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Mercedes Petit

Un siglo de superexplotación y asesinatos

El Ingenio Ledesma cumplió 100 años

La familia Blaquier-Arrieta, propietaria de esta empresa azucarera jujeña, es uno de los grupos empresarios más poderosos del país. Representan el más crudo capitalismo, es decir, acumular fortunas gracias al robo del trabajo ajeno y la represión.

Mansión de los Blaquier-Arrieta en Ledesma (Jujuy

Mansión de los Blaquier-Arrieta en Ledesma (Jujuy

En los festejos del centenario, Carlos Pedro Blaquier, de 81 años, no se cansó de repetir sus “claves del éxito”: bajo endeudamiento, reinversión de utilidades, presidentes de larga gestión (él lleva casi 40 años), incorporar siempre tecnología. Dejaba totalmente afuera la verdadera fuente de su riqueza: una feroz superexplotación de los pueblos nativos y los obreros, el apoyo del ejército para “conchabar”, la connivencia con todas las dictaduras y todos los gobiernos. Estos son los oligarcas nacionales, de esos que se dice que ya no hay… Claro, se los ve poco. Están en sus grandes mansiones, sus barrios exclusivos. El pueblo compra en el super las bolsitas de Azúcar Ledesma, o los cuadernos Gloria y Éxito para los chicos.

Amargo capitalismo

A comienzos del siglo XX, la Argentina apuntaba a gran potencia agrícola-ganadera mundial. Y también se desarrollaba la industria moderna. Era la época de los frigoríficos, la textil Alpargatas, la cerveza Quilmes de los Bemberg y los ingenios de Tucumán y Jujuy.

La producción azucarera venía desde la fundación del Virreinato del Río de la Plata. En 1830, una familia oriunda de Salta, inició en el valle de San Francisco, Jujuy, lo que sería el Ledesma. En 1876, un ingeniero inglés, Roger Leach, inició su modernización técnica con maquinaria inglesa y francesa. El y su familia fundaron luego el Ingenio La Esperanza. A comienzos del siglo XX, la casi totalidad de las tierras del valle eran propiedad de tres ingenios: Ledesma, la Esperanza y otro menor, La Mendieta. En esa provincia el azúcar quedó en manos de la unidad familia terrateniente- industrial, dueña de las plantaciones y la fábrica. Por el contrario, en Tucumán, existían miles de cañeros independientes, la mayor parte minifundistas, que vendían su producción a más de 30 ingenios.

La Empresa Azucarera Ledesma se fundó en 1908. Su despegue como una supertecnificada empresa capitalista se dio a partir de 1911, cuando la compró el ingeniero alemán Enrique Wollmann. Una investigación sobre la situación de la industria azucarera en 1914* muestra que en esa década los capitalistas jujeños iban superando ampliamente a los tucumanos. Se apoyaban en la superexplotación de las tribus originarias. Hacia 1900, los tres principales ingenios jujeños ocupaban 10.000 nativos del gran Chaco, en condiciones de semiesclavitud.

Esa propiedad capitalista moderna y oligárquica permitió el rápido enriquecimiento de los ingenios jujeños, que acaparaban un inmenso poder económico y político. Obtenían creditos, protección arancelaria contra una eventual competencia extranjera, y el respaldo militar para garantizar la zafra con fuerza de trabajo indígena, combinando coacción, engaño, presión y violencia. Con el ejército, a punta de fusil, obligaban a tobas, wichis, matacos y mocovíes del Chaco y Formosa a levantar las cosechas de azúcar. La jornada laboral en tiempo de zafra era de sol a sol, de 10 a 12 horas, sin descanso dominical. Por cortar, pelar y transportar la caña, se entregaban fichas o vales semanalmente para canjear por mercadería en los almacenes del ingenio, y al finalizar la zafra se pagaban los sueldos, si quedaba un saldo. En 1914, el 80 % de la población tenía paludismo, tuberculosis y sifilis. En 1920 los atendía el doctor Paterson, cuyo nombre se recuerda porque era el único médico en la región. Los jueces, jefes de policía, gobernadores, diputados e intendentes, eran manipulados directamente por los propietarios de los ingenios.

Los Arrieta-Blaquier

Lazos matrimoniales van a unir al Ingenio Ledesma con dos tradicionales familias oligárquicas. Wollman tuvo una única hija, que se casó con otro ingeniero, Herminio Arrieta, que trabajaba allí desde 1923. Al morir Wollman, en 1927, la producción de azúcar había pasado de 10.000 toneladas a 28.500 por año. Su yerno, Arrieta, asumió la presidencia hasta su muerte, en 1970. En ese período la producción de azúcar y alcohol se multiplicó por seis, y se montó la moderna planta de producción de celulosa y papel de bagazo.

