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José Castillo

Cómo combatir al dengue

El dengue, fácilmente prevenible con mínimos cuidados sanitarios, está haciendo estragos. El gobierno no hace nada, falsea los datos estadísticos del verdadero alcance de la epidemia y Kirchner dijo que “no es una enfermedad de la pobreza”. Hay que dejar de usar los fondos públicos para subsidiar a las patronales y pagar deuda externa, volcándolos ya para combatir la enfermedad

El dengue se incuba en las aguas de la pobreza

El dengue se incuba en las aguas de la pobreza

Escandaloso. No hay otras palabras para adjetivar las palabras de Néstor Kirchner la semana pasada. En el marco de un acto en San Miguel, se despachó: “el dengue no es una enfermedad de la pobreza, la puede tener cualquiera”. Fue el triste final de una semana donde ante la discusión en el Senado del “alerta epidemiológico”, una llamada de los Kirchner hizo dar marcha atrás al bloque oficialista porque, como dijo sin que se le cayera la cara de vergüenza el Senador Pichetto, “eso iba a espantar las inversiones y el turismo”.

El porqué de la epidemia

A esta altura todos sabemos que el transmisor de la enfermedad es un mosquito que cría sus larvas en estanques de agua limpia. Para atacarlo no hay que conservar recipientes con agua, eliminar todos los cacharros que puedan ocasionalmente juntarla, fumigar y usar repelente. Podríamos agregarle que, como ante cualquier enfermedad, no estar desnutrido ni padecer otras dolencias crónicas ayuda a que, en el caso de contraer el dengue, éste no tenga un desenlace fatal.

Hasta acá todo parece muy sencillo. Pero en nuestro país el 30% de la población está sumido en la pobreza, hay 8 millones de personas sin acceso al agua potable y 21 millones sin desagües cloacales. El que no tiene agua en su casa y tiene que proveerse de una canilla no tiene otro remedio que juntar baldes, y en miles de pueblos aislados se acumula en pozos el agua de lluvia para poder acceder a ese vital elemento. Las poblaciones de cientos de zonas pobres, cuando se les dijo que debían “descacharrizar”, empezaron a eliminar de sus casas recipientes que podían juntar agua. Para descubrir que, una vez en el exterior, nadie se encargaba de venirlos a recoger, generándose inmensos basurales a cielo abierto que terminaron favoreciendo la reproducción del mosquito. En muchas zonas no se fumigó hasta marzo. Se pide que se use repelente, mosquiteros y espirales, pero el repelente más barato, cuando se lo consigue, pasó de 5 a 18 pesos, y hasta la tira de paracetamol, el único remedio existente, subió de 1,70 a 5 pesos.

Los gobiernos no hacen nada

El gobierno “reconoce” 14.600 casos, mientras la red internacional Médicos del Mundo denuncia que hay más de 40.000 y exige que se declare la emergencia nacional. De hecho, la única “política sanitaria” del gobierno es esperar a que llegue el frío. Pero las larvas del mosquito quedan y luego reaparecerán con más fuerza.

En el Chaco, donde hay denunciados oficialmente 8.100 casos, se llegó a repartir a la población repelentes vencidos. Pero lo más escandaloso fue que la ministra de Salud de la provincia, Sandra Mendoza, esposa del gobernador Capitanich, se pasó toda la última semana en Buenos Aires preparando el cumpleaños de su hija, una fiesta en el exclusivo Tattersal del Hipódromo de Palermo para 300 invitados y 50 agentes de seguridad. Por eso, y su inoperancia, está al borde de ser relevada.

¿Y la oposición? Hasta hace una semana su única preocupación era lograr la sesión especial para eliminar las retenciones a la oligarquía. Luego se comprometieron con la ministra Ocaña en “no hacer un tema político”, o sea tapar todos estos escándalos. Catamarca, donde gobierna el radical Brizuela del Solar es una de las provincias más afectadas, con casi 8.000 casos. Ahí, según denunció la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud, se tardó más de un mes en diagnosticar a los enfermos, no hubo campaña de prevención, recién en marzo se empezó a fumigar, y va creciendo un inmenso basural a cielo abierto de un kilómetro y medio de largo a los costados de la capital.

¡Plata ya para enfrentar el flagelo!

El gobierno nacional dice que hay dos modelos en pugna: “ellos o la política de los ´90”. El dengue no ha hecho más que desnudar la realidad. Los Kirchner no son más que la continuidad de la pobreza, marginación y abandono de todas las políticas sanitarias.

“Otra política” implicaría decretar ya mismo la emergencia nacional, y empezar a reasignar partidas del presupuesto para que se destine todo el dinero que haga falta a combatir la enfermedad, dejando de subsidiar a los empresarios amigos y de pagar la deuda externa. Con uno sólo de esos pagos se podrían movilizar todos los camiones que hacen falta para levantar y tratar el 100% de los residuos de los basurales del país. El gobierno nacional, las provincias y los municipios deberían entregar gratuitamente bidones de agua a todos los que habitan en zonas donde no hay agua corriente. Se debería repartir masivamente paracetamol y repelentes. La multinacional Johnson & Son, productora de OFF (que monopoliza el 85% del repelente que se produce y vende en el país), debería ser obligada a incrementar su producción y garantizar la distribución gratuita mientras dure la emergencia, bajo pena de ser expropiada y puesta a funcionar bajo control de sus trabajadores. Y se debería dejar de pagar inmediatamente la deuda externa y empezar ya un gran plan de obras públicas que permita un rápido acceso al agua corriente a toda la población argentina. Claro que ésta no es la política de los Kirchner, ni tampoco la de Carrió, De Narváez, Macri, Reutemann o Schiaretti. Sólo los trabajadores y el pueblo movilizados lo podremos lograr.


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