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Los Kirchner

¿Se volvieron ‘progresistas’?

Especialistas en el doble discurso, los Kirchner han puesto en debate nacional temas como el fútbol, las drogas, o la Ley de Medios. Intentan con ello ocultar su debilidad tras la derrota electoral del 28 de junio y encubrir la profundización del ajuste que están impulsando. Además, tratan de salir al cruce con supuestas medidas “progresistas” al enorme malhumor social por los bajos salarios, los despidos, el crecimiento de la pobreza o las manipulaciones en el INDEC.

Lo hacen polemizando con la oposición patronal e invocando demagógicamente los derechos humanos, en un supuesto enfrentamiento “contra la derecha”. Pero los hechos demuestran que el “modelo” de Cristina no redistribuye la riqueza, ni ha roto con el saqueo de los 90. Lo prueba la decisión de volver a aplicar el repudiado tarifazo, su acercamiento con el FMI, la amenaza del pago de sueldos provinciales con bonos -cuando se paga la deuda externa de contado-, entre tantos etcéteras. En el INDEC han cometido un nuevo acto repudiable al iniciarles juicio a los propios técnicos y trabajadores que vienen denunciando la intervención y los índices truchos.

 

La ruptura del contrato con TyC para televisar el fútbol por aire o la Ley de Medios, que modifica la vieja ley de radiodifusión de la dictadura, no hacen más que pasarle el negocio a otros monopolios y empresarios privados. El fallo de la Corte que despenaliza la tenencia y consumo personal de marihuana, es utilizado por el gobierno para decir que ahora hay que combatir el narcotráfico, cuando se está haciendo lo opuesto (ver páginas 4 y 5). Sin embargo, estas medidas pueden ser vistas como “progresistas”. Pero la realidad lo desmiente. Veamos.

Junto a estos anuncios, Cristina se desvive por volver al FMI, organismo que nos llevó, ajuste tras ajuste, a las peores crisis de nuestra historia. Que hay un “nuevo FMI” no se lo cree ni Caperucita. Y si alguien piensa que el gobierno está combatiendo a las multinacionales, monopolios o a la concentración de la riqueza, los datos en contrario abundan. “En cemento tres empresas concentran el 96% de las ventas. En leche fluida dos empresas concentran el 66% de la producción. Tres supermercados facturan el 81%. En fertilizantes dos empresas manejan el 79%. En aluminio una empresa controla el 100%. En agroquímicos, una empresa el 88%...” (Crítica, 29/08). Si miramos el campo, los datos del propio INDEC sobre el censo agropecuario dan cuenta que desde 2002 se redujeron en un 15% la cantidad de productores, lo que revela el cierre de muchos establecimientos y la mayor concentración, siendo cada vez más grandes los fondos de inversión y pooles de siembra. Ni qué hablar de la vergonzosa extranjerización de la tierra (siendo Argentina uno de los pocos países que lo permite y ni siquiera pone límites) y de gran parte de la economía nacional. O del saqueo sin límites del petróleo, el gas y nuestros minerales.

 

La falsa disyuntiva entre “el gobierno o la derecha”, fogoneada desde las esferas del poder, intelectuales y periodistas afines al gobierno peronista de los Kirchner, tiene el objetivo de frenar la ruptura de aquellos que vienen rompiendo con él y buscan una alternativa distinta a los Macri, De Narváez, Carrió o Reutemann. No es cierto que haya un gobierno “nacional y popular” que pretenda desandar la nefasta década de los 90. Si fuera así, ¿por qué los Kirchner mantienen las principales privatizaciones menemistas? ¿Por qué siguen pagando una deuda externa ultrafraudulenta y negocian volver al FMI? ¿Por qué no anularon los indultos a los genocidas? ¿Por qué, si dicen combatir “a la derecha”, desde el UNASUR recibieron al asesino Uribe, en vez de proponerle a Chávez, Evo y Correa convocar una gran movilización latinoamericana para expulsar las bases yanquis y a los golpistas de Honduras?

La política del gobierno sigue beneficiando a Repsol, GM, las agroexportadoras, la Barrick, las privatizadas y los usureros internacionales. Los Macri, De Narváez, Solá, Reutemann, Carrió y Cobos se pelean porque priorizan defender a otros sectores patronales como los grandes burgueses del campo y a los monopolios enfrentados con los K. Pero son dos caras de una misma política, al servicio de los de arriba y del imperialismo.

 

La ofensiva hoy no la tienen ni los Kirchner ni la oposición patronal. La tienen los trabajadores y los sectores populares. Los petroleros de Santa Cruz nos marcan el camino. Arrancaron un aumento del 25%, desconocieron la trampa de la conciliación obligatoria y lograron el pago de los días de huelga. Los trabajadores de Terrabusi son un ejemplo de cómo enfrentar los despidos. Hacen asambleas masivas los ferroviarios del Sarmiento. Paran los trabajadores de Salud en Tucumán y varias provincias; otro tanto estatales y docentes. Zanón logró la expropiación. Mientras, vergonzosamente, la CGT y CTA, en vez de llamar a una medida de lucha, volvieron a marchar unidas en apoyo al proyecto de Ley de Medios de la presidente.

Los trabajadores, los luchadores y la izquierda deben impulsar la lucha por aumento de salario y contra los despidos. Enfrentando el nuevo intento de imponer el tarifazo. Postulando un modelo económico alternativo en base al no pago de la deuda externa. Rechazando tanto al gobierno como a la oposición patronal, llamando a conformar una propia alternativa política.


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