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Escribe:
Miguel Lamas

Le lavaron la cara a Estados Unidos

La cumbre de las Américas estuvo llena de sonrisas y gestos amables. Lula apareció como gran maestro de ceremonias. Chávez dijo que quería que Obama fuera su amigo, le regaló el famoso libro de Eduardo Galeano “Las venas abiertas de América Latina” y dijo que la Cumbre fue “casi perfecta”. Esos dichos fueron compartidos por los demás presidentes latinoamericanos. Sin embargo, nadie dice qué resolvieron. No firmaron ninguna declaración y ni siquiera se pudieron sacar la foto final todos juntos. ¿Significa Obama un cambio que mejorará la situación de los pueblos latinoamericanos, como dicen Lula, Chávez y Fidel? Creemos que no.

Hugo Chávez le regaló a Obama el libro de Galeano “Las venas abiertas de América Latina.”

Hugo Chávez le regaló a Obama el libro de Galeano “Las venas abiertas de América Latina.”

La Cumbre no resolvió absolutamente nada, ni logró siquiera la foto final ya que tuvo transcurrir a puertas cerradas, sin cámaras en las deliberaciones. Sin embargo fue considerada un “éxito”. Esta contradicción tiene que ver con la situación de profunda crisis política, económica y militar del imperialismo.

Estados Unidos enfrenta un fracaso militar en Irak y Afganistán. En América Latina cayeron la mayoría de los gobiernos más proyanquis, dos embajadores (en Venezuela y Bolivia) fueron expulsados por la complicidad yanqui en la fracasada intentona separatista golpista en Bolivia de septiembre de 2008, fuertes procesos revolucionarios existen en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

A su vez, el imperialismo afronta la crisis económica capitalista más grave desde los años 30. Y para salvar a sus propios capitalistas y banqueros, quiere que la crisis la paguen los trabajadores y los pueblos, especialmente de los países de Latinoamérica, Asia, Africa y Europa Oriental. Por eso el G-20 acaba de resolver colocar al FMI nuevamente en lugar preponderante de la economía mundial con préstamos que impondrán condiciones durísimas a los países que los soliciten y, a la vez, servirán para seguir pagando las deudas externos a los mismos bancos imperialistas.

Pero el imperialismo ya no está en condiciones de hacer esto desde la prepotencia y el garrote, como pretendía Bush. Por eso Obama encarna la política imperialista de dominación en esta nueva etapa, a través de una vía de negociación (zanahoria y garrote). Su simpatía y aparente tolerancia, expresa esta necesidad de llegar a acuerdos con los gobiernos para imponer sus políticas. Acuerdos que, por otra parte, no son fáciles, precisamente por la situación de luchas y de fuerte rechazo, en el mundo al imperialismo yanqui. Por ejemplo, Chávez y Correa se despacharon con fuertes críticas al FMI. Estuvieron desde hace años denunciándolo y ahora no pueden desdecirse sin un enorme costo político. Esas contradicciones llevaron a que no se pudiera firmar nada. Se llegó al recurso ridículo de que lo firmara solitario el primer ministro de Trinidad Tobago, “en nombre de todos”.

“Recuperación de la confianza”

El brasileño Lula, que ya se llevaba bastante bien con Bush, ahora fue el gran componedor y viene jugando un rol, como líder de UNASUR (Unión de Países del Sur), para evitar desestabilizaciones sociales. Se declaró «extremadamente sorprendido » por la forma positiva en la que transcurrió la V Cumbre de las Américas… «Mucha gente pensaba que esto iba a terminar en una batalla campal», pero en cambio se demostró que «es plenamente posible que haya una nueva relación de amistad» entre Estados Unidos y el resto del continente. Contó que habló antes con el presidente venezolano: «Chávez, creo que es hora de que tomes la iniciativa y converses con Obama. Si tu divergencia era con Bush y no con Estados Unidos, éste es el momento” (BBC).

Chávez diría luego «Obama lo ha prometido, hay que creerle a Obama, hay que jugar con la buena fe por delante» (no aclara que es lo que ha prometido Obama). El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró que el beneficio de la Cumbre ha sido «la recuperación de la confianza entre América del Norte y América Latina»

Esta “recuperación de la confianza”, para lo que le sirvió la cumbre a Obama, es una peligrosa trampa para los pueblos latinoamericanos. Es la “confianza” en Obama, para intentar hacer volver al FMI, y toda su política imperialista, que se mantiene más allá de las sonrisas y se mantendrá aunque lea el libro que le regaló Chávez.

