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Mercedes Petit

A 50 años de la caída de Batista

Triunfo de la revolución socialista en Cuba

Desde hace medio siglo la revolución cubana ha sido la principal referencia de las luchas latinoamericanas. La figura del Che adquirió fama mundial. La polémica sobre la política de Fidel no ha cesado*. Recordar los hechos tal cual se dieron ya es parte de ese debate.

Movilizaciones en la Habana el 1º de enero de 1959. Arriba, el Che y Fidel

Movilizaciones en la Habana el 1º de enero de 1959. Arriba, el Che y Fidel

Un oscuro sargento del ejército, Fulgencio Batista, comenzó a hacerse conocer en la década del 30, cuando encabezó un golpe militar que reprimió toda movilización independiente de los trabajadores. El partido comunista cubano (que se llamaba PSPPartido Socialista Popular), que controlaba la burocracia sindical, lo apoyó. Posteriormente, Batista ganó elecciones y fue presidente.

El prostíbulo tropical de los yanquis

Con la familia Batista en el poder, Cuba se convirtió en el “prostíbulo del Caribe”. Hubo una fuerte entrada de capitales originados en todo tipo de negocios ilegales en los Estados Unidos, que se blanqueaban en la isla en forma de hoteles, casinos, cabarets, prostitución y tráfico de drogas. Era una nueva burguesía fuertemente vinculada a los yanquis, con centro en La Habana. Al mismo tiempo, decrecía la importancia de la burguesía tradicional, afincada en Santiago de Cuba, vinculada al negocio de la exportación de azúcar. El pueblo cubano estaba sumido en una miseria espantosa, con índices de analfabetismo y mortalidad infantil récord.

Del Moncada al poder

En 1952, en vísperas de elecciones generales, Batista, que estaba en la presidencia, se perpetuó con una dictadura militar directa. Las fuerzas políticas burguesas, y los comunistas del PSP no ofrecieron resistencia. El estudiantado salió a las calles y fue violentamente reprimido. Surgió un joven abogado, Fidel Castro, que provenía de una familia terrateniente tradicional productora de azúcar. Castro había iniciado su carrera política como dirigente juvenil del Partido del Pueblo Cubano -Ortodoxo- (burgués liberal, fundado por Eduardo Chibás, que hacía eje en la lucha contra la corrupción y el respeto a las libertades democráticas).

Al año siguiente, un grupo de jóvenes, encabezados por Fidel, asaltó el 26 de julio el Cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba. Fueron derrotados. Hubo más de 60 muertos y numerosos presos. Cuando fueron enjuiciados, Castro asumió su propia defensa, denunciando los crímenes de la dictadura y presentando las propuestas del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MJ26), en un alegato conocido como “La historia me absolverá.” Los comunistas del PSP repudiaron el asalto al Moncada (así como luego la lucha guerrillera, los sabotajes y las quemas de cañas). Lo tildaron como obra de gángsters, pequeñoburgueses y anticomunistas.

En mayo de 1955 Batista dio una amnistía. Fidel y los suyos se exiliaron en México. Allí se sumó un médico joven y andariego, al que bautizaron “Che”, por ser argentino.

El grupo del MJ26 organizó una expedición militar para regresar a Cuba y derrocar a Batista. El 2 de diciembre de 1956 desembarcaron del Granma 82 combatientes. Fueron atacados por el ejército y masacrados. Quedaron sólo 12 sobrevivientes, entre ellos Fidel y Guevara, que se refugiaron en la selva de la Sierra Maestra.

Desde entonces, la fuerza guerrillera no dejará de crecer, empalmando con el odio a la dictadura en las zonas rurales y las ciudades, con acciones de sabotaje y enfrentamientos al ejército.

Sectores burgueses opuestos a Batista y al imperialismo le dieron aliento a los guerrilleros, denominándolos “los luchadores de la libertad”. Al mismo tiempo, el apoyo de una parte del campesinado a la guerrilla de Sierra Maestra forzó a la dirección castrista a emprender medidas de reforma agraria mucho más profundas que las planeadas. En 1958, el PSP rompió con Batista. En diciembre, la dictadura estaba derrotada. La noche de Año Nuevo de 1959, Batista huyó a República Dominica.

El triunfo contra la dictadura

La Habana estaba paralizada por una huelga general. En Santa Clara se rindió la guarnición local, de 3.500 hombres. Quedó rodeado Santiago. Los trabajadores habían tomado los sindicatos, echado a los burócratas de la dictadura y se habían realizado grandes mítines en Santiago y La Habana. Allí, la huelga se convirtió en alzamiento, con la población haciendo justicia por mano propia contra represores, burócratas sindicales y “chivatos” (delatores).

