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Mercedes Petit

A 30 años de la caída de Somoza en Nicaragua

La Brigada Simón Bolívar

La corriente trotskista encabezada por Nahuel Moreno participó en la lucha militar contra la dictadura con una brigada internacionalista, la Simón Bolívar. En agosto de 1979 los comandantes sandinistas la expulsaron. La consideraban un escollo para su política de conciliación con la burguesía nicaragüense y el imperialismo, la cual finalmente frustró el avance revolucionario (Nota II).

Combatientes de la Brigada en Managua. En el centro, el colombiano Kemel George

Combatientes de la Brigada en Managua. En el centro, el colombiano Kemel George

En El Socialista anterior reseñamos la lucha del pueblo nicaragüense para echar al dictador Somoza, encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Dimos varios datos y ejemplos para mostrar que la política de Ortega y demás dirigentes sandinistas llevó a la parálisis y al retroceso a ese triunfo. Y anticipamos que recordaríamos en este número la experiencia de la Brigada Simón Bolívar.

Un ejemplo de unidad de acción internacionalista

La Brigada fue impulsada desde Bogotá, Colombia, por el dirigente trotskista argentino Nahuel Moreno y por el PST (Partido Socialista de los Trabajadores) de Colombia. La corriente de Moreno venía desarrollando una campaña sistemática de apoyo a la lucha contra la dictadura de Somoza, y de solidaridad con el FSLN, para que triunfase y encabezara un gobierno propio, sin burgueses.

En junio de 1979 comenzó el reclutamiento, que tuvo mucho eco, ya que había una inmensa simpatía en Colombia y todo Centroamérica por la lucha antisomocista. El apoyo de un importante periodista, Daniel Samper, convocando desde su columna en el principal matutino bogotano, El Tiempo, fue un impacto. Más de mil voluntarios se anotaron en pocos días. Comenzaron las colectas para financiar el operativo, de sindicatos, otras organizaciones y mucha gente que contribuía en las alcancías.

Se retomaba la heroica tradición de las Brigadas Internacionales que pelearon en el bando republicano en la guerra civil española de la década del treinta, abandonada por los partidos comunistas desde entonces.

La Brigada se propuso participar en unidad de acción en la lucha militar y con una política independiente a la del FSLN (que por entonces formaba un gobierno en el exilio con sectores de la burguesía antisomocista). Había brigadistas colombianos, panameños, costarricenses, argentinos (Nora Ciapponi y Miguel Sorans, entonces dirigentes del PST) y de otras nacionalidades. También había nicaragüenses que estaban fuera de su país. Sólo una minoría era trotskista.

La Brigada también expresó la flexibilidad táctica que era característica de Nahuel Moreno, quien sistemáticamente había combatido las posiciones guerrilleristas y del foco guevarista. Junto con su corriente (que por entonces actuaba en el Secretariado unificado de la Cuarta Internacional que encabezaba Ernest Mandel) supieron ver que había en curso una lucha armada de masas, con miles de combatientes -los “muchachos”-, que contaban con la simpatía y apoyo activo de la mayor parte de la población. También estaban apoyando al FSLN gobiernos como el panameño de Torrijos (que mandó una brigada) y el costarricense, que le daba una frontera de apoyo, además del PC cubano y la socialdemocracia europea.

En el Frente Sur y Bluefields

El FSLN aceptó oficialmente la participación de la Simón Bolívar, pero no autorizó su funcionamiento como brigada independiente (como había ocurrido en la revolución española). La Brigada aceptó esa condición y numerosos brigadistas fueron incorporados individualmente a las filas del ejército sandinista en el Frente Sur. Allí participaron en los sangrientos enfrentamientos que se dieron contra los últimos focos de resistencia de la Guardia Nacional. Muchos de ellos fueron heridos, y tres cayeron en combate, dos colombianos y un nicaragüense que se enroló en Bogotá.

Sobre la Costa Atlántica, en la ciudad de Bluefields, la derrota y expulsión de los somocistas estuvo directamente en manos de una columna independiente de combatientes de la Simón Bolívar. En esa región, comunicada con Managua solo por barco o avionetas, la mayor parte de la población es negra y extremadamente pobre, aunque hay todo tipo de riquezas, que estaban en manos de los somocistas y las multinacionales. Partieron en barco desde Puerto Limón, en Costa Rica, donde contaban con el apoyo del Partido Auténtico Limonés y su dirigente, Marvin Wright. En un barco pesquero tomado, iba una columna de 70 hombres armados (M-16, escopetas, revólveres y cartuchos de dinamita). El 19 de julio, luego del desbande de la Guardia, la brigada y un sector sandinista local se hicieron cargo del control de la ciudad. Allí no se formó un gobierno como el que estaba siendo constituido nacionalmente, con partidos burgueses. El gobierno local era el grupo sandinista independiente apoyado por la Brigada. Se formaron milicias y empezaron a constituirse los sindicatos. Semanas después la Brigada encabezó una movilización para aplastar un intento de sublevación contrarrevolucionaria organizada por adeptos de Violeta Chamorro (miembro del gobierno nacional junto al FSLN) unidos a ex somocistas.

