El Socialista

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Abuelas recuperó a la nieta 97

Juliana, su hermana, nos dijo: “Fuimos varios los parteros”

En 1977 los militares mataron al papá de Juliana García y se llevaron a su mamá embarazada. Después de 32 años de búsqueda, militando desde Abuelas, Juliana encontró a su hermana, la nieta recuperada número 97. Hace unos meses habían encarcelado a uno de los jefes del operativo, el general Alfonso.
Esta enorme alegría del reencuentro se multiplica para los compañeros de Izquierda Socialista, quienes compartimos muchos momentos de lucha con Juliana, contra la impunidad, por el castigo a los genocidas, por el socialismo. El Socialista la entrevistó pocos días después de haberse encontrado con su hermana. Esto nos dijo.

Juliana García irradiando felicidad al encontrar a su hermana

Juliana García irradiando felicidad al encontrar a su hermana

¿Qué sentiste cuando te enteraste que habías recuperado a tu hermana?

La sensación fue no poder creerlo. No poder caer. Sigo sin poder creer que la encontré. Parece de novela, que les pasa a los demás. Es una felicidad enorme. No se puede poner en palabras. Es muy fuerte. Uno es tremendamente feliz.

Dije que fue un parto de 32 años, que mi hermana iba a nacer el día en que la encontrara, el día que supiera quiénes eran sus padres. Y para mi también es como un parto porque todos estos años me imaginaba qué cara tendría, cómo sería y de un momento para otro el misterio se devela. Fue como el nacimiento de mis hijas. Uno no puede entender cómo ese ser nuevo que se corporiza en ese momento, cómo lo amás inmediatamente. Y tiene que ver con una relación previa del tiempo de espera, que en general son nueve meses, pero en este caso se prolongó muchos más.

Encontrarme con ella fue verse reflejado en el otro. Descubrí que somos muy parecidas, en los gestos, en la sonrisa, en la piel, los pies, en los ojos… Ella fue engañada durante décadas, no sabía su verdadero origen. Para ella también es muy fuerte. Pero el reencuentro fue hermoso.

Previo al reencuentro con tu hermana hay una historia. Contanos cómo empezó…

En el ´77 yo vivía con mi mamá y papá en Villa Adelina. El 12 de enero hubo un tremendo operativo del ejército en casa, unos 30 militares, con tanquetas. Hay un brutal tiroteo que dura como una hora y lo matan a mi papá. Yo tenía 3 años recién cumplidos y estaba con mi vieja embarazada de 5 meses. Después le conté a mi abuela “que mamá tenía las rodillas lastimadas, que escuchamos unos ruidos fuertes y ella me decía que eran unos señores malos que estaban explotando globos”. Cuando termina el operativo se llevan a mi vieja. Ella pide que me dejen en la casa de mis abuelos.

No sabíamos donde la habían llevado y nos enteramos en el año 84, cuando una mujer que había estado detenida también embarazada junto a mi mama, la liberaron unos días antes de parir. Va a Abuelas y pide fotos para ver si reconocía a alguien y entre ellas la reconoció a mi mamá. Estaban en Campo de Mayo, hubo varios centros clandestinos allí, a ella la llevan a “El campito”. Contó que cuando a ella la liberan, mi mamá estaba con fisura de bolsa, que estaba por parir.

A través de ella pudimos ir reconstruyendo. Luego apareció otro testimonio de un ex detenido, quien dijo que mi mama parió en El Campito, que fue por parto normal y fue el último en el lugar. Que a partir de allí se hacían en el hospital de Campo de Mayo y eran por cesárea, para definir ellos el momento del nacimiento. Él nos dice que creía que había tenido un varón, pero confundió a mi mamá con otra de las detenidas.

¿Qué te decían en tu familia?

Siempre me contaron que a mi papá lo habían matado. Y respecto a mi mamá, no estaba muy claro la figura del desaparecido. Al principio me dijeron que “mamá estaba de viaje”, después me fueron contando. Ya en los primeros años de democracia empecé a ser consciente de lo que estaba ocurriendo. Lo mas probable es que mi mama haya parido, entregan su bebé y la hayan ejecutado mediante los vuelos de la muerte.

¿Con quién te criaste?

