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Mercedes Petit

1º de septiembre de 1939: Hitler invadió Polonia

Comenzaba la Segunda Guerra Mundial

Hace 70 años, cuando el ejército alemán invadió Polonia, Francia e Inglaterra declararon la guerra al Tercer Reich. En el “Eje” se juntaron Hitler, la Italia de Mussolini y el Japón. La carnicería para derrotarlos duró seis años, con una enorme destrucción de ciudades, pueblos, barrios, fábricas, puentes, carreteras, hospitales y escuelas, de todo. Costó más de 50 millones de muertos. Entre ellos, más de 6 millones de judíos y más de 20 millones de soviéticos.

Congreso del partido nazi. Nuremberg. 1934

Congreso del partido nazi. Nuremberg. 1934

En 1935-36 Mussolini arrasó Etiopía y la anexó a Italia. No pasó nada. En marzo de 1938, Hitler anexó Austria y, en septiembre, Checoslovaquia, luego de reunirse con los representantes de Francia e Inglaterra en Munich. Tampoco pasó nada. Los fascistas españoles recibían armas, municiones y soldados de sus amigos alemanes e italianos, mientras el bando republicano se iba debilitando, entre la “neutralidad” de Francia e Inglaterra y el envío de armas con cuenta gotas de Stalin. Las leyes antijudías en Alemania ya venían anticipando lo que luego serían los campos de concentración y horrores del Holocausto. En muchos países surgían o se fortalecían partidos y organizaciones fascistas. El magnate de la industria del automóvil yanqui, Henry Ford, era hincha fanático de Hitler.

León Trotsky, exiliado en México, escribía en 1938: “Toda la perspectiva mundial, y, por consiguiente, también la vida política interna de los distintos países, está oscurecida por la amenaza de la guerra mundial. La catástrofe inminente provoca estremecimientos de angustia en las más amplias masas de la humanidad. /…/ El antisemitismo es hoy una de las convulsiones de la agonía del capitalismo.” (El Programa de Transición). Desde 1933, Trotsky venía alertando que el gran objetivo de Hitler era destruir a la URSS.

La expansión del Tercer Reich

A fines de agosto de 1939, Stalin le dio el empujón decisivo a Hitler para que la colosal maquinaria bélica del nazismo se pusiera en marcha con todo. Firmó con él un pacto de “paz y ayuda” (véase El Socialista Nº143). El 1º de setiembre, el ejército alemán comenzó a invadir Polonia. La Segunda Guerra Mundial había comenzado.

Fue el enfrentamiento entre el Eje (Alemania, Italia y Japón) y los Aliados (Francia e Inglaterra, a los que se sumaron, en 1941, la URSS en junio, y Estados Unidos en diciembre). Territorialmente, se desarrolló en gran parte de Europa continental (Inglaterra sufrió el bombardeo de Londres), hasta las cercanías de Moscú en la Unión Soviética, el norte de Africa, el Pacífico sur en la zona japonesa y la costa de China.

Los ejércitos nazis ocuparon Francia a partir de junio de 1940. Luego, Bélgica, Holanda, Grecia, y los Balcanes, además parte de Europa central y la URSS (Ucrania y Bielorrusia fueron arrasadas). En la península ibérica había regímenes fascistas. La “democrática” Suiza, supuestamente neutral, mantuvo un funcionamiento bancario funcional a los nazis. La invasión a la URSS comenzó en junio de 1941. Los japoneses bombardearon la base norteamericana de Pearl Harbor en el Pacífico Sur en diciembre de ese mismo año. EE.UU. entró en el conflicto. No se combatió en su territorio ni sufrió ataques aéreos, aunque envió al combate en Europa y el Pacífico a millones de jóvenes.

¿Qué fue el nazismo?

La Primera Guerra Mundial (1914- 18) fue una horrenda carnicería, provocada por el enfrentamiento entre las grandes potencias imperialistas europeas por el reparto del mundo en colonias y mercados. En la Segunda Guerra (1939-1945), la disputa interimperialista se combinó con un fenómeno surgido en la década previa, producto de la decadencia del sistema capitalista: el fascismo, y su máxima expresión, el nazismo alemán. Era la máxima expresión de la contrarrevolución capitalista imperialista. Por eso su obsesión por aplastar a la Unión Soviética, que, a pesar de la burocracia estalinista, era la mayor conquista de la revolución obrera en el mundo.

Decía Nahuel Moreno en Conversaciones: “Nuestra expresión, socialismo o barbarie, parece una consigna, pero en realidad es un concepto teórico muy profundo. Significa que la crisis capitalista no conduce inexorablemente al socialismo sino que puede dar lugar a una nueva sociedad de clases mucho peor que el capitalismo, basada en formas de trabajo semiesclavistas.

