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Julio Poblesec 

Cristina le sigue pagando a los usureros

¿Y la deuda con el pueblo?

En medio de la mayor crisis financiera mundial de la historia, cuyas consecuencias son impredecibles para los países dependientes del imperialismo como el nuestro, el gobierno aceptó pagarle al Club de París y reabrir el canje de la deuda con los bonistas ¿Y la deuda interna?

La plata debe ir para salarios y jubilaciones, no para la deuda externa.

La plata debe ir para salarios y jubilaciones, no para la deuda externa.

Cristina Kirchner y su equipo, argumentan que con estos pagos nos seguimos desendeudando, recuperaremos el acceso al crédito y aumentamos la confianza internacional en nuestra economía, volviéndonos más atractivos para los inversionistas. Sergio Massa, jefe de Gabinete, declaró: “es el regreso definitivo de la Argentina al mercado de capitales”.

En medio de la hecatombe económica mundial, Cristina no tuvo mejor idea que comprometer el 15% de las reservas del Banco Central para el pago al Club de París. No conforme con esto, aceptó también reabrir el canje con los bonistas, a pesar que, pocos días antes, había asegurado que no lo haría, y ni siquiera esto estaba incluido en el Presupuesto 2009. Si además de desprenderse de las reservas, piensa pagarle a los fondos buitres poseedores de los bonos… ¡qué nos espera! No hay fondo que resista tanto derroche.

Sólo para 2009, se estima que, aún considerando el superávit fiscal presupuestado, faltarán cerca de 8.000 millones de dólares para pagar los compromisos ya asumidos. No le quedará otra, según la lógica del gobierno, que apelar nuevamente a los fondos del Anses, la Lotería y cualquier otra entidad estatal que tenga algunos pesos guardados. Y desde luego, antes que nada, recurrirá a más tarifazos, más recortes del gasto público (salarios de los estatales, subsidios, plata para educación y hospitales, etcétera), descartando cualquier tipo de acción tendiente a mejorar la situación de millones de familias que viven en la miseria, o al borde de ella.

En 2005, Néstor Kirchner también dijo que con el pago al FMI nos habíamos desendeudado. Sin embargo, desde ese año hasta ahora, la deuda externa aumentó 24.000 millones de dólares. Hoy, gracias a que volvieron a sumarle los 20.000 millones de la deuda con los bonistas, ya asciende a 160.000 millones, o sea, más de 25.000 millones que en 2001. Por lo visto, más que desendeudarnos, los Kirchner nos están hipotecando de por vida.

¿“Reinsertarnos” o ayudar a salvarlos?

Con el discurso de la “reinserción en los mercados”, el gobierno pretende ocultar que, con estos pagos, está aportando para ayudarlos a mitigar su incendio. No es otra cosa que lo que le ordenó Thomas Shannon, el enviado de Bush, en su visita a Buenos Aires, días antes de que Cristina anunciara el pago al Club de Paris, y luego la reapertura del canje.

¡Hay que hacer lo contrario! En éste momento en que el imperialismo se encuentra debilitado y en plena crisis, más que nunca es la oportunidad para suspenderle los pagos, y usar ese dinero para salarios, jubilaciones, salud, educación y un plan de obras públicas.

Dicen que pagando nos volveremos “atractivos” para los capitales internacionales. Lo cierto es que, cuanto más dependientes de las inversiones extranjeras nos volvemos, más inestable y vulnerable se convierte nuestra economía.

¿Para qué quiere Cristina recuperar el acceso al crédito internacional? ¿Para aumentar los salarios de los trabajadores, logrando que ninguno gane menos que el costo de la canasta familiar? ¿Para reparar la infraestructura de los hospitales, que se están cayendo a pedazos? ¿Para repartir ese dinero ayudando a los pequeños productores del campo, que están padeciendo las consecuencias de la sequía? ¿Para reconstruir el sistema ferroviario, evitando que viajemos como ganado? No. Quiere “recuperar el acceso al crédito” fundamentalmente para seguir pagando la deuda. Y con lo que le queda, seguir entregándole millonarios subsidios a las privatizadas, que no los usan para mantener y mejorar sus servicios, sino para comprar nuevas empresas a nombre de testaferros, o directamente para engordar sus bolsillos.

Por todo esto, compañera, compañero, en este momento es más absurdo que nunca seguir pagando esta maldita y fraudulenta deuda externa, que nunca deja de aumentar, y siempre fue usada como excusa para explotarnos. Por el contrario, los trabajadores y demás sectores populares debemos luchar para que, de una vez por todas, dejen de regalar a los imperialistas las millonarias sumas que producimos, con la excusa del pago de una deuda que inició la dictadura para sus estafas y negociados fraudulentos.


Vea quiénes cuidan nuestros intereses

El estudio jurídico que defiende a Argentina en los juicios contra los bonistas extranjeros, representa al mismo tiempo a los bancos que son nuestros acreedores. Se trata del mega buffet Cleary, Gotlieb, Steen & Hamilton, uno de los más importantes de Wall Street, cuyos principales abogados nos facturan sus honorarios a razón de 1.000 dólares la hora. Recientemente cerraron un contrato millonario con la firma inglesa Barclays, principal impulsora de la reapertura del canje de la deuda con los “holdouts”, y brindaron sus servicios al Deutsche Bank, también impulsor de la medida.

La relación de este estudio con Argentina se inició con el menemismo, cuando fueron contratados en los 90 por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos por el Plan Brady. Luego fueron contratados en el 2002 por Duhalde, y en el 2004 por Nestor Kirchner. Entre sus clientes también se encuentra el empresario kirchnerista Eskenazi, quien contrató su asesoramiento para la compra del 15% de YPF a Repsol. Con muchachos como éstos, que patean al mismo tiempo para los dos lados, difícilmente Argentina saldrá beneficiada.


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