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Escribe:
Hernán Marquetich
Propuestas Socialistas
La depredación de los recursos marítimos
En la Patagonia se observa un raro fenómeno. Los albatros y las gaviotas se han multiplicado por cien en la última década. Los científicos dicen que es porque estas aves encuentran cientos de toneladas de peces muertos muy cerca de la costa. Es que las autoridades provinciales de Santa Cruz y Chubut en los años noventa (entre los que estaban los Kirchner y el ahora opositor Das Neves) permitieron a las naves factorías japonesas y de la Unión Europea tirar por la borda aquel pescado que no les conviniera. Política que se mantiene al día de hoy.
Los buques que buscan langostinos sólo se interesan por esta especie, que cuesta en el mercado internacional 18 dólares el kilo. Por ello, arrojan al mar la merluza, el cazón, el abadejo, las rayas y hasta el salmón que caen en sus redes. Como estos peces viven a 80 o 90 metros bajo la superficie, una vez subidos al barco mueren por la diferencia de presión. Aunque sean devueltos al océano, ya están muertos. Cien barcos por día tiran diez mil kilos de pescado, con lo que podrían comer un millón de argentinos a diario.
Por otro lado, tenemos el caso de la desaparición de la merluza cuya depredación se inició hacia fines de los años 80 y adquirió volumen sin límites a partir principalmente de 1990, con el aluvión de buques pesqueros extranjeros sobre el Atlántico Sur. Fue tan arrasadora la sobrepesca, que en menos de una década, en 1999, esa merluza, principal recurso del Mar Argentino, tuvo que ser declarada en emergencia biológica. Cálculos de especialistas dicen que con la merluza en colapso, Argentina ha perdido el equivalente a unos 15.000 millones de dólares.
Esta depredación se basó en un proceso de concesión de licencias a las empresas pesqueras con un altísimo grado de corrupción. Se generó un “mercado de licencias” que, en definitiva, permitió expandir significativamente la potencia de la flota pesquera y su capacidad de captura. Miembros del poder político se enriquecieron a costa de la merluza. Se aceptaban falsas declaraciones de capturas, se comprobaron fraudes en la concesión de subsidios y se pagaron subsidios mayores a los debidos por engaños en la capacidad de captura de las naves. A lo que deben agregarse las coimas y los deficitarios sistemas de control.
Recientemente la Auditoría General de la Nación (AGN) denunció «falencias en el control y fiscalización » y «falta de transparencia» de parte de la secretaría de Pesca de la Nación sobre los buques que pescan merluza y calamar. Mientras, las patrullas de la Armada y la Prefectura Argentina están sujetas a presupuestos muy escasos como para vigilar permanentemente la zona.
Con la complicidad del poder político, como es el caso del kirchnerismo y la existencia de una «convivencia » histórica con empresas pesqueras de la Patagonia como Conarpesa, la Argentina ha sido y es territorio arrasado en sus recursos por la ferocidad del capitalismo.
Un gobierno de los trabajadores y el pueblo, con una economía planificada y centralizada, evitaría la existencia de este saqueo y pondría los riquísimos recursos con los que cuenta nuestro país al servicio de satisfacer las necesidades populares.
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