimensionemos estos números. Todo el territorio argentino alcanza 2.800.000 kilómetros cuadrados. Nuestra plataforma continental del Mar Argentino ocupa 1.500.000 kilómetros cuadrados y la Antártida Argentina otro millón. Por lo tanto, lo que está en juego no es sólo el territorio de las islas, sino una superficie casi similar a toda la Argentina continental.

El interés británico en esta área puede resumirse en dos cuestiones. La geopolítica: se trata del control imperalista sobre el Atlántico Sur. Gran Bretaña ha instalado la base militar de Mount Pleasant en Malvinas, como parte del dispositivo militar de la Otan, que se articula con el despliegue de la IV Flota de los Estados Unidos, aliado estratégico de los ingleses.

El otro interés es el económico. A la conocida riqueza pesquera de la región, que ya está siendo saqueada, se le suma la casi certeza de inmensas reservas petroleras, estimada en 60.000 millones de barriles de petróleo (30 veces nuestra deuda externa).

Ante semejante conflicto, el gobierno de Cristina no hace nada. O peor que nada. No sólo no ha denunciado y roto los acuerdos de Madrid firmados por Menem (que, como vimos, son burlados sistemáticamente por los ingleses). Tampoco ha denunciado el tratado de Lisboa de la Unión Europea, que incorpora a las Malvinas como territorio extracontinental europeo. Lo peor es que, mientras “protesta” formalmente, sigue ofreciéndoles negocios a las empresas británicas, incluso a las directamente involucradas en el saqueo de nuestro petróleo en Malvinas. Tal el caso del Barclays, que ha sido designado por el ministro Boudou como uno de los bancos encargados del nuevo canje de deuda.

Hay que hacer lo contrario. Romper los acuerdos entreguistas firmados por Menem, denunciar en todos los foros la agresión británica, hacer un escándalo diplomático internacional, reclamar la solidaridad de todos los países del Tercer Mundo. Y, por sobre todo, usar la única herramienta que hoy efectivamente les dolería: atacar sus intereses económicos, confiscando sus empresas (ver recuadro).

A 28 años de la guerra, el reclamo de nuestra soberanía sobre Malvinas va mostrando su real dimensión. No sólo se trata de la justa devolución de un territorio usurpado. Hablamos de la riqueza de futuras generaciones de nuestro pueblo. Está en juego la mismísima existencia de soberanía sobre la totalidad del Mar Argentino. Es una tarea antiimperialista pendiente que, en el año del Bicentenario, la debemos asumir como tal.


¿Hay que respetar la voluntad de los kelpers?

Malvinas es un enclave colonial. Así está reconocido hasta por resoluciones de las Naciones Unidas. Los auténticos moradores de Malvinas fueron expulsados, junto con el gobierno argentino, en 1833. Gran Bretaña trasladó a las islas una población artificial e impidió desde entonces el afincamiento de argentinos. Por eso estamos en contra del principio de “autodeterminación de sus habitantes”, que proponen los ingleses como salida del conflicto. Tanto con el formato de “independencia de las Falklands” (que crearía un Estado títere probritánico), como bajo la continuidad del status actual, lo único que se garantizaría sería la continuidad de la usurpación territorial y el saqueo de nuestras riquezas por los ingleses. La única salida es la plena integración de las Malvinas al Estado Argentino, terminando con la usurpación imperialista británica.


Das Neves entregado a los ingleses

El gobernador de Chubut y candidato presidencial para 2011, Mario Das Neves, buscando endeudar a su provincia por 300 millones de dólares, cede como garantías 10 años de las regalías de petróleo que le corresponden a Chubut. Dicho sea de paso, esas regalías no son otra cosa que la “limosna” que le otorga Pan American Energy (de Bulgheroni y la British Petroleum) por la explotación de Cerro Dragón, a los que se le regaló la concesión hasta el 2047. Entrega sobre entrega. Y, por si fuera poco, la operación se hará bajo las leyes de Gran Bretaña.


YPF-Repsol con los ingleses

En la cuenca Malvinas, pero fuera de la zona de exclusión británica, también busca petróleo un consorcio integrado por YPF Repsol y Panamerican Energy. Como dijimos en otra nota, uno de los dueños de esta última es British Petroleum, también involucrada en la exploración en Malvinas. Pero lo más grave es que la mismísima YPF Repsol tiene como accionista a BlackRock, que a la vez tiene participación accionaria en Desire Petroleum, la dueña de la Plataforma Ocean Guardian. O sea que la multinacional española Repsol tiene intereses compartidos con los saqueadores ingleses. Una razón más para reestatizarla.


Confiscar las empresas inglesas

Mientras Gran Bretaña avanza sobre nuestras riquezas en Malvinas y el Mar Argentino, innumerables empresas británicas siguen haciendo ganancias millonarias en nuestro país. El colmo, como ya lo mencionamos en la nota principal, es el banco Barclays, seleccionado para el canje de deuda en el mismo momento en que su plataforma de exploración saquea nuestro petróleo en Malvinas.

Muchos se preguntan cómo debemos responder. Existe una medida elemental, la única que efectivamente los hará retroceder: confiscar a todas las empresas con capitales británicos que operan en nuestro país. No son pocas. Reseñemos las más importantes: Metrogas (British Gas Group posee el 54,67% de la propiedad); Shell; las empresas dónde tiene acciones British Petroleun (que incluyen Panamerican Energy, adjudicataria por 40 años del yacimiento de Cerro Dragón); Unilever (dueña, entre otros, de Guereño y CICA); Cadbury (dueña en la Argentina de Stani); Nobleza Piccardo, los bancos HSBC y Standard Bank (este último con una propiedad del 75% para Standard Bank London); las empresas de medicamentos AstraZeneca y Glaxo, y Minera La Alumbrera (gerenciada por la anglosuiza Xstrata Llc, que posee además el 50% del paquete accionario). Así empezaremos a demostrarle a los ingleses que estamos dispuestos de verdad a defender nuestra soberanía.


Malvinas, una experiencia que marcó a fuego nuestra historia, con notas de actualidad.

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