Con mis abuelos maternos, siempre estuve con ellos, fueron sensacionales. Mis abuelos participaron de la lucha. Somos una familia numerosa. En algunos casos de chicos apropiados, se perdieron los nexos entre las dos familias después de tantos años. No es mi caso. Por suerte entre las familias de mis padres siempre se mantuvo una relación muy buena. Lamentablemente mis dos abuelas fallecieron en 2006, mis abuelos antes y ahora mi hermana no los alcanzó a conocer.

¿Cómo fueron estos años de búsqueda?

En estos años surgieron muchas puntas. En Abuelas vienen muchos jóvenes con dudas sobre sus orígenes. Había algunos que se acercaban a la fecha del parto de mi mamá. Cada uno era para mí una ilusión, después se hacían análisis de ADN y no eran. Sabía que la posibilidad “que no fuera” era mayor. Pero siempre pensé que se podía dar.

Dijiste que nunca pensaste que te podía tocar…

Si, pero no. Se dio. No es que pensara que “nunca”. Justamente porque pensaba que se podía dar, la buscaba. Sabía que era difícil, iban apareciendo otros y la mía no. Ahora no lo puedo creer aún. Temo dormirme, despertarme, y que todo esto sea un sueño.

¿Cómo se trabaja en Abuelas?

Hay distintas áreas: presentación espontánea donde se reciben a los chicos que tienen dudas sobre sus orígenes; prensa y difusión; área terapéutica con psicólogos; jurídica; investigación de las distintas denuncias, donde trabajo yo; archivo biográfico familiar para reconstruir la historia de nuestros viejos. Esto se complementa con el Hospital Durand donde se hacen los análisis de ADN. Los chicos que pasan por Abuelas se los deriva a la CONADI (Comisión Nacional por el derecho a la Identidad) y de allí se hacen los análisis de ADN en el Durand. Se compara el ADN del joven con los del Banco de Datos Genético donde están las muestras de los familiares que los buscan. Si coinciden, recuperan su verdadera identidad.

Lo bueno es que hay otros chicos restituidos que se han sumado a Abuelas buscando al resto. Yo no estaba en Abuelas sólo buscando a mi hermano y punto. Es para buscar a todos, que son alrededor de 400. Y cada vez que aparece uno la felicidad de todos es inmensa.

¿Qué le dirías a los jóvenes a casi un mes de una nueva marcha del 24 de marzo?

Que vengan, que vayamos juntos, como lo hacemos siempre. Que la lucha es colectiva para seguir encontrando a los pibes que faltan y porque se acabe la impunidad. Y, aunque yo soy de izquierda, lo importante es que en la lucha contra el genocidio está la izquierda, pero también cientos de miles más, las presentes y nuevas generaciones que se siguen expresando.


“La búsqueda es social, la solución es política”

Dijiste que “fuimos varios los parteros”. ¿A qué te referías?

Porque fue una búsqueda colectiva. Desde el inicio de Abuelas, con sectores de la sociedad que con su solidaridad, denuncias de posibles casos, las movilizaciones, de darle difusión al tema, fue una búsqueda social. Siguiendo con la idea del parto, la búsqueda la fuimos armando desde Abuelas junto a otros. Este reencuentro con mi hermana es otro gran paso que ayudará a que seamos más los parteros.

El gobierno muchas veces usa estos avances para decir que defiende los derechos humanos.

Este gobierno tomó el tema derechos humanos como uno de los temas centrales, pero con medidas cosméticas, no de fondo. Toma y hace algunas cosas, pero para lavarse la cara por otras medidas antipopulares que toma.

Yo digo que pareciera que estamos jugando a las escondidas. El caso por caso no sirve en esta lucha. No podemos seguir tratando de encontrar a nuestros hermanos o nietos por pistas. No se lo toma como un tema central, que hay una generación que va del 75 al 80 cuya identidad está en duda. Habría que tomar medidas de conjunto, como por ejemplo disponer que el DNI de esta generación venza en dos años y para renovarlo se les tenga que tomar una muestra de sangre. Allí podríamos encontrarlos masivamente. Y las Abuelas que aún viven podrían tener la felicidad de conocerlos. Pero el gobierno no piensa en soluciones de este tipo.

