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Miguel Lamas

Bolivia: sigue la crisis

“Diálogo” suspendido y cerco campesino a Santa Cruz

Al cierre de esta edición, el diálogo, que según el gobierno de Evo Morales debería posibilitar un “Gran Acuerdo Nacional”, está suspendido porque los prefectos derechistas se retiraron. Mientras tanto, decenas de miles de campesinos bloquean la ciudad de Santa Cruz, tomada por los fascistas. Evo Morales les pide que “suspendan” su marcha a Santa Cruz.

Manifestación en El Alto por castigo a Leopoldo Fernández

Manifestación en El Alto por castigo a Leopoldo Fernández

Campesinos bloqueando Santa Cruz

Campesinos bloqueando Santa Cruz

La semana pasada, con una fuerte presión de Lula y demás gobiernos sudamericanos de UNASUR, comenzó en la ciudad de Cochabamba un “diálogo nacional” entre los prefectos de derecha y el gobierno de Evo Morales. Pero este diálogo se suspendió sin llegar a ningún acuerdo. Los prefectos derechistas exigen que se les conceda una autonomía total para poder defender sus latifundios e impedir la reforma agraria contenida en la nueva Constitución.

¿Sirve la negociación?

A veces es necesario negociar. Por ejemplo, si hubiese una derrota popular. En ese caso, Evo Morales debería decirle al pueblo la verdad, que se trataría de una situación desfavorable para el cambio social en Bolivia. Y no como ahora que dice que es “un triunfo” que se negocie con los fascistas y que eso servirá para solucionar los reclamos populares. La experiencia boliviana de los últimos años indica claramente que cada concesión a la derecha, significó su fortalecimiento y nuevas exigencias que trabaron todos los cambios.

Sin embargo, no es cierto que estemos antes una derrota popular. Nunca como ahora el pueblo ha estado tan fuerte.

El cerco a Santa Cruz

De hecho, el inmenso respaldo popular a lo que se conoce en Bolivia como “proceso de cambio”, es lo que impidió hasta ahora que el imperialismo y la derecha se apoyara en el mando militar para dar un golpe de estado clásico. Ese respaldo se midió en las elecciones con una votación por la continuidad de Evo Morales del 67,4% y se expresa ahora en una enorme movilización.

Pese a que el gobierno se negó a convocar al pueblo para que salga a la calle a parar a los fascistas, desde todos los rincones de Bolivia, campesinos, obreros, hombres y mujeres de los barrios pobres se han puesto en marcha. El punto más alto, es el cerco de decenas de miles de campesinos a la ciudad de Santa Cruz que están dispuestos a aplastar a los fascistas.

Día a día se incrementan las marchas hacia Santa Cruz de organizaciones campesinas, obreras y populares de todo el país. Evo Morales, en lugar de apoyar y llamar a fortalecer esta marcha, está llamando públicamente a suspenderla (Declaración de dirigente campesino Fidel Surco a Radio Erbol).

Encrucijada de la revolución boliviana

Ceder a las exigencias de los prefectos derechistas significaría una derrota para el pueblo boliviano y dejaría intacto el peligro golpista. Existe hoy una inmensa fuerza popular para aplastar a los fascistas e imponer la “agenda de octubre”, la expulsión de las multinacionales (y no sólo de su embajador), la nacionalización 100% de hidrocarburos, el fin del latifundio con la entrega de tierras a los campesinos, un aumento sustancial de salarios a los trabajadores y una jubilación digna garantizada por el estado. Esto quebraría la base social del fascismo.

Por eso muchos dirigentes y organizaciones obreras y populares se están pronunciando contra cualquier pacto con los fascistas. Exigen armas para liquidarlos y cárcel a todos los sublevados, incluyendo a los prefectos.

Coincidimos con las posturas de estos dirigentes. Llamamos rechazar el diálogo con los fascistas y a redoblar la solidaridad con el pueblo boliviano y su lucha. Todos los trabajadores y oprimidos latinoamericanos ganaremos si el pueblo boliviano triunfa.


Qué se negocia

La negociación la inició Evo Morales. Lula, Cristina Kirchner y demás gobiernos de UNASUR, reunidos en Santiago de Chile, impusieron como condición a su apoyo formal al gobierno constitucional de Morales, la negociación con los prefectos fascistas.

Iniciada la negociación, el gobierno le ofreció a los prefectos restituir a los departamentos parte del IDH (impuesto a hidrocarburos) que ahora se destina a pagar una renta a todos los mayores de 60 años, y “compatibilizar” la nueva Constitución, aprobada por la Constituyente en diciembre del 2007, con los estatutos autonómicos.

Esta “compatibilización”, si se produjera, implica la renuncia a los puntos progresivos de la nueva constitución, fundamentalmente de la reforma agraria, nacionalización de los hidrocarburos y autonomías indígenas. Ya que los estatutos autonómicos de los prefectos establecen el control por los prefectos de la tierra y los hidrocarburos y ninguna autonomía para las comunidades indígenas. El otro punto, que está implícito en la negociación, es la impunidad de los sublevados, empezando por los prefectos que están negociando con el gobierno y de sus bandas fascistas, como la Unión Juvenil Cruceñista.


La sublevación fascista y la masacre de Pando

El origen de la actual crisis fue la sublevación fascista, organizada desde las prefecturas derechistas de los departamentos (equivalente a las provincias en nuestro país) de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que contó con asesoramiento y apoyo de la embajada yanqui. Los fascistas ocuparon, saquearon y en varios casos incendiaron, edificios de instituciones públicas nacionales, sedes de organizaciones obreras y campesinas, radios comunitarias y atacaron varias veces al inmenso barrio popular conocido como “Plan 3000” (de 250.000 habitantes) en Santa Cruz. En el departamento de Pando, grupos de asesinos a sueldo del prefecto asesinaron a 25 campesinos y dejaron gravemente heridos a más de 100.

Evo Morales expulsó al embajador yanqui Phillip Goldberg, declaró el estado de sitio en Pando después de la masacre y mandó encarcelar al prefecto Leopoldo Fernández. Pero no tomó ninguna otra medida contra los sublevados. Hasta ahora el prefecto de Pando es el único preso.


Dirigentes obreros y campesinos contra el diálogo con los fascistas

• Roberto De la Cruz (concejal por el M17 y dirigente popular de El Alto), entrevistado telefónicamente por El Socialista, se manifestó en contra de la negociación. “Es el momento para descabezar a la Media Luna. El gobierno se niega a hacerlo. Si el gobierno cede a las exigencias de los prefectos derechistas se habrá terminado el proceso de cambio”.

• Mario López, señaló en nombre de la dirección de la COB (Central Obrera Boliviana): “Ellos (los fascistas) van a seguir seguro con su chantaje (…) El Presidente debería reunirse con el pueblo y no con los representantes de la derecha oligárquica” (www.econoticiasbolivia.com).

• Las organizaciones obreras, populares y juveniles del barrio Plan 3000 (250.000 habitantes) de Santa Cruz: “Celebramos la detención del genocida, terrorista y golpista Leopoldo Fernández. Solicitamos la detención y castigo de los Prefectos Rubén Costas, Ernesto Suarez y Mario Cossío, además de los supuestos cívicos como Branco Marincovick... y sus secuaces” (ANMCLA Bolivia).

• Feliciana Ruiz Puma, dirigente de Federación de Trabajadores Campesinos de Santa Cruz (parte de los miles que cercan Santa Cruz): “Ya no deseamos que prosiga el diálogo (gobierno-oposición). Exigimos ahora mismo la renuncia del prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas y la desarticulación de su grupo paramilitar» (www.uit-ci.org).


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IS

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