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Mercedes Petit

10/2/1980: los trabajadores brasileños lanzaban su propio partido

Hace 30 años se fundó el PT

Al calor de las huelgas obreras contra la dictadura, en el centro industrial del Gran San Pablo, nació el Partido de los Trabajadores. Fue una experiencia muy importante. Su conducción, encabezada por Lula (que llegó a la presidencia en enero de 2003), lo llevó a rendirse ante los patrones y el imperialismo.

Izquierda: Febrero de 1980: Acto fundacional del PT. Derecha: 6 de agosto de 2004: movilización de estatales repudia a Lula

Izquierda: Febrero de 1980: Acto fundacional del PT. Derecha: 6 de agosto de 2004: movilización de estatales repudia a Lula

1979: Lula habla en asamblea metalúrgica en San Bernardo

A fines de los setenta la dictadura que dominaba el Brasil desde 1964 se debilitaba. Se extendía el descontento popular contra los militares y en 1978-79 el país fue sacudido por las huelgas, en primer lugar de los metalúrgicos del ABC (Santo André, San Bernardo, San Caetano y Diadema, el cordón industrial paulista).

El congreso de los metalúrgicos

En enero de 1979 se reunió en Lins, interior del estado de San Pablo, el IX Congreso de los metalúrgicos paulistas. Entre los presentes estaba Luiz Inacio Lula da Silva, presidente del sindicato de San Bernardo, quien era parte de los sectores de la burocracia sindical influidos por la iglesia católica -muy poderosa en ese país- que rompían con los “pelegos” (burócratas tradicionales) y se ponían al frente de las luchas. Un representante del sindicato de Santo André, militante de Convergencia Socialista, la corriente trotskista que encabezaba Nahuel Moreno, presentó la moción de llamar a todos los trabajadores brasileños “a unirse en la construcción de su partido”, que fue aprobada casi unánimemente. Estaba el terreno fértil. La mayor parte de los sindicatos paulistas tomaron el llamado. En la Plataforma Política se daban una serie de puntos para la lucha contra la dictadura, reforma agraria, defensa del salario, empleo, salud y vivienda. Se proponía la estatización de los servicios públicos, las empresas extranjeras y las grandes empresas y bancos brasileros, la estatización de las fuentes y empresas de energía y extractivas, y un gobierno de los trabajadores*. Ese fenómeno clasista tan progresivo desde su nacimiento fue “sometido a una gran presión por parte de la burguesía”, con la correa de trasmisión de la iglesia católica, que orientaba a Lula**.

La fundación

El 10 de febrero de 1980, en el Colegio Sion en San Pablo, 1.200 personas, en su amplia mayoría obreros, aprobaron el lanzamiento del PT. Fue un hecho inédito en América Latina, que comenzó a dar una directa referencia de independencia de clase a los trabajadores brasileños. Convivían en el PT distintas corrientes (entre ellas, varias trotskistas) y proyectos, con un funcionamiento interno amplio. Desde su nacimiento existió una inmensa contradicción entre su composición obrera y su carácter clasista muy progresivo y el papel de su dirección mayoritaria, íntimamente ligada a la iglesia, que sistemáticamente empujó para darle un enfoque de conciliación de clases y policlasista. Por ejemplo, en la fundación, aunque se mantuvo la necesidad de la “independencia política de los trabajadores”, se eliminó la expresión “un partido sin patrones” y la consigna de “gobierno de los trabajadores”.

Sin embargo, el empuje arrollador del ascenso de la poderosa clase obrera y de su vanguardia muy luchadora y radicalizada, hizo que el PT impulsara una orientación combativa y de clase. Por ejemplo, en las elecciones para la gobernación del estado de San Pablo en 1982, los candidatos, comenzando por el mismo Lula, eran casi todos obreros y su consiga fue “trabajador vota trabajador”. En 1983 el PT impulsó la fundación de la CUT, una vigorosa central sindical con un funcionamiento interno bastante democrático, que creció rápidamente a medida que fueron cayendo la mayor parte de los burócratas “pelegos”.

Las movilizaciones revolucionarias que liquidaron a la dictadura en 1984, abrieron una nueva etapa de libertádes democráticas. El PT se masificó. Gran parte del movimiento estudiantil empezó a hacerse “petista”. En 1985 se ganó la primera capital de un estado, Fortaleza (Ceará). Más importante aún fue que los votos en San Pablo alcanzaron el 20%.