Además, la impunidad sigue. Hay genocidas que están siendo juzgados después de más de treinta años, con juicios largos, engorrosos, dificultosos y los que llegan a juicio son los represores que fueron denunciados, por gente que fue liberada, pero hay muchos represores que no son reconocidos. Cada represor tenía funciones distintas, a miles no se los veía, casos que quedan afuera como el de Alfonso, que nunca había sido denunciado ni visto. Cualquiera que haya participado en la fuerza en ese momento no fue ajeno a lo que pasó. Más allá del grado de participación, habría que invertir la carga de la prueba. Si tuvo conocimiento y dice no tener participación, tendrían que ser obligados a hablar.


“El recuerdo de mis padres”

De mis padres tengo “imágenes estáticas”, como si fueran fotos, nos dijo Juliana. Hay una grabación que tiene mi tío donde hablo de la panza de mi mamá, de mi futuro hermano. Y con el tiempo se habló del embarazo de mi mamá. No me tuvieron que contar, lo tenía incorporado. Pude ir armando cosas, lo que hacían conmigo. Papá, como alguien muy sensible pero muy pasional. Muy callado, muy reflexivo. Que tenía mucha llegada a los chicos, era docente de primaria. A mi vieja, más impulsiva, pasional, que no se callaba nada. Maestra jardinera. Mi abuela, cuando yo le contestaba, me decía, “te pareces a tu madre”.
Así recuerda Juliana a sus padres. Aquí transcribimos la carta que le escribió su padre Antonio Domingo García, cuando se enteró que iba a tener a su primera hija.

Antonio y Beatriz, padres de Juliana (arriba)***Antonio sosteniendo en sus brazos a Juliana (abajo)

Antonio y Beatriz, padres de Juliana (arriba)***Antonio sosteniendo en sus brazos a Juliana (abajo)

23/V/1973

Querida Juliana, o querido Ezequiel:

Hace unos pocos días que sabemos, mamá (¡qué lindo que suena mamá!) y yo de tu existencia, de que estás entre nosotros. Sos muy poca cosa; tan poca, que todavía ni tenés cerebro. Sin embargo, no te imaginás todo el bien que nos traés, todo lo que ya te queremos. Hoy estoy en una jornada con chicos y chicas de 3º comercial del Pío XII. Uno de los pocos momentos tranquilos que hay, y por eso estoy escribiendo. Un poco para pensar mientras corre la lapicera. Quiero contarte un poco de tus padres. De cómo somos, qué sentimos.

Beatriz y yo somos bastante despelotados. Vivimos a las corridas, viéndonos poco, o al menos no todo lo que quisiéramos; no porque andemos detrás del coche o del departamento, como andan casi todos. Sino simplemente, o grandemente, porque pensamos que nuestra vida para adentro no sirve. Que si vivimos, vivimos para los demás, para el hermano. Pese al egoísmo que tenemos adentro y que nos jode y no nos deja ser todo lo entregados que quisiéramos. En esa vida hacia fuera se conjuga todo nuestro ideal, aquello por lo que nos sentimos mutuamente atraídos, y que hizo que comenzáramos a caminar juntos. Ese amor hacia el otro, un amor-teórico en un principio, cuando los dos lo canalizábamos dentro de la Iglesia se fue transformando en algo más concreto: el amor al otro hoy y aquí pasa por al amor político, por el compromiso con el pueblo, con el explotado, con el pobrerío, con esos millones de hombres que sufren por un mundo mejor aquí, en la Argentina y en esta querida América latina, la Patria Grande. Ese amor concreto al pueblo se hace real en el peronismo, que abrazamos al principio con muchas dudas, y del que ahora, por suerte, es imposible salir, porque es parte de nosotros.

Ese compromiso justifica las corridas, los afanes, el trabajo de cada día o los días gloriosos como el 17 de noviembre del ’72 o este 25 de mayo que se avecina. Ese compromiso es, o quiere ser total, de cada cosa de nuestra existencia, desde compartir el tiempo o la guita, hasta estar dispuestos a dar la vida así, bien en concreto, por esa Patria nueva, la Patria Justa, libre, soberana: socialista. Esa patria para todos.