De esta lavada de cara o “recuperación de la confianza” en Obama, es decir en el imperialismo, participaron todos los gobiernos latinoamericanos, Lula y Chávez en primera fila. Todos estos gobiernos ya están actuando ante la crisis, descargándola sobre los trabajadores y sectores populares.

Fidel Castro, hace dos semanas, en un encuentro con diputados negros yanquis, lanzó su propia consigna: “Ayuden a Obama”.

¿La respuesta de El Alba o medidas de fondo?

Los gobiernos de El Alba (Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Honduras, Dominica y Ecuador, este último como “observador”), se reunieron antes y arrancaron con una posición crítica, anunciando que no pensaban firmar el documento. Sin embargo, en la reunión terminaron aplaudiendo a Obama. Ningún gobierno que se considere antiimperialista debería haber ido a esa “cumbre de las Américas”. Y menos a aplaudir al jefe del imperialismo. Porque es una cumbre de la OEA, del ministerio de colonias de Estados Unidos, como dijera el Che.

La conclusión de la cumbre mostró que lamentablemente el Alba no es alternativa para una salida de fondo para los pueblos, como lo proclama. Aunque esos países tienen algunos acuerdos de cooperación en beneficio de los pueblos, especialmente en educación y salud, no van hasta el final contra el imperialismo. Hablan de un “Socialismo del Siglo XXI” pero manteniendo el capitalismo, las multinacionales y los bancos, que son los instrumentos para expoliarnos.

La lucha de los pueblos latinoamericanos tiene que poner más que nunca a la orden del día la expropiación de las multinacionales y los bancos, la ruptura con la OEA y el FMI, por la formación de un Frente de Países de Deudores para no pagar más la deuda externa, unirse para realizar y defender estas medidas que pueden impedir que la crisis capitalista la paguen los trabajadores y sectores populares y llevar a Latinoamérica a una segunda y definitiva independencia del imperialismo.


Obama I: Dice que está bien dar dinero a los bancos y no a la gente

Obama está tratando de convencer a los indignados trabajadores y a la clase media norteamericana que está bien, como ya hizo Bush, que le siga dando dinero a los bancos y a las grandes empresas automotrices, y no a los desocupados o a los que están por perder su casa. “Cada dólar que se da a los bancos se multiplica en créditos”.

Pero eso de que se “multiplica” es una mentira burda. Los bancos acaban de cometer el mayor desfalco de la historia de la humanidad, “evaporaron” varios billones de dólares, y todos sus ejecutivos y accionistas principales siguen siendo multimillonarios, mientras millones de personas pierden sus casas o empleos.


Obama II: Defiende la impunidad de los torturadores

Barack Obama reconoció las torturas aplicadas por la CIA durante el gobierno de Bush. Pero, ni los torturadores, ni sus jefes inmediatos, ni sus jefes políticos serán juzgados, según se encargó de aclararlo él mismo. Para justificar esta afirmación dijo el presidente que “no es el tiempo de los «castigos» sino de la «reflexión», asegurando que los funcionarios que cumplieron con sus obligaciones, lo hicieron «de buena fe».

Por su parte, el fiscal general, Eric Holder, declaró que la Administración Obama defenderá a cualquier funcionario que pueda ser enjuiciado por esos hechos «dentro o fuera» de Estados Unidos porque se trata de hombres y mujeres que trabajan para «proteger a Estados Unidos» y porque hacerlo, dijo, sería «injusto» ya que su actuación estaba refrendada por el Departamento de Justicia. Enjuiciar y castigar a los genocidas es una tarea de toda la humanidad. El propio Obama se convierte ahora en su protector.


1961: por qué expulsaron a Cuba
Che Guevara: “La OEA es el Ministerio de Colonias de Estados Unidos”

Che Guevara

El Ché exponiendo en la reunión de la OEA, 1961, Punta del Este, Uruguay

En 1961 se reunió en Punta del Este la Conferencia de la OEA, con representantes de todos los gobiernos latinoamericanos. Ernesto Guevara representó a Cuba.

