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José Castillo

El significado del voto

¿Hubo “giro a la derecha”?

El gobierno y sus voceros propagandizan que se produjo un “giro a la derecha” en estas elecciones. Le echan la culpa al pueblo por haber votado opciones como las de De Narváez, Michetti, Reutemann o Carrió.

Miles votaron a De Narváez con la nariz tapada

Miles votaron a De Narváez con la nariz tapada

“¡Derechazo!”, tituló la edición especial de la revista (oficialista) Veintitrés, ilustrando su tapa con la foto de De Narváez. “La sociedad votó a la derecha”, editorializó Eduardo Aliverti en Página 12 (29/6). Todo el aparato de la propaganda oficial, que se la había pasado machacando durante los dos meses de campaña con que se trataba de optar entre el modelo “nacional y popular” de Néstor y Cristina versus “la vuelta a los ´90” de Macri, Carrió, Cobos, De Narváez y la Mesa de Enlace, pasó automáticamente a calificar los resultados de la elección como un “giro a la derecha”.

Pero la realidad está muy lejana a esas lecturas. Repasemos la escena que se repitió en fábricas, oficinas, escuelas y bares el lunes posterior a las elecciones. La gente se saludaba con un guiño: “¡qué paliza le dimos al gobierno!” o, “se lo tenían merecido”. Pero, ¿cómo seguían esas conversaciones? ¿Acaso con una alabanza a las posiciones políticas de De Narváez o Macri? Nada de eso. Al contrario, primaba la desconfianza: los mismos que votaron a De Narváez decían: “ya sabemos que este es un millonario trepador” o, “es igual a todos los políticos”.

A pesar de que al comienzo de la campaña De Narváez intentó poner como eje central el tema de “la seguridad” con su promocionado “mapa del delito”, sus propuestas represivas no prendieron ni despertaron entusiasmo. Por eso sus asesores, especialmente el publicista Durán Barba, con un gran olfato para “leer” qué hay que venderle al electorado, rápidamente modificaron los ejes de campaña. Pasó a hablarse del “cambio”, así, a secas. Incluso cuando a Macri “se le escapó” que estaba a favor de las privatizaciones, De Narváez se “despegó” de ese enunciado pianta-votos, diciendo incluso que había que eliminar el IVA de la canasta familiar y hablando de defender la educación y salud pública.

Es obvio que se trata de pura demagogia electoral, e incluso gran parte de su propio electorado ni siquiera cree que vaya a cumplir algo de esto. Pero deben plantearlo porque ya no estamos en los ’90: nadie vota “a favor de las privatizaciones” ni por “la flexibilización laboral”. Ni siquiera, a pesar de la fabulosa campaña mediática por la seguridad, prenden mayoritariamente los planteos de “más policía” o mano dura. Inclusive, dentro del gran “voto castigo nacional”, tenemos que ver los votos castigos “locales” a los que gobiernan: Macri vio reducir su votación en un 14% con respecto al 2007, el PJ oficial de Schiaretti perdió en Córdoba y el “socialismo” de Binner terminó derrotado a manos de Reutemann. Con distintas expresiones “ideológicas”, se les pegó a los distintos gobernantes que no resuelven ninguna de las demandas populares.

Los que plantean que se trató de un voto “por derecha”, lo hacen para hacer pasar por progresista a un gobierno que paga la deuda externa con plata de los jubilados, entrega como nadie el petróleo, el gas y la minería y tiene una distribución de la riqueza peor que la de los ´90. Es cierto que se votaron propuestas políticas patronales y que la mayoría de los trabajadores no ven a la izquierda como alternativa electoral. La clase trabajadora y los sectores populares votaron contra el gobierno, con la herramienta que encontraron a mano, sin expectativas en ninguno de esos candidatos, a veces incluso con repugnancia. Su aspiración es a que se resuelvan los problemas concretos, el trabajo, la salud y la educación. Lo que sólo podrá ser logrado con propuestas de fondo. Un “programa” que no llevará a cabo ninguna de las opciones triunfadoras, que tarde o temprano terminarán siendo repudiadas por el pueblo tal como hoy lo es el kirchnerismo. Nada que ver con ningún “giro a la derecha”.


Moyano: Otro gran castigado

Moyano

Los burócratas de la CGT se jugaron con todo para meter al movimiento obrero detrás de las candidaturas oficialistas. Recordemos solamente el masivo acto del 30 de abril en la 9 de Julio, o posteriormente cuando, en la conmemoración del Cordobazo, el propio Moyano aprovechó un acto en Córdoba para hacer campaña y proclamar el alineamiento de la central obrera con Cristina. Hacía muchos años que burócratas renombrados, como Piumato, o figuras directamente vinculadas a la CGT, como Noemí Rial, no figuraban tan alto en las listas del oficialismo.