El 4 de enero entró a La Habana la Columna Nº 8, encabezada por Guevara. El 8, llegó Fidel Castro. Ya se habían rendido todas las fuerzas de la dictadura. Se formó un gobierno de “Unidad Nacional Democrática”. Era presidente Manuel Urrutia Lleó, magistrado que había votado contra la condena a los rebeldes del Granma, y primer ministro, José Miró Cardona, ambos reconocidas personalidades burguesas, amigos de los Estados Unidos. La inmensa mayoría de los gobiernos latinoamericanos, con Frondizi (Argentina) y Betancourt (Venezuela) a la cabeza, celebraron el triunfo de Castro.

Las expropiaciones y la ruptura con el imperialismo

El 26 de Julio (con el apoyo del PSP), pretendió cumplir su programa capitalista, de libertades democráticas y algunas mejoras para atacar la tremenda pobreza. Pero un proceso huelguístico masivo y de movilizaciones en toda la isla, fue arrancando medidas cada vez más radicales.

El gobierno avanzó en medidas como reducción de alquileres y tarifas eléctricas y telefónicas (de empresas yanquis), y el inicio de la reforma agraria. Se desconoció la deuda externa. En julio, la burguesía rompió con Castro, retirando a sus representantes del gobierno. Estados Unidos comenzó a presionar con sus compras de azúcar. Ante eso, se aceleró la expropiación de tierras y el establecimiento de relaciones comerciales con la URSS.

A mediados de 1960, con una oleada de ocupaciones, se inició la expropiación de las grandes empresas, en su mayor parte yanquis. El 8 de enero de 1961 Estados Unidos rompió relaciones con Cuba (y luego fracasó en su intento de invasión e inició el bloqueo). El 4 de febrero de 1962, en la “Segunda Declaración de La Habana”, se proclamó el carácter socialista de la revolución. Estas inmensas conquistas se lograron en el contexto de un régimen burocrático de partido único que, apoyándose en el inmenso prestigio obtenido por Fidel al encabezar la revolución, fue imponiendo el dominio monolítico del Partido Comunista cubano y un creciente alineamiento con la burocracia de la URSS. En 1968, Fidel apoyó la represión a la revolución antiburocrática en Checoslovaquia ordenada por el Partido Comunista de la URSS.

Aquellas medidas y los debates

Con los avances socialistas, de expropiación de la burguesía y planificación económica (en las cuales estuvo en primera fila Guevara), en Cuba se produjeron cambios muy profundos y hasta ahora únicos. Se fueron alcanzando los mejores niveles de educación, salud y participación en deportes de toda América Latina. La decisión de romper con la burguesía y el imperialismo es una de las enseñanzas más importantes y polémicas, ya que luego de la caída de la URSS , los propios partidos comunistas y los reformistas de todo pelaje han tomado como bandera el rechazo a la expropiación de la burguesía y a la planificación económica.

Sin embargo, el tema se instaló mucho antes de 1989-91. Desde la década de los setenta fue el propio Fidel quien usaba todo su bien ganado prestigio para llamar a que no se repitieran procesos revolucionarios en América Latina, a que no se avanzaran en nuevas revoluciones socialistas. Por ejemplo, cuando en julio de 1979 los sandinistas echaron a Somoza y tomaron el poder en Nicaragua, Fidel hizo su llamado público a “no hacer de Nicaragua otra Cuba”. Los sandinistas, amparados por esos consejos, mantuvieron la unidad con la burguesía y la economía mixta capitalista. El resultado fue que la revolución retrocedió y creció cada vez más la pobreza del pueblo nica. Se cumplió trágicamente lo dicho por Guevara: revolución socialista o caricatura de revolución.

Durante medio siglo, nuestra corriente encabezada por Nahuel Moreno estuvo siempre en la primera fila en la defensa de la revolución cubana. Al mismo tiempo, hemos reivindicado aquella experiencia de ruptura con el imperialismo y la burguesía para expropiar y avanzar en nuevos triunfos socialistas latinoamericanos. Y hemos sumado nuestra crítica al camino emprendido desde hace años por la dirección del Partido Comunista Cubano y Fidel, de apertura a la penetración del capitalismo (véase Cuba hoy en pág. 13) y reivindicación de la dictadura capitalista china. Estas son algunas enseñanzas que tenemos que debatir en la actualidad.

 

* Véanse notas vinculadas a la Revolución Cubana en El Socialista Nº11, 38, 40, 63, 83, 84 y 113.

En 1964 Nahuel Moreno publicó un largo artículo polemizando con el foquismo guevarista. Fue reeditado en 1997. Adquiéralo


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