Esas cosas son nuestra vida hasta ahora; una vida en el fondo feliz pese, repito, a todas las jodas. A la rutina, principalmente.

Y en ese momento hasta ahora de los dos, aparecés vos, hijo, o hija, en el momento justo (y pienso en el significado de Ezequiel: enviado por Dios, con todo lo simbólico que contiene). Nuestra vida quiere abrirse, decía. Si queda entre los dos se agota, se marchita. Sin la apertura de esa vida éramos algo incompleto. En lo profundo, éramos dos que enfrentábamos las cosas. Ahora somos TRES (no más, ¿no es cierto?). Nuestro amor se abre, florece, da frutos.

Te das cuenta, querido/a, todo lo que significás, toda la inmensa alegría que nos venís a traer. No es casual que a partir de vos tu mamá y yo nos sentimos mucho mejor, plenificados. Sé que no van a faltar dificultades. Que el hombre viejo, egoísta, no desaparece así nomás en un tipo jodido como yo. Que muchas veces vamos a extrañar la comodidad del ser-dos. Pero pese a todo eso sos muy bienvenido/a. Sos aquello que nos hizo llorar juntos a mares, muy abrazados, cuando tomamos conciencia de que estabas. Aquello que nos hace brillar los ojos, o besarnos sin sentido. Aquello, en fin, que nos hace salir la dicha por la lapicera, porque adentro ya no hay más lugar.

Gracias por venir, hijo/a. Gracias a Dios que te envía. Que nosotros no te fallemos. Que podamos cumplir con lo que debe ser: ayudarte para que seas PERSONA, HOMBRE-PARA-LOS-DEMAS. Que nunca tengas que avergonzarte de nosotros. Que no te defraudemos. Que sigamos hasta el fin.

Con todo el orgullo y el amor que rebosa en este momento, tu padre.

Antonio


Izquierda Socialista: Una trayectoria de lucha contra la impunidad

Nuestro partido posee una extensa y rica historia de lucha por lograr el juicio y castigo de los responsables militares y civiles del genocidio de los 70.

El PST (Partido Socialista de los Trabajadores), del cual provenimos, sufrió el asesinato y desaparición de más de cien de sus militantes. Activistas y dirigentes obreros de nuestra organización fueron detenidos durante el gobierno de Isabel Perón, pasando años en la cárcel, como los compañeros “Petiso” Páez y “Pelado” Matosas, hoy fallecidos. Por otro lado, las bandas parapoliciales de la Triple A asesinaron a dieciséis militantes del PST.

Apenas protagonizado el golpe del 24 de marzo del 76, nuestro partido fue declarado ilegal, junto a otros de izquierda, mientras nuestros militantes sufrían la implacable persecución de la dictadura militar, desapareciendo a decenas de ellos.

Con el comienzo de la etapa democrática, nuestra corriente, organizada entonces en el MAS, se ubicó en la primera fila en la lucha por el juicio y castigo a los genocidas. Durante la movilización popular a Plaza de Mayo contra el alzamiento carapintada de Semana Santa de 1987, nuestro partido se retiró al darse a conocer la claudicación alfonsinista a los sublevados, que se terminó expresando en las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Posteriormente enfrentamos los indultos de Menem, impulsando en unidad de acción con otros sectores las multitudinarias marchas en su contra.

En estos años hemos participado e impulsado todo tipo de actividades en la lucha contra la impunidad que radicales y justicialistas han brindado a los genocidas, como, por ejemplo, la que logró la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Más allá de diversos triunfos obtenidos en los últimos años, la lucha no ha cesado con el gobierno de los Kirchner. Miles de genocidas siguen libres y cientos de pibes apropiados, continuando lo esencial del modelo económico heredado de la dictadura, que tiene como unos de sus pilares el negociado de la deuda externa, deuda que este gobierno “honra” religiosamente a costa del hambre y miseria popular.

Desde Izquierda Socialista saludamos el triunfo obtenido por Juliana al encontrar a su hermana y llamamos a realizar este 24 de marzo grandes marchas en todo el país como parte de esta lucha.


Marcha del 24 de marzo

Capital: de Congreso a Plaza de Mayo, 15:30 hs.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

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