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Julio Poblesec 

Un premio merecido

“El secreto de sus ojos” conmovió a millones de espectadores en Argentina y el exterior. Además de la calidad de la obra, el masivo reconocimiento del público refleja que, para la mayoría de los argentinos, siguen presentes las principales deudas de la justicia, siendo los crímenes de la Triple A bajo el gobierno de Isabel Perón una de las más importantes.

Afiche de la película en otras partes del mundo

Afiche de la película en otras partes del mundo

Dos millones y medio de personas la vieron en los cines de Argentina. Cientos de miles en DVD. Desde que se estrenó “La historia oficial” en abril de 1985 (que abordó el tema de la apropiación de bebés, cuando esta aberración de los genocidas recién comenzaba a salir a la luz), una película argentina no tenía tanto éxito. Un guión muy bien logrado, excelente trabajo del director Juan José Campanella y su equipo, el de su director fotográfico Felix Monti (el mismo de “La historia oficial” que también obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera en 1985), dieron el marco adecuado para que los protagonistas (Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago y Guillermo Francella) lucieran su calidad actoral. Más allá de la conocida parcialidad y juegos de intereses que se desenvuelven detrás de la Academia de Holywood, lo cierto es que es una obra cinematográfica merecedora de un premio tan importante como el Oscar.

En “El secreto de sus ojos” -una apasionante historia de amor y de vidas que tienen como trasfondo el surgimiento de la Triple A- unos honestos empleados de Tribunales se encuentran frente a un episodio de violación y asesinato. Corría el año 1974, con Isabel Perón en la presidencia, época en que las Tres A, comandadas por José López Rega que la secundaba en el gobierno, comenzaban su escalada de asesinatos de activistas, dirigentes sindicales y militantes de izquierda.

El personaje de Darín debió impedir que un fiscal corrupto dé por resuelto el caso culpando del crimen a dos albañiles. A pesar de su denuncia, el corrupto fue ascendido a funcionario del gobierno. Un año después de hallar y encarcelar al verdadero culpable, el protagonista comprueba atónito que el criminal -que creía en la cárcel- estaba libre e integrando la custodia de la presidente “Isabelita”. La historia muestra la impunidad con la cual, desde el ministerio del Interior peronista, se liberaba a los peores presos reclutándolos para la Triple A y cómo sus patotas asesinaban impunemente. El personaje encarnado por Francella muere asesinado -en lugar de Darínpor esta banda fascista.

Sin duda, gran parte del éxito se debe a esta realidad que refleja la película. Como manifestó Félix Monti, su director de fotografía, “una realidad oculta como fue lo que significaron las Tres A... Aunque después llegaron cosas monstruosas, en las Tres A estuvo la base de toda una destrucción”. (Página12, 13-03). Sin embargo, quienes se sucedieron en el gobierno desde diciembre de 1983 hasta el actual de Cristina Kirchner, nombran los crímenes de la dictadura militar, pero nunca hablan de la Triple A y lo que ocurrió durante los dos años previos al golpe militar de marzo de 1976. No lo hacen porque pretenden ocultar la connivencia de centenares de civiles en la represión y la responsabilidad de los principales dirigentes del peronismo y el radicalismo que, con sus acciones, facilitaron el golpe. Ejemplo de esto fueron los decretos de Ítalo Luder (sucesor de Isabel Perón) y su ministro Ruckauf que, con la excusa del aniquilamiento de la guerrilla, extendieron la represión y sentaron las bases para el golpe militar.

Muchos de esos civiles son empresarios o aún ocupan cargos como funcionarios de gobierno. El único acto de justicia válido para con los criminales de la Triple A y del “proceso” será, para los que aún siguen con vida, que vayan a parar a la cárcel común, efectiva y de por vida. Cualquier otra medida individual o mediática es pura demagogia y afán de protegerlos. Sólo con la más amplia movilización lograremos imponerlo. “El secreto de sus ojos” hace un buen aporte en esta lucha, que sólo culminará cuando triunfemos.


El PST y la Triple A

La Masacre de Pacheco, en la que fueron brutalmente asesinados nuestros compañeros del PST: “Hijitus” Meza, “Tano” Zidda y “Tony” Moses, fue parte del debut de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), creada por el gobierno peronista de Isabelita. Junto a “Indio” Fernández (obrero metalúrgico), fueron las primeras víctimas, en mayo de 1974, que sufrió el Partido Socialista de los Trabajadores, del cual proviene Izquierda Socialista. Les siguieron César Robles (de la Dirección Nacional), Rubén Boussas (dirigente estudiantil secundario), Juan Carlos Nievas (delegado sindical) y otros compañeros de la ciudad de La Plata. A ellos se sumaron otros cien compañeros desaparecidos durante la dictadura. En este nuevo aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976, otro año más sin que los fascistas genocidas de la Triple A y del “proceso” hayan recibido su merecido juicio y castigo, renovamos nuestro eterno recuerdo y homenaje a estos camaradas caídos en la lucha por el socialismo.


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