“En ese sentido es apasionante el estudio del nazismo. El fenómeno de Hitler no ha sido estudiado a fondo por los marxistas. En el racismo hitleriano tenemos el embrión de una nueva sociedad esclavista, con los campos de exterminio y de trabajo adonde Hitler enviaba a los judíos, los polacos y también a los izquierdistas. Es el comienzo de una nueva relación de producción con nuevas formas de esclavitud. […]

“En primer lugar, Hitler sometió a ese principio de esclavitud a los judíos y a los izquierdistas alemanes antes de la guerra. Después lo extendió a los pueblos conquistados, principalmente a los eslavos. Por otra parte, en la historia moderna no se había visto nada parecido a la barbarie nazi. En la Primera Guerra Mundial no existían campos de concentración donde se empleara mano de obra esclava.

“Los únicos precedentes se remontan al surgimiento del capitalismo, y la conquista de América por los españoles y los portugueses, principalmente aquellos. […]

“Creo que es evidente el paralelismo entre el genocidio de los indígenas por los españoles, en los comienzos del capitalismo, y el de los judíos y los eslavos por Hitler, ya en la época de decadencia del sistema. Pero Hitler retoma también otro elemento de la etapa inaugural del capitalismo: la tendencia de los países más desarrollados a transformar el mundo en colonias suyas. Hitler convierte esa tendencia en una política consciente de transformar en colonias a las naciones, las nacionalidades y los pueblos europeos. […]

“El nazismo retoma esos métodos [esclavitud, genocidio, superexplotación brutal de razas “inferiores”] empleados por el capitalismo en su primera etapa y luego abandonados en su apogeo: es la tendencia más profunda del capitalismo en su decadencia. Hitler representa el primer balbuceo de lo que vendrá si subsiste el sistema capitalista.”

Una guerra revolucionaria que derrotó a los nazis

Estas definiciones son las que permiten sacar una conclusión contundente: el aplastamiento del nazismo fue el más colosal triunfo revolucionario de toda la historia de la humanidad. Se logró con un sacrificio por parte de las masas tan grande como el monstruo que enfrentaba. En primer lugar, el heroísmo de la población soviética, que se movilizó, que integró el Ejército Rojo y que fue recuperando palmo a palmo su territorio invadido, a pesar de la nefasta conducción de Stalin. El triunfo de la batalla de Stalingrado en febrero de 1943, marcó un punto de inflexión, que entusiasmó a la resistencia antinazi y antifascista en los países ocupados, y facilitó el avance de las tropas aliadas en distintos frentes.

La burocracia que usurpaba el poder en la URSS, así como había ayudado al triunfo y expansión de Hitler, derrotado el nazismo cometió una nueva traición. Impidió que triunfaran nuevas revoluciones obreras y socialistas en Italia y Francia, así como en Grecia, donde el poder y las armas estaban en manos de los trabajadores y la resistencia. Así, una vez derrotado su engendro nazi, el capitalismo siguió dominando al mundo. Pero sacudido por nuevas movilizaciones revolucionarias.


Nahuel Moreno sobre la contrarrevolución fascista imperialista

La Segunda Guerra Mundial presenta, como mínimo, elementos similares [a los de la guerra civil española y el antagonismo entre el régimen democrático burgués con el fascismo]. Sin desarrollar el tema, creemos que hay que estudiar seriamente si no fue el intento de extender la contrarrevolución fascista imperialista a todo el mundo, derrotando principalmente a la Unión Soviética, pero también a los regímenes democráticoburgueses europeos y norteamericano. Esto no quiere decir que la Segunda Guerra Mundial no haya tenido también un profundo contenido de lucha interimperialista. Lo que decimos es que hay que precisar bien, al igual que en la Guerra Civil Española, cuál fue el factor determinante. ¿Fue la lucha del régimen fascista esencialmente contra la URSS pero también contra la democracia burguesa? ¿O fue el factor económico, la pelea entre imperialismos por el control del mercado mundial?

La Guerra Civil Española fue nada más que la expresión más espectacular de un fenómeno que se generalizaba: la resistencia armada, la guerra civil contra los regímenes fascistas. En China, en 1928, después de la traición estalinista que permitió a Chian Kai Shek dar su golpe contrarrevolucionario, se abrió un proceso guerrillero de lucha armada del PC Chino -e inclusive en determinados momentos de otras corrientes del ejército nacionalista- contra el régimen fascista de Chian Kai Shek, y después contra la invasión japonesa. […]

Algo parecido ocurrió tras el triunfo militar de Alemania y Japón. Estallaron movimientos de resistencia armada y de guerrilla en Europa del Este y del Oeste, especialmente en Francia e Italia. Este movimiento antinazi en las naciones ocupadas fue apoyado por los marxistas revolucionarios […]. Por la misma razón consideramos como una de las grandes gestas del proletariado mundial la lucha del gueto de Varsovia contra los nazis [en 1943]. (Las revoluciones del Siglo XX, 1984)


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