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Escribe:
Juan Rivera
Actos del 17 de Octubre
El PJ no va más
El 17 de octubre ha vuelto a poner de manifiesto la crisis del PJ y el peronismo. Así se expresó en los múltiples actos que se hicieron durante la fecha. Sin embargo, con matices, ninguna de sus variantes tiene nada para ofrecer a los trabajadores.
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El sábado 17 de octubre, distintos sectores del peronismo realizaron sus propios actos conmemorando aquel episodio que le dio origen. Por un lado, el kirchnerismo realizó su ceremonia en el Teatro Argentino de La Plata, luego de haber realizado un acto en la quinta de San Vicente en el que lanzó el Instituto de Formación Política del PJ Bonaerense “Jóvenes para el Bicentenario”. Por el otro, el llamado PJ disidente no logró realizar un acto de manera conjunta. El diputado Felipe Solá realizó el suyo en el estadio Obras Sanitarias, junto a Jorge Busti, los hermanos Rodríguez Saá, Ramón Puerta, entre otros. Sin embargo, no logró que estuviesen presentes figuras de mayor peso, como Duhalde, Reutemann o De Narváez, quienes sólo enviaron sus adhesiones. La ausencia de éstos da cuenta de lo endeble de ese espacio político. Otro de los actos estuvo encabezado por Mario Das Neves, gobernador de Chubut, quien ya ha deslizado sus aspiraciones presidenciales.
Muchos actos, nada para elegir
En una nota que daba cuenta de esta dispersión, un periodista de Página12 titulaba “Un 17 con varias ofertas”. Sin embargo, los únicos que están eligiendo entre aquello que “ofrece” el peronismo son las grandes patronales. Para los trabajadores, en cambio, lo que allí se ofrece es más de lo mismo. Todos los actos, en su conjunto, fueron utilizados como trampolín para lanzarse hacia las presidenciales de 2011.
El acto de los Kirchner contó con la presencia de todo el aparato del PJ bonaerense, a lo que se sumó el respaldo de la burocracia sindical de la CGT -con Moyano y Piumato a la cabeza- el gobernador Bonaerense, Daniel Scioli, entre otros. Lo curioso fue que el gran homenajeado de la jornada fue Antonio Cafiero. Es decir, los falsamente auto-denominados “progresistas” decidieron agasajar a quien fuera ministro de Isabelita. Este homenaje se suma a una seguidilla de políticas oficiales que desnudan al matrimonio presidencial, evidenciando que nada tienen de nacionales y populares. Así se vio durante la represión a los trabajadores de Terrabusi, orquestada por el gobierno nacional junto con la embajada yanqui; lo mismo ocurre con la renegociación con los bonistas o la vuelta al FMI, que preanuncian el regreso formal a las “relaciones carnales”, tan vapuleadas por el kirchnerismo.
Tampoco son alternativa quienes se hicieron presentes en el acto de Solá. Se trata de un conglomerado de arribistas, muchos de ellos provenientes del menemismo, e incluso del kirchnerismo -como el propio Solá-, todos ellos férreos defensores de las grandes patronales como el grupo Clarín o la Mesa de Enlace. Lo mismo vale para los “ausentes con aviso” de este acto, como Duhalde o Reutemann.
Para los trabajadores no hay salida de la mano del peronismo
Hoy, en todas su variantes, lejos está el peronismo de aquella experiencia fundacional del año 45. En ese entonces, aprovechando una coyuntura internacional favorable, los trabajadores obtuvieron importantes concesiones. Sin embargo hoy, incapaz de garantizar mejoras para los trabajadores, el peronismo se ha convertido en sinónimo de pobreza y entreguismo. Sino basta con ver cuáles han sido las medidas adoptadas por sus gobiernos. Si hoy el kirchnerismo se pelea con la oposición, lo hacen para ver quién defiende a cual sector patronal. Con matices, todos coinciden en seguir gobernando para las grandes patronales y el imperialismo. Se pelean para ver quién va a seguir gobernando para los de arriba, avanzando en las negociaciones con el FMI, pagando la deuda externa y en defensa de las privatizadas y multinacionales.
La alternativa para los trabajadores no va a venir del peronismo, que ya ha demostrado al servicio de quién gobierna. Por el contrario, los propios trabajadores deben avanzar en la conformación de una herramienta política propia, en unidad con los luchadores y la izquierda, que se plantee avanzar en medidas políticas de fondo que resuelvan los graves problemas estructurales de la clase trabajadora y demás sectores populares.
Cavallo a favor de Cobos-Reutemann
En una de sus esporádicas apariciones, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo auguró que “tanto Cobos como Reutemann podrían conformar un buen gobierno” en 2011. Agregó que “sería bueno un frente del peronismo disidente y el PRO que llevara como candidato a Carlos Reutemann” y que, además, le “interesa lo que pasa con el panradicalismo y con el socialismo, que podrían unirse y llevar como candidato a Cobos, y convocar a gente para un buen gobierno” (Página12, 14/10).
Cavallo es recordado por haber sido el principal gestor del “corralito”, con el que se intentaba esquilmar a los ahorristas en beneficio de los grandes pulpos financieros. Pero, además, carga con un suntuoso prontuario. Fue el ideólogo de la convertibilidad menemista de los noventa y uno de los principales promotores de las relaciones carnales con el imperialismo. Hoy reaparece como consejero, evidenciando que, tanto radicales como peronistas (en este caso “disidentes”), cuando de gobernar se trata, son prácticamente lo mismo.
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