Del clasismo a la traición

La transformación del PT en un gran partido de masas fue acompañada por el crecimiento de un aparato partidario cada vez más burocrático y de funcionarios que administraban intendencias y capitales en cada vez más estados, al servicio del capitalismo y la patronal. Fue dejando de ser un partido de obreros para combatir a la burguesía (como lo había dicho el propio Lula a comienzos de la década de los 80) para ser un partido “burgués obrero”, dedicado al electoralismo parlamentario. Sus candidatos comenzaron a incluir profesionales de clase media, y también empresarios, y se alejó de las luchas.

Así, en noviembre de 2002, siendo candidato a la presidencia por cuarta vez, Lula ganó las elecciones presidenciales. A contramano de la ola de descontento obrero y popular que lo impulsó luego de ocho años de ajustes y caída del nivel de vida con Fernando Henrique Cardoso, su campaña fue de acuerdo con sectores de la burguesía y con el imperialismo. Casi no presentó diferencias en su propuesta económica con el candidato del “neoliberal” Cardoso, José Serra, y prometió pagar la deuda externa. En enero de 2003, el PT se convirtió en el partido gobernante. El vice era el principal empresario textil del país e integrante del Partido Liberal, derechista.

En sus sucesivas campañas electorales Lula fue inyectando cada vez más en las cabezas de millones y millones de trabajadores urbanos, rurales, y campesinos sin tierra que, para ganar, había que “sumar” a los patrones, los empresarios. Utilizó su inmenso prestigio, ganado en la lucha contra la dictadura y las huelgas obreras, para transformar al PT en una herramienta política al servicio del capitalismo brasilero y el dominio imperialista. La CST (afin a la UIT-CI) fue uno de los pocos sectores internos que rechazó desde el vamos ese curso conciliador, e impulsó las candidaturas de Lula desde una posición crítica, reclamando el regreso al “PT de los orígenes”, combativo y clasista.

Apenas 6 meses después de asumida la presidencia, Lula declaró la guerra a los trabajadores estatales, con una reforma al sistema jubilatorio. Durante varios meses el paìs estuvo sacudido por huelgas y manifestaciones de miles y miles. Una rebelión sacudió a la base petista. Un importante sector enfrentó al gobierno y al aparato partidario, y se solidarizó con la huelga contra la reforma jubilatoria. Lo encabezaba el diputado federal Babá (de la CST), la senadora Heloísa Helena y otros dos parlamentarios.

El 6 de agosto de 2003, en una marcha de cerca de 70.000 manifestantes en Brasilia, en medio del repudio al gobierno y sus parlamentarios, se quemaron banderas del PT. Circuló un ataúd con la foto de Lula y una definición: “traidor”.

Se cerraba definitivamente la etapa en la cual los trabajadores brasileños habían transitado la experiencia de formar un partido obrero, de lucha y de independencia política de clase. La dirección mayoritaria, surgida del aparato de la vieja burocracia e influida por la iglesia, ganó la pulseada y frustró esa enorme oportunidad. Los cuatro parlamentarios “radicales” fueron expulsados. Al año siguiente, en 2004, fundaron el P-Sol, para darle continuidad a aquella lucha del “PT de los orígenes” (ver recuadro). Por su parte, Lula se fue consolidando como el más importante dirigente latinoamericano al servicio de la dominación burguesa e imperialista del continente.

 

*Resoluçoes de Encontros e Congresos (1979-1998), publicado por el Directorio Nacional del PT. San Pablo, 1998.
**Así se alertaba en Opción Nº 16, de noviembre de 1979, el periódico clandestino del PST, que alentaba firmemente a sus compañeros trotskistas que apoyaban la formación del PT.


Elecciones en Brasil - 2010: Babá, precandidato del P-Sol

En el Psol se viene desarrollando un intenso debate interno. El año pasado, un sector importante de su dirección (entre ellos, la ex senadora Heloísa Helena y el MES, afin al MST en Argentina) impulsó el apoyo a la candidatura presidencial de Marina Silva, del Partido Verde, para noviembre de 2010. Los compañeros de la CST, junto a otros grupos y militantes, impulsaron su rechazo. El Partido Verde es aliado de Lula y, en el estado de San Pablo, de José Serra, principal candidato de la oposición patronal. Lo financian grandes empresarios.

Como parte de esa campaña, la CST levanta la precandidatura presidencial de Babá, uno de fundadores del PSOL y dirigente histórico del PT, hasta su expulsión en 2003 (ver artículo). Personifican así la batalla por mantener las banderas del PSol, de oposición implacable y de izquierda al gobierno Lula y la falsa oposición de derecha. Llaman a mantener las formulaciones del Manifiesto de Izquierda de 2006, y la alianza del PSOL con el PCB y el PSTU.


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