La formación de los sindicatos

Cuando se instaló en Managua, el 19 de julio, el Gobierno de Reconstrucción Nacional (GRN), integrado por los nueve comandantes y los conservadores Violeta Chamorro y Alfonso Robelo, la conducción sandinista comenzó a llevar a la práctica su política de conciliación con la burguesía, economía mixta capitalista y consenso con el imperialismo (ver Nota I en El Socialista Nº140, 15/7/09). Un objetivo central era desmovilizar a la población y desarmar a los milicianos y a los combatientes guerrilleros, para formar un ejército burgués “normal”.

Por su parte, la Brigada, que recibió dos amplias casas para instalarse por parte de la comandancia, se dedicó a apoyar la formación de los nuevos sindicatos. Entre Managua y Bluefields, la Brigada llegó a formar 110 organizaciones sindicales.

La expulsión

Esos sindicatos empezaron a pedir que a los brigadistas se les diera nacionalidad nicaragüense. El FSLN convocó el 14/8 a la Brigada al ex bunker. Una movilización obrera y popular la acompañó. Pero igual fue detenida y expulsada de Nicaragua por el FSLN. Con el apoyo del gobierno panameño, fue trasladada a ese país, y allí fue reprimida y encarcelada. Aunque los comandantes habían reconocido a la Simón Bolívar y la habían reivindicado públicamente, después del triunfo y de su participación en la lucha por derrotar a Somoza, había un enfrentamiento político decisivo. El FSLN quería acabar con las milicias populares, controlar burocráticamente la naciente organización sindical, gobernar con y para la burguesía, y no extender la lucha a El Salvador, donde estaba en jaque la dictadura genocida. Con su pequeña fuerza e influencia, la Brigada marcaba un camino opuesto. Ortega y compañía no estaban dispuestos a permitirlo. Y por eso la echaron (ver recuadro de Moreno).

En aquel momento, todas las organizaciones dirigidas o influenciadas por los partidos comunistas y el castrismo, así como sectores trotskistas, como el mandelismo (en una actitud sin principios y ajena a toda tradición obrera y revolucionaria), apoyaron la expulsión y criticaron a la brigada, por “apresurada”, o sectaria.

La derrota de la revolución de 1979 y el retorno de un Ortega que gobierna para los grandes empresarios y la Iglesia, mantienen la vigencia de aquella experiencia y aquellos debates.


Nahuel Moreno y la Brigada

Moreno impulsó y acompañó día a día la orientación política y el reclutamiento de la Brigada, así como su participación en la pelea militar. Una vez obtenido el triunfo, siguió con pasión los primeros pasos de aquella Nicaragua Libre que estaba naciendo, donde los trabajadores comenzaban a organizarse para vivir en un país mejor.

Años después, en un intercambio de cartas con el destacado dramaturgo y psiquiatra Eduardo Pavlovksy, le resumía en estas pocas palabras las razones de la expulsión.

“Nosotros fuimos expulsados, torturados, censurados y presos en Nicaragua, al igual que otro partido de ultraizquierda [el Frente Obrero], por una simple razón: denunciamos que la política «realista» del sandinismo de llevarse bien con la burguesía, los terratenientes y el imperialismo sería fatal para el pueblo nicaragüense, y mucho más grave aun que hicieran gobierno con la gran burguesía. Nuestra política alternativa era muy simple: profundizar la revolución en Nicaragua y extenderla a todos los países centroamericanos que sufrían dictaduras atroces. Aun suponiendo que estuviéramos equivocados, se nos debió tratar democráticamente.” (Carta del 11/9/86, publicada en La Brigada Simón Bolívar, mayo 1999, de próxima reedición).


Nicaragua 30 años después

Hace 3 años que Daniel Ortega volvió a ganar la presidencia. Lo hizo a través de un pacto con la reaccionaria jerarquía católica y el corrupto ex presidente Arnoldo Aleman. Nada ha cambiado desde entonces respecto de las penurias del pueblo nicaragüense. Luego de tres décadas de aquel inmenso triunfo de julio de 1979, con sandinistas y conservadores en el gobierno, Nicaragua sigue siendo el segundo país más pobre de América Latina. Más de la mitad de la población sigue en la pobreza, y un 25% de la población ha tenido que emigrar (a Costa Rica y Estados Unidos principalmente) para enviar algún dinero a sus familias.

Ese es el resultado de la política de Daniel Ortega y los sandinistas, que reconstruyeron el poder político, militar y económico del capitalismo, mientras prometían hacer el “socialismo con los dólares del imperialismo” y expulsaban a la Brigada internacionalista.


CHARLA DEBATE

Nicaragua: a 30 años de la Revolución Nicaragüense La Brigada Simón Bolivar

Habla: Miguel Sorans (integrante de la Brigada) Dirigente de Izquierda Socialista y la UIT-CI

Hipólito Irigoyen 1115 - Capital

Sábado 8 de Agosto, a las 16


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