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Mercedes Petit

A 60 años del inicio de la revolución socialista (Parte II)

China volvió al capitalismo

La conducción burocrática y represiva del Partido Comunista chino comenzó en los setenta la apertura hacia la restauración del capitalismo. Las masas fueron perdiendo las conquistas de la revolución y se volvió a una brutal diferenciación social, la superexplotación capitalista y la subordinación al imperialismo.

La “modernización” capitalista en China va provocando cada vez más pobreza para millones

La “modernización” capitalista en China va provocando cada vez más pobreza para millones

Mao y Nixon en Pekín, febrero 1972

Mao y Nixon en Pekín, febrero 1972

En la nota anterior (1) señalábamos los profundos cambios que se lograron en la China gracias al triunfo de la revolución en 1949. Con la expulsión del imperialismo, la expropiación de los terratenientes y la gran burguesía, y la planificación económica, comenzaron a mejorar las condiciones de vida de las masas rurales y urbanas. Se liquidó el capitalismo y surgió lo que los trotskistas denominamos un estado obrero burocrático. En los sesenta, los PC de la URSS y China se dividieron. Con el discurso de la “coexistencia pacífica” y la construcción del “socialismo real” por parte del PC de la URSS, y el combate al “socialimperialismo” de Kruschev y la reivindicación de Stalin por parte del Partido Comunista chino, ambas burocracias siguieron alejándose de cualquier perspectiva de lucha por el socialismo mundial y fortaleciendo sus vínculos con el imperialismo.

La responsabilidad política de los chinos, en primer lugar, y también de los soviéticos, en la feroz derrota de la revolución en Indonesia, en 1965, fue una prueba más del carácter contrarrevolucionario de dichos aparatos. Adormecieron a las masas apoyando al régimen nacionalista burgués de Sukarno, hasta que éste fue aplastado por un sangriento golpe militar (el Yakartazo).

Las reformas económicas de 1978

En la década de los setenta, los gobiernos de los países donde se había expropiado a la burguesía (la URSS, China, Rumania, Hungría, entre otros) comenzaron a abrir sus economías a la inversión capitalista y fueron aumentando cada vez más sus relaciones con Europa Occidental, Estados Unidos y Japón. En China esta situación se dio junto con relaciones diplomáticas de alto nivel y la visita del presidente Nixon a Pekín en 1972, recibido con honores por el propio Mao Tse Tung.

Mientras mantenía el régimen totalitario del partido único y la total falta de libertades, la burocracia china iba a poner en marcha un proceso de restauración y semicolonización del país. Bajo la presidencia de Deng Xiao Ping (Mao falleció en 1976), se inició en diciembre de 1978 una “modernización” bajo la consigna “ser rico es glorioso”. En el campo (la mayoría de la población) se inició la descolectivización de las tierras. Diez años después existían 70 mil mercados agrícolas de comercialización privada. Este proceso incrementó la miseria y la corrupción. Las estimaciones actuales dan cuenta de que la población rural (800 millones en este siglo, unos dos tercios del total) tiene un PBI de 350 dólares per cápita (2).

Se fue desmontando la planificación económica y abandonando el control estatal del comercio exterior. Se fueron instalando “zonas económicas especiales”, primero sobre la costa, en las cuales comenzó una oleada de instalación de fábricas de las multinacionales (una especie de maquilas), autorizadas a comprar y vender en forma directa en el extranjero. Y avanzaron las privatizaciones. El “milagro” chino se había puesto en marcha: instalar la superexplotación capitalista de una mano de obra superbarata, formada por cientos de millones de campesinos pobres que huían de la miseria rural para caer en una semiesclavitud capitalista urbana, al servicio de los burócratas, los nuevos empresarios y el imperialismo, especialmente el yanqui.

La burocracia del PC chino imponía este tremendo retroceso en nombre del “socialismo a la china” y con enormes carteles con Marx y Lenin en sus congresos. Deng tenía un defensor ampliamente conocido. Decía Fidel Castro en 1985: “Yo no pienso que los chinos hayan renunciado a sus objetivos socialistas, e incluso diría que, a mi entender, muchas de esas reformas son compatibles con una concepción socialista” (3). En las revistas especializadas y la prensa mundial comenzó a aparecer el “caso chino” para argumentar a favor del mercado y las privatizaciones, y seguir denigrando al verdadero socialismo.