Ante el anuncio yanqui de la Alianza para el Progreso, basado en créditos financieros a Latinoamérica, el Che dijo: «Se ha establecido que esos préstamos irán a fomentar la libre empresa… los créditos que se acuerden servirán para desarrollar los monopolios imperialistas (multinacionales diríamos hoy) asentados en cada país… En el régimen de libre cambio en que casi todos los países de América Latina viven, esto significaría mayor exportación de capitales hacia los Estados Unidos. De tal forma que la Alianza para el Progreso en definitiva se convertiría en el financiamiento por parte de los países latinoamericanos de las empresas monopolistas extranjeras”. El Che advirtió que al final del proceso “entrará en casi todos los países de América, a jugar un papel preponderante el Fondo Monetario Internacional” (Claudia Korol, Diario de Madres, diciembre 1992). Es exactamente lo que ocurrió.

Esta no fue sólo una posición declarativa. Ese mismo año Cuba expropió a las multinacionales, a los grandes ingenios azucareros y a los bancos. Esa fue la verdadera razón para que la expulsaran de la OEA. Fue el Che el que sentenció que la OEA es “el Ministerio de Colonias de Estados Unidos”.


Chávez abrazado a Uribe

Un importante hecho, previo a la Cumbre de Las Américas, fue la visita del presidente colombiano Alvaro Uribe ante su par venezolano Hugo Chávez. La reunión fue mucho más allá del trato protocolar y algunos acuerdos comerciales. Uribe agradeció «la hospitalidad y la calidez» de la acogida brindada por el gobierno venezolano. El presidente Chávez habló de la “amistad” entre ambos gobiernos y de su apoyo “al estado colombiano” y al plan de paz de Uribe.

Uribe dijo que en su país la oposición tenía “todas las garantías”. Se le olvidó mencionar a los centenares de asesinados bajo su gobierno por los escuadrones de la derecha parapolicial protegidos por él mismo. Entre ellos a 44 dirigentes obreros sólo en los últimos 15 meses. El último asesinato del que tenemos noticias es el del presidente del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Educación del departamento de Córdoba (noroeste). Hernán fue baleado cuando salía de su casa junto a su hija de 16 años que está herida.

Esta es la “seguridad” que ahora aplaude Chávez, quien llamó a las FARC a desarmarse bajo las “garantías” que les da Uribe. Chávez se abraza y apoya a su gobierno que, además de genocida, es el más proimperialista de América Latina.


Escribe:
Mercedes Petit

Relaciones EE.UU.-Cuba

¿Se viene el fin del bloqueo?

Fidel y Raúl Castro elogian al modelo capitalista chino

Fidel y Raúl Castro elogian al modelo capitalista chino

En la Cumbre no participó el gobierno cubano, pero las relaciones entre los yanquis y Cuba estuvieron muy presentes. La mayor parte de los presidentes reclamaron a Obama el fin del bloqueo y la readmisión de Cuba en la OEA. De todos modos, no se resolvió nada (ver nota central). Respecto del bloqueo, ha fracasado en los hechos y el gobierno yanqui ha ido quedando en casi absoluta soledad. De lograrse el levantamiento del mismo, sería un importante triunfo del pueblo cubano y un resultado de su lucha de varias décadas.

Desde la asunción de Barack Obama comenzaron a darse cambios, mínimos, pero importantes, por parte del imperialismo yanqui. Hay que ubicarlos en el marco de su situación de creciente debilidad y su derrota en Irak. A comienzos de abril, una comitiva de congresistas negros del Partido Demócratas estuvo cinco días en La Habana. Los recibió el propio Fidel, quien insistió en que creía firmemente en la sinceridad de Obama.

En vísperas de la Cumbre, el 13 de abril, desde la Casa Blanca se informó que los cubano estadounidenses podrán viajar a Cuba una vez por año y sin límite de tiempo (antes era cada 3 años, por 14 días), pudiendo gastar 179 dólares diarios. Se amplía la definición de “pariente cercano”, para incluir a primos, sobrinos y tíos y se eliminan límites para las remesas de dólares. Autoriza al gobierno cubano a comprar alimentos y medicamentos sin pagar por adelantado. Y una gran novedad: se autorizó a las compañías de telecomunicaciones de EE.UU. para invertir y operar sus servicios en la isla, algo que nunca se había hecho desde la ruptura en 1961.

