El Socialista

El Socialista es una publicación de Izquierda Socialista

Compartir esta nota en

Cuauhtemoc Ruiz
Escribe:
Cuauhtémoc Ruíz

Hace 40 años en México

La masacre de Tlatelolco

México fue uno de los picos del sacudón revolucionario mundial que nació en Francia en 1968 (El Socialista Nº 100 a 102). Nos envió su colaboración para recordar aquellos acontecimientos, desde Ciudad de México, Cuauhtémoc Ruiz, dirigente del POS*.

La represión en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco) nunca fue investigada ni castigada
La represión en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco) nunca fue investigada ni castigada

La represión en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco) nunca fue investigada ni castigada

Francia, Checoslovaquia y México en 1968; China en 1989; ¡qué distantes están en la geografía! (y el país oriental, también en el tiempo). Sin embargo, en estos cuatro lugares latió en decenas de millones de seres humanos un mismo pulso, el de la rebelión; se respiró durante unos meses la atmósfera oxigenada de la libertad y la dignidad, y se disfrutó la alegría que ambas generan. Era un golpe de la revolución mundial contra dictadores, explotadores y opresores.

En julio de 1968, Demetrio Vallejo ya llevaba casi diez años encarcelado por haber dirigido la lucha de sus compañeros del riel. La escuela de Ciencias Políticas estaba en huelga indefinida en pro de su libertad. “En los últimos años la tropa había entrado en las universidades de Michoacán, Puebla, Sonora, Tabasco; habíamos visto aplastar con el ejército demandas estudiantiles y populares en Sinaloa, Durango, Nuevo León. Ningún estado de la república se había salvado: donde no eran estudiantes los agredidos, eran campesinos desalojados de tierras, obreros… Otro antecedente fue la huelga de los docentes, en 1962, a los que los gobernantes les pedían abnegación y menos preocupaciones terrenales; la de los ferroviarios, que hizo necesario el uso de todo el ejército nacional y la detención de cerca de diez mil personas; la ocupación en 1966 del Instituto Politécnico por el ejército …”.1

“¡Todos somos el Consejo!”

El Movimiento creó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), organismo que coordinó y dirigió las principales acciones. Según uno de sus protagonistas, “con el sistema del CNH y las asambleas diarias en cada escuela nadie podía andar chueco, y si lo hacía se quedaba solo, pues nunca iba a lograr que todo el CNH aceptara una porquería. Al delegado que metía la pata lo esperaba la asamblea de su escuela, al día siguiente; y a la sesión inmediata del Consejo ya sabíamos cómo le había ido. Para maniobras poco claras éramos demasiados: más de 220 delegados y unas 80 escuelas. Las características del CNH impedían la transa por parte de los líderes. Los muchachos lo sabían y así se explica la confianza completa que tenían en el Consejo, y la tremenda autoridad que éste llegó a tener.” (González-18-9).

Ante el CNH “todos los días llegaban delegaciones de campesinos, vendedores de los mercados, miembros de las oposiciones sindicales contra los charros [burócratas sindicales] a dar su apoyo y a pedir ayuda” -dice el autor citado-. “Unos informaban de tierras ocupadas, otros de asambleas celebradas a pesar de los pistoleros a sueldo. De provincia llegaban delegaciones de universidades que se sumaban a la huelga; las carreteras estaban cerradas por el ejército para impedir la llegada al Distrito Federal de numerosas delegaciones provenientes del interior del país; las manifestaciones y mítines programados por el CNH se repetían en todas las ciudades importantes del territorio nacional.” (González-85)

Las brigadas

“Los muchachos al entrar en contacto con la gente del pueblo, sobre todo al principio, hablaban de lucha de clases, de bienes de producción en manos de la burguesía y así nadie les entendía. El lenguaje fue cambiando, o mejor dicho, fuimos encontrando un lenguaje común”, recuerda Salvador Martínez, el Pino. “Poco a poco el pueblo nos fue enseñando su manera de hablar y los aplausos nos indicaban que nos entendíamos. Empezamos a conocer México y su triste realidad. Todo esto lo vivíamos diariamente en la brigada. En otra ocasión hicimos un mitin en Xochimilco. Todos estábamos conmovidos ante la respuesta de la gente ¡Juntamos a seis mil!” 2

La siguiente vivencia de un brigadista la recogió Elena Poniatowska en su libro La noche de Tlateloco: “Yo empecé a participar en el Movimiento a partir de agosto. Me nombraron jefe de una brigada de 16 chavos: diez hombres y seis mujeres; la brigada Che Guevara. Hacíamos pintas, mítines relámpago, recolectábamos dinero en los camiones, en la calle, en los mercados. No. Yo no soy estudiante, pero soy joven; era yo comerciante, vendía ropa, pero me atrajo mucho el movimiento...” 3

La imaginación contra el Poder

Son inmortales ya los lemas y grafittis del Mayo francés. En México, las autoridades escondieron los autobuses del Instituto Politécnico y los estudiantes los encontraron y rescataron en una acción peliculesca, que relata Raúl Álvarez Marín4. El Movimiento contó con 34 vehículos, así como en la Revolución Mexicana los insurrectos contaron con los trenes para moverse por todo el país. También es memorable el mitin en el que, a medio acto, fueron soltados decenas de perros callejeros a los que se les habían enfundado en los lomos estandartes con los principales puntos del pliego petitorio.