La derrota de Tiananmen aceleró la restauración

En 1989 se produjo una gran rebelión estudiantil en Pekín y muchas otras ciudades chinas. Desde dos años antes crecía el descontento y las protestas contra las reformas capitalistas, que provocaban inflación, caída de los salarios, la aparición de la desocupación (combinada con el permanente éxodo rural) y una corrupción galopante. A medidados de 1989 estalló una revolución contra las reformas. Los estudiantes no se movilizaron a favor del capitalismo. Era una revolución política, no social, que iba contra la dictadura del PC chino y su política restauracionista. En las grandes manifestaciones de fin de mayo y comienzo de junio (llegaron a juntarse 700.000 personas), se cantaba la Internacional, se vivaba al PC exigiendo cambios, y hubo apoyo y participación de los trabajadores en la capital y otras ciudades. El 4 de junio hubo una sangrienta represión cuando el ejército cargó contra la multitud reunida en la Plaza Tiananmen. Se estimó una cifra de 3.000 muertos (otros denunciaron hasta 10.000). El gobierno solo reconoció 200, y 3.000 heridos. Tiempo después surgió la organización Madres de Tiananmen, que denuncian el asesinato de sus hijos. Fue un golpe contrarrevolucionario, una derrota que le permitió a la dictadura seguir consolidando la restauración capitalista.

¿Potencia mundial o una maquila pobre y gigantesca?

China tuvo el mayor crecimiento económico del mundo entre 1988 y 1998, con un promedio anual entre el 12 y el 14%. Luego comenzó a descender, pero manteniéndose entre los más altos. Se fue instalando la visión de una China potencia mundial e imparable, alimentada ahora por el relativamente “buen desempeño” de su economía en medio de la crisis aguda que sacude al mundo desde 2008 (la pagan los obreros y campesinos, con despidos y caída de salarios).

No es esa la realidad. No se ha dado un alto desarrollo de tecnología, y el crecimiento se apoya fundamentalmente en la superexplotación masiva de millones, con salarios promedio de 60 o 70 dólares mensuales, y una importante inversión extranjera. Esto ha permitido un gran crecimiento de la exportación de productos de bajo costo, en primer lugar a Estados Unidos,que se desparraman por todo el mundo. Se han desarrollado muchas ciudades nuevas, y una clase media con buen poder adquisitivo, pero la mayor parte de la población sigue en la miseria rural o sufre condiciones de semiesclavitud en el trabajo fabril. Un dato: China figura como una de las principales potencias económicas del mundo, pero “en el reparto del ingreso por habitante (PBI per cápita) cae al puesto 132, detrás de Samoa y Tonga (La Nación, 31/12/05).

El PC chino, que desde el 2002 incluye a los “camaradas capitalistas”, es decir, los nuevos empresarios, ha convertido al país en uno de los más desiguales del mundo, y de mayor represión. Según la revista Forbes, China ocupa el segundo lugar (el primero lo tiene EE.UU., con 415) en la lista de multimillonarios, con 66, mientras que otras fuentes hablan de 100. Habría unas 320.000 personas con un capital mayor al millón de dólares. Habría unos 10.000 con más de 10 millones. Un grupo menor supera los mil millones. Seis de las diez mujeres más ricas del mundo son chinas. Yang Huiyan, de Country Garden, tiene 16.000 millones de dólares, más que George Soros.

Entre los trabajadores y campesinos se vienen dando oleadas de resistencia contra la explotación capitalista y la represión. Hay que apoyar todas las expresiones de estas luchas, hasta lograr el derrocamiento de la dictadura del PC, y seguir la pelea por imponer un gobierno socialista de los trabajadores y campesinos chinos, que retome el camino iniciado en 1949, con un programa revolucionario y con una auténtica democracia obrera.

 

1. El Socialista Nº147. Veanse otras notas en ES Nº51 y ES Nº137.
2. Estos y otros datos en “China, ¿«socialismo de mercado»?”, por Miguel Sorans, en Correspondencia Internacional Nº 25, junio 2008.
3. Le Monde Diplomatique, 9/85, citado en “China, ¿vuelve al capitalismo?”, Correo Internacional Nº13, octubre de 1985.


¡Abajo la dictadura capitalista del PC Chino!

Muy pocas voces en el mundo denuncian a la siniestra dictadura del PC chino. Y mucho menos desde la izquierda, el “progresismo” o el chavismo. Los hermanos Fidel y Raúl Castro, desde Cuba, y el presidente venezolano Hugo Chávez se deshacen en alabanzas a Hu Jin Tao y su régimen. Se suman a la increíble mentira del “socialismo de mercado” y esconden la represión, la prohibición de la utilización de Internet, del derecho de huelga y de formar organizaciones sindicales o estudiantiles que no sean los oficiales de la dictadura. La empresa Yahoo ha entregado datos de activistas a la policía. El gobierno yanqui premió la sumisión del gobierno chino dándoles un puesto de primera línea en el Banco Mundial, además de mantener su status de relaciones económicas privilegiadas.

La Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), a la cual adhiere Izquierda Socialista, llama a la más amplia unidad de acción para apoyar a la resistencia de las masas chinas en su lucha por acabar con la dictadura capitalista en China.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

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