Estas medidas y la eventualidad de un futuro levantamiento del bloqueo son parte de la reubicación del imperialismo respecto de América Latina. También responden a presiones crecientes de sectores de la burguesía yanqui, que por esta medida viene perdiendo negocios. Esto lo expresó el reciente editorial de The New York Times (18/4/09), reclamando el levantamiento inmediato del embargo económico.

Además, podría sumarse el hecho nuevo de que el electorado gusano de la Florida esté empezando a aflojar la presión por el mantenimiento del bloqueo, que ha sido decisiva en estos años.

Hay profundas razones políticas y económicas por parte de la conducción castrista que le dan un contexto más de conjunto de los cambios. Hace más de 30 años que la dirección de Fidel Castro, su hermano Raúl y el Partido Comunista cubano no impulsan nuevas revoluciones socialistas en América Latina, como la que ellos encabezaron en 1959-60. Desde 1979, por ejemplo, alentaron al sandinismo para que garantizara la reconstrucción capitalista de Nicaragua, impulsando los acuerdos de desarme y el apoyo a gobiernos burgueses. En Venezuela, desde fines de los 90, vienen dando su apoyo incondicional a la economía mixta capitalista con multinacionales del presidente Chávez. Así han venido ayudando al imperialismo y a los gobiernos patronales del continente.

Esto explica que en la Cumbre hayan sido gobiernos pro-yanquis, pseudoprogresistas, como el de Lula, y semifascistas, como el de Uribe, quienes cerraron filas reclamando por Cuba. Y lo confirma Raúl Castro cuando le pide a Lula (y no a Chávez) que lo represente en la Cumbre. Y hay algo más. Desde la década de los 90, a esa política enemiga de la revolución se le sumó un proceso económico de apertura a la restauración capitalista. La ley 77, de 1995, abrió la inversión privada extranjera y las empresas mixtas. Se fueron instalando capitales españoles, canadienses, italianos, brasileños, israelíes, mexicanos, chinos, venezolanos… En níquel tiene el 50% la canadiense Sherritt; en turismo, el 48% de las habitaciones lo proporcionan empresas privadas, como los grupos Barcelo y Meliá de España; en petróleo-gas están Petrobrás, Repsol y empresas chinas; en alimentación, la suiza Nestlé; el famoso ron Havana Club tiene asociado al grupo francés Pernod-Richard y en la telefonía un 30% pertenece a la italiana Stet*.

Desde entonces, los discursos de Fidel primero, y desde hace tres años se sumó Raúl, sostienen que estos cambios significan un beneficio para el pueblo y elogian el “modelo Chino” (que es totalmente capitalista, de superexplotación y represivo).

En realidad empeoran día a día las condiciones de vida. Crece la desigualdad social característica del capitalismo. Se han ido instalando dos sistemas monetarios, que obligan a la mayor parte de la población a sobrevivir con sueldos miserables, cuyo promedio no alcanza los 20 dólares, y a rebuscárselas como pueden a través del mercado negro, el robo hormiga, todo tipo de corrupción y de changas, mientras se deterioran la educación y la salud gratuitas. Al mismo tiempo, viven como privilegiados los funcionarios del gobierno, las capas superiores de las fuerzas armadas (que manejan la mayor parte de los negocios), una clase media acomodada y consumista, y los nuevos empresarios. En este panorama, es necesario alertar que la participación directa de las empresas norteamericanas en la apertura económica en curso, que sería una consecuencia del logro de acabar con el bloqueo, profundizaría los males capitalistas que señalamos más arriba.

Todas las fuerzas revolucionarias, antiimperialistas y democráticas de América Latina tenemos que decir No al bloqueo. Para enfrentarlo, el pueblo cubano debe tener derechos políticos y sindicales. Terminar con el régimen del partido único y la prohibición del derecho de huelga. Tener libertad para movilizarse y organizarse en defensa de sus conquistas revolucionarias. Que se discuta una planificación económica con democracia obrera, que comience por revertir la restauración capitalista, y garantice salarios dignos y la educación y salud logradas en los primeros tiempos del Socialismo del Che y de la revolución triunfante. Así, una vez más el pueblo cubano marcaría rumbos para extender la revolución socialista a Venezuela, Bolivia, Ecuador, y toda América Latina.

 

* Datos en Reflexiones sobre economía cubana. Omar Everleny Pérez Villanueva (comp.), Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2006.


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