El 6 de setiembre de 1930 el general Uriburu, oligarca salteño, derrocó a Hipólito Yrigoyen. Herminio Arrieta, quien también presidía el Partido Popular (conservadores jujeños), puso un ministro en el nuevo gabinete. El, personalmente, fue diputado nacional en 1934 y senador en 1938. Podemos agregar que su vecino salteño y conservador, Robustiano Patrón Costa, dueño del ingenio San Martín del Tabacal, fue senador en 1932. La oligarquía azucarera disfrutó bastante durante la década infame. El ingenio Ledesma tambien instigó al derrocamiento del presidente Illía.

En 1970 falleció Arrieta. Otro oligarca, abogado con aficción a la filosofía e historia, Carlos Pedro Blaquier, había enamorado a su única hija, Nelly, en las tertulias de Buenos Aires. Blaquier entró al Ledesma en 1952, fue ascendiendo, y cuando murió su suegro, asumió la presidencia del grupo, en 1970. Casi 40 años después, con 81 años, encabeza los festejos del centenario. Actualmente, plantan 37.000 hectáreas de caña y 2.000 de cítricos para jugos; administran 52.000 hectáreas en Buenos Aires y Entre Ríos donde producen carnes y granos, y 2.000 hectáreas de soja. Genera su propia electricidad, con plantas en Jujuy y San Luis, y participa en producción de petróleo y gas natural asociada a Repsol y otros grupos.

En 1997, cuando bajo el anterior gobierno peronista, el de Carlos Menem, comenzó la desocupación, los primeros piquetes y cortes de ruta se dieron sobre la ruta 34, en Ledesma. Estos son los super empresarios multimillonarios argentinos que, junto a las grandes multinacionales extranjeras y la complicidad de todos los gobiernos, han provocado que los trabajadores y el pueblo tengan cada vez más miseria. Jujuy es una de las provincias más pobres del país, y los escasos habitantes originarios de la región del Gran Chaco que sobreviven, lo hacen en condiciones directamente infrahumanas. Aunque él prefiera la de “académico y filósofo”, la única definición de Carlos Blaquier es “explotador que mata gente”.

 

* Mano de obra indígena en los ingenios de Jujuy a principios de siglo. Por Viviana Conti y otros. Centro Editor de América Latina, 1988.


La huelga de los azucareros

En 1974-75 los trabajadores azucareros organizados en la FOTIA, respaldados por los jujeños, protagonizaron una gran huelga. Nuestro compañero Juan Carlos López Osornio, el Pelado*, fue a colaborar con la organización de los trabajadores del Ledesma en 1974, cuando ganó una conducción luchadora y democrática que encabezaba Melitón Vázquez, quien con otros dirigentes ingresaron al PST (Partido Socialista de los Trabajadores, antecesor de Izquierda Socialista). En enero de 1975 fue intervenido el sindicato del Ledesma y poco después cayó preso el Pelado, en medio de la represión generalizada contra los huelguistas. Fue liberado en abril de 1982, siete años después.

 

* El Pelado falleció en julio de 2006. Véanse El Socialista N° 36 (13/7/06) y sus “Memorias de un perejil perseguido”, contadas con Raúl Arnaldo Corzo.


Oligarcas y genocidas: El intendente Arédez y la Noche del Apagón

Uno de los afiches reclamando por los desaparecidos

Desde el 24 de marzo de 1976, la represión en Ledesma se hizo masiva. Uno de los desaparecidos fue el intendente de Libertador San Martín, Luis Arédez, médico radical elegido en 1973. Hombre sensible y sencillo, tuvo una idea que le costó la vida. Pretendió cobrarle impuestos a los Blaquier-Arrieta, para mejorar las penosas condiciones de vida de los habitantes. ¡Nunca nadie había tenido la osadía de cobrar impuestos al Ingenio! Arédez fue apresado y torturado brutalmente. Lo liberaron en enero de 1977. Volvió a su pueblo y a su puesto de trabajo en el Hospital de Fraile Pintado. Está desaparecido desde el 13 de mayo de 1977.

En julio de 1976 se habían producido desapariciones masivas. Hubo cortes nocturnos de suministro de energía eléctrica en Ledesma y Calilegua, conocidos popularmente como “apagones”. En la oscuridad fueron detenidos trabajadores, jóvenes estudiantes secundarios y universitarios, maestros, profesores, amas de casa, sindicalistas, siempre con la colaboración de los vehículos de la Empresa Ledesma y utilizando sus galpones. Hoy las organizaciones de derechos humanos siguen denunciando, con marchas anuales y otras actividades, 41 desaparecidos en el departamento Ledesma, en Jujuy.


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