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Escribe:
Miguel Lamas

Estados Unidos: reforma en la salud

Crisis política de Obama

Una de las principales promesas electorales de Obama fue una reforma a favor de los más pobres, en el sistema de salud más injusto del mundo. Pero la promesa está empantanada en el Congreso. Crece el descontento tanto de los que esperaban la reforma como de los que se oponen a ella.

Obama en problemas

Obama en problemas

El sábado pasado se movilizaron decenas de miles de personas frente a la Casa Blanca para insultar al presidente, califi cándolo de “comunista”, “ignorante”, “mentiroso” y “ladrón”. La movilización, impulsada por sectores del partido Republicano y fi nanciada por empresas de medicamentos y clínicas, mostró el grado de tensión política alcanzado, así como los enormes intereses en juego.

Al mismo tiempo, millones y millones de estadounidenses que votaron por Obama, están a la expectativa por el proyecto y reclamando que se cumpla con los cambios anunciados en campaña por el actual presidente. La propuesta de Obama, que obviamente está muy lejos de ser “comunista”, se fue diluyendo. Tanto, que aunque se apruebe la ley, se duda sobre los benefi cios para los más pobres.

El “lujo” de enfermarse

Para los 46 millones de personas que no tienen ninguna cobertura de salud (en Estados Unidos no existe el hospital público), y para la mayoría de los trabajadores, enfermarse es un lujo. Históricamente fueron las patronales las que cubrían el seguro médico de sus trabajadores.

Jonathan Parker, del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, afi rma que cada día más empleadores se niegan a ofrecer los benefi cios del seguro médico a sus empleados. “Ahora, cuando se va a una mesa de negociaciones, no se habla de salarios, el tema número uno en la lista de prioridades que deben estar en el contrato laboral es el seguro médico”, explica Parker (VOA News). Grandes huelgas de los últimos años, como la de los empleados de comercio de California o los obreros de la General Motors, tuvieron como punto central reivindicativo la exigencia de que la patronal pague el seguro médico.

Pero, aun teniendo seguro: “Ellos expulsan a los enfermos”, dijo Wendell Potter, el ex jefe ejecutivo de la empresa de salud Cigna, en un testimonio ante el Comité del Senado el 24 de junio. “Revisan si un asegurado pudo haber omitido una enfermedad previa o una condición preexistente cuando llenó su forma para la cobertura, utilizando la omisión como justifi cación para cancelar la póliza, aunque el cliente nunca haya faltado un pago en años.”

El gasto nacional en salud es el 17.6% del PIB (una sexta parte de la economía). El gasto per cápita es el doble de cualquier otro país industrializado. Pero todo se va a las fabulosas ganancias de laboratorios, aseguradoras y hospitales privados, que son los que se oponen a cualquier reforma.

Los costos en salud, por hogar promedio, ascendieron a 15.369 dólares anuales, lo que representa casi la mitad de sus ingresos. Se calcula que unas 18 mil personas mueren cada año como resultado directo de no tener un seguro, según el Instituto de Medicina.

La reforma de Obama

Este sistema llevó a una grave crisis de la salud. Incluso, sectores burgueses presionan por una reforma porque, dicen, ya son insostenibles los costos de salud. La crisis económica agravó esta situación, especialmente para los trabajadores y, por supuesto, para los despedidos que pierden su seguro de salud.

El presidente Barack Obama propone una reforma cuyo objetivo proclamado es ofrecer acceso a los servicios básicos de salud a casi todos los estadounidenses, y a la vez reducir los costos exorbitantes.

Pero la enorme presión de los monopolios de la medicina, que fi nancian las campañas de gran parte de los legisladores, llevó a una crisis en el Congreso. El gobierno trata de destrabarla con una negociación que está diluyendo la reforma. Por ejemplo, ya renunció a que el Estado se encargue de la atención pública de los más pobres. Ahora habla de formar cooperativas de salud, e incluso de ¡multar a los que no tengan seguro médico!

Esta crisis produce descontento, tanto en los sectores de derecha como en la base electoral de Obama, que ve defraudadas sus esperanzas de un cambio real.

Lo que ocurre en la salud en EE.UU. lleva al extremo el despiadado lucro empresarial. Solo la liquidación del negocio capitalista de la salud, la estatización con control de los trabajadores y el pueblo, puede garantizar la atención universal de salud gratuita para toda la población, como se hizo en Cuba. Pero esto, claro, ni lo sueña Obama. Son los propios trabajadores y sectores populares norteamericanos, sometidos hoy a esta brutal explotación de la mafi a médica, los que tendrán que organizarse y luchar para derrotarla.


La película “Sicko”

Michael Moore narra en su documental “Sicko” el desastre de la salud pública en EE.UU. y lo compara con varios países. En todos los casos la atención médica es mejor y más barata. Entre ellos en Cuba.

Un obrero va a atenderse en Nueva York porque se cortó dos dedos. Como es muy caro, sólo puede pagar el reimplante de uno. Al otro dedo lo tiran a la basura. Un hombre de 70 años limpia supermercados para poder pagar sus medicinas, a pesar de estar asegurado.

Muchas personas que ayudaron en las torres gemelas, bomberos, policías, tratadas como héroes en el 11-S, contrajeron enfermedades respiratorias. Hoy tienen problemas para pagar sus tratamientos y nadie se ocupa de ellos. Moore lleva a varios de ellos a Cuba, para que los curen gratuitamente.


Lugar 37 en el mundo

“La Organización Mundial de la Salud dice que EE.UU. ocupa el lugar 37 en el mundo en el ranking de los sistemas de asistencia sanitaria, por detrás de Colombia y Portugal. En mortalidad infantil ocupa el lugar 44, por detrás de muchos países pobres de Latinoamérica… Estados Unidos tiene menos médicos, enfermeras y camas de hospital que la mayoría de los países desarrollados.” (Guy Saperstein, AlterNet)


Urgencias

Natalia Schust, una argentina de 30 años que vive en Atlanta, dijo que para llamar al servicio de urgencias, el 911, “se piensa dos veces. Sólo por venir a buscarte con la ambulancia te cobran 500 dólares. Mucha gente opta por manejar hasta el hospital”. “Una amiga tuvo problemas ginecológicos y su seguro médico no los cubría. Entre consulta, tratamientos y medicamentos, tuvo que pagar 2.000 dólares” (Clarín, 10/11).


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