Los trabajadores, a través de su voto, repudiaron mayoritariamente estos alineamientos, a Kirchner, y al propio Moyano. Si embargo, el líder de la CGT sigue defendiendo el modelo del oficialismo, “que es el que ha permitido a los trabajadores salir de la situación a la que nos llevaron los otros modelos” (Página 12, 1/7). Ni una palabra de las suspensiones y despidos, y ni que hablar de aumentos salariales. “Se perdió, pero no es el acabóse”, insistió. Incluso algunos lo postulan como precandidato presidencial para el 2011. Una vergüenza. La única conclusión que cabe es la necesidad de barrer a estos burócratas y reemplazarlos por una nueva dirección antiburocrática para el movimiento obrero.

J.C.


La votación de Pino Solanas

Pino Solanas sacó más de 430.000 votos (24,21%), llevando a la lista de Proyecto Sur al segundo lugar en las elecciones porteñas. Canalizó el voto de franjas importantes de trabajadores y la juventud, e incluso de luchadores y tradicionales votantes de la izquierda. Solanas ganó prestigio a partir de sus denuncias sobre la entrega del patrimonio nacional, multiplicadas por sus películas, creciendo en las últimas semanas luego de aparecer como opositor al gobierno en el debate televisivo entre los candidatos de la Ciudad.

Durante la campaña nosotros expresamos nuestras diferencias con el programa de Proyecto Sur. Insistimos en que detrás de su planteo de “recuperación” del patrimonio nacional no había una definición por la reestatización de YPF-Repsol; que proponía “investigar” la deuda externa en vez de no pagarla; y, por sobre todo, cuestionábamos su posición de medias tintas con respecto al gobierno nacional, de “apoyar lo bueno y criticar lo malo”; su proyecto de construcción de centroizquierda y sus alianzas políticas que van en camino a reconstruir el Frepaso de los ´90, con Sabbatella, Juez y la burocracia de la CTA.

Mas allá de eso, ahora, con la ubicación que obtuvo Solanas en los comicios, ese debate dejó de ser una polémica electoral para pasar a la realidad. Solanas tiene que llevar a la práctica todo lo que vino diciendo, transformando en planteos concretos sus denuncias. Hace un par de semanas, frente a la realidad de la agudización de la crisis económica, empezó a sostener que había que suspender los despidos por 180 días. Nosotros tenemos un planteo más de fondo: el proyecto de Liliana Olivero, que cuenta con el aval de la CTA cordobesa, de prohibir despidos y suspensiones sin límite de tiempo, y expropiar toda empresa que cierre o despida poniéndola a funcionar bajo el control de sus trabajadores. Invitamos a Solanas y a la CTA nacional a que tome en sus manos esa propuesta y la lleve al Congreso Nacional. Pero como no se trata solamente de presentar un proyecto en el Parlamento, para efectivamente imponerlo hay que movilizarse, y Pino Solanas tiene que ponerse a la cabeza, junto a la CTA, para tal fin.

Cristina, en su discurso post-electoral, quiso “pegar” a Pino al oficialismo. Se apoya en las palabras del propio Solanas de “apoyar lo bueno” del gobierno. Por ahora Solanas respondió, con gran olfato ante el derrumbe kirchnerista, que se mantiene “independiente” de cualquier planteo de ese tipo. Pero llegó el tiempo de demostrarlo en concreto: está planteada la lucha por la recuperación de nuestro patrimonio nacional. ¿Pino va a presentar finalmente un proyecto por la reestatización de YPF-Repsol, o va a seguir con las medias tintas, como cuando apoyó la creación de Enarsa?

Entre las cosas “buenas” del gobierno, Pino reivindicaba hasta hace una semana el proyecto de Ley de Medios, que, como ya denunciamos, está hecho a medida del negocio de las telefónicas. Ahora parece despegarse y dice que sólo apoya la declaración de principios (los planteos generales de democratización del acceso a la información), pero no el articulado de la ley. En concreto: ¿Solanas se va a oponer y denunciar este nuevo negociado al servicio de las transnacionales de las telecomunicaciones?

Comprendemos las expectativas que muchos depositan en Pino. Nosotros, por nuestra parte, desde la izquierda vamos a seguir luchando para que la crisis la paguen los capitalistas. Los votantes de Solanas le tienen que reclamar que llame a movilizarse contra la entrega y las políticas de hambre del gobierno. Si lo hace, allí estaremos en unidad de acción, sin sectarismos, como cuando nos movilizamos juntos contra el tren bala o los tarifazos. Ahora, Solanas tiene la palabra.


Carta a los jubilados: ¡Una vergüenza!

Amado Boudou, Director Ejecutivo del Anses, envió una carta personalizada a cada jubilado previo a las elecciones (al costo de un peso el envío por cada una), exaltando los logros del gobiernos y su “defensa del sistema jubilatorio”. Un llamado casi explícito a votar por el kirchnerismo. Indignante. ¡Así le fue!


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