Rebeliones anti-estalinistas

Los principales dirigentes tenían ya muy claro lo que significaban los “Partidos Comunistas” (PC) y conocían sus traiciones y atrocidades. En el libro La estela de Tlatelolco, también de otro importante líder estudiantil, Raúl Álvarez, afirma con pruebas que el PC “traicionó” la causa juvenil, entre ellas cuando el representante de la Juventud Comunista declaró a la prensa que el ejército en Tlatelolco, sólo había disparado “balas de salva”. (Álvarez: 121-124)5

Qué política, qué partido

Cada vez que leo más sobre los 68s y otras revoluciones, más me convenzo que hay que organizar partidos revolucionarios, internacionalistas, con mucha democracia interna y también con dosis de disciplina (o mejor dicho, autodisciplina) para que puedan interactuar junto con la población, en una relación en la que, como quería Marx, el educador sea también educado. Es que de otra manera los trabajadores, los jóvenes y los campesinos estaremos en eterna y tremenda desventaja frente a nuestros enemigos, que tienen todo tipo de partidos, para cada ocasión y circunstancia, y que ante la segura perspectiva de que ocurran nuevas rebeliones ya nos preparan nuevas matanzas, nuevos juicios, castigos y fusilamientos, si no estamos preparados, si no estamos organizados, lo que incluye en partidos revolucionarios.

Raúl Álvarez recuerda que en 1967 la mayoría de los estudiantes se autodefinían como “apolíticos” y que un año después eran entusiastas brigadistas. Como dice una canción mexicana, es que el viento los alevantó.

 

1. En Los días y los años, González de Alba, Luis, México, Era-SEP, 1ª. ed. 1971, (1986), pág. 59.
2. En González de Alba, op. Cit., pág. 29.
3. La noche de Tlatelolco, Poniatowska, Elena, México, Era, 2nda.eEd.. 3era. reimpresión, 2001, pág. 31.
4. La estela de Tlatelolco, Álvarez Marín, Raúl, México, Grijalbo, 1998.
5. Debo agregar que este espíritu rebelde de personas como González de Alba lamentablemente se perdió, aunque él no se corrompió.

 

* El POS (Partido Obrero y Socialista) de México, junto a la LST (Liga Socialista de los Trabajadores) de República Dominicana, participaron como invitados en el reciente Congreso Mundial de la UITCI (Unidad Internacional de los Trabajadores). Posteriormente, se constituyó un Comité de Enlace, del cual participa también Opinión Socialista de Argentina. Una versión más amplia de este artículo puede leerse en Pluma Nº 11, en la página web del POS (movimientoalsocialismo.com.mx).


De la rebelión a la masacre

México 68 comenzó como una protesta más, de un sector de estudiantes, en contra de la arbitrariedad policial. Pronto, el movimiento fue apoyado por las principales universidades del país y por sectores proletarios que exigían libertades democráticas, pues se vivía bajo un régimen dictatorial. Las manifestaciones chocaron con la policía. Ya no era la inconformidad de un pequeño grupo sino un amplio movimiento nacional, pacífico pero incontenible. El 26 de agosto de 1968, una multitudinaria marcha se dirige a la Plaza del Zócalo. Es la primera ocasión en que se insulta públicamente al presidente mexicano, Gustavo Díaz Ordaz. En septiembre el Ejército ocupó la Ciudad Universitaria y el Politécnico, y se retiró el 1º de octubre. Al día siguiente, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Mientras el ejército se mantenía vigilante, parapoliciales del Batallón Olimpia (cuyos integrantes iban vestidos de civiles con un pañuelo o guante blanco en la mano izquierda) se infiltraban en la manifestación hasta llegar al edificio “Chihuahua”, donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas. Cerca de las seis de la tarde, casi finalizado el mitin, comenzaron los disparos contra la multitud de manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco, y la feroz represión. Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

IS

Izquierda Socialista en Internet:
www.izquierdasocialista.org.ar - www.nahuelmoreno.org - www.uit-ci.org
El Socialista Registro de propiedad intelectual: Nº 596282.
Director: Juan Carlos Giordano. Hipólito Yrigoyen 1115 Capital Federal

- Tel.:(+54) 11-4381-4240