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Mercedes Petit

A 40 años del Mayo Francés

De la rebelión estudiantil a la huelga general

Nada fue igual desde 1968, aunque el capitalismo sobrevivió. Terminaban los años de bonanza económica de la clase obrera europea luego de haber derrotado al nazismo. Desde los Estados Unidos, la agresión militar contra el pueblo vietnamita provocaba un creciente repudio mundial. El sacudón revolucionario que vivió Francia se extendió al mundo.

“El poder a los trabajadores” decía una bandera en la movilización del 13 de mayo

“El poder a los trabajadores” decía una bandera en la movilización del 13 de mayo

A medida que avanzaba la década de los 60, se iba notando el fin del boom de la economía capitalista iniciado luego de la Segunda Guerra. El aumento del desempleo, la caída de los salarios y la falta de perspectivas de una creciente masa juvenil que, aun accediendo a la educación, no encontraba una salida de progreso, fue provocando en los años 66 y 67 un creciente descontento. Empezaron los estudiantes de Alemania Federal, luego estallaron los estudiantes y obreros franceses, en mayo de 1968. Desde entonces, el ascenso fue cada vez mayor. En los Estados Unidos, mientras crecía el movimiento contra la guerra de Vietnam, se insurreccionó la población negra. En Italia las huelgas obreras sacudieron el otoñodel69.En América latina entró la rebelión estudiantil en México, Uruguay, Argentina… donde se produjo también el Cordobazo. La crisis crónica del capitalismo y la movilización de las masas instalaron desde entonces una situación revolucionaria mundial.

Primero salieron los estudiantes

Las universidades de Nanterre y la Sorbona de París, fueron los focos iniciales de una masiva movilización estudiantil. Rechazaban los planes de estudio, el autoritarismo y a la “sociedad de consumo” capitalista, que los asfixiaba. Surgieron nuevas organizaciones, como la Juventud Comunista Revolucionaria, encabezada por Alain Krivine y Daniel Ben Said, afines al trotskismo y al dirigente belga Ernest Mandel; el Movimiento 22 de Marzo, de Daniel Cohn Bendit, con orientaciones anarquistas, autonomistas y horizontales; los maoístas…

El espontaneísmo, la democracia asamblearia y la acción directa se combinaban con la búsqueda de la unidad con la clase obrera y los anhelos de cambios de fondo en la sociedad. Todos los días se daban asambleas, manifestaciones, choques con la policía y con grupos “de orden” (derechistas gaullistas o del Partido Comunista). La primera batalla campal con las barricadas en el Barrio Latino (sede de la Sorbona ) fue el 10 de mayo. Las armas de los jóvenes eran los adoquines, las bombas molotov, las cercas de hierro que protegen los árboles, los autos incendiados. La represión respondía con los gases, palos, y balas de goma. Esa noche, los vecinos de los edificios también tiraron proyectiles a la policía y cobijaron a los manifestantes. Hay muchos jóvenes obreros y estudiantes heridos. Se escuchaba el grito “De Gaulle, asesino”.

De las barricadas a la huelga general

Las principales centrales obreras, en primer lugar la CGT comunista, se vieron obligadas a convocar, junto con las organizaciones estudiantiles, a un paro de 24 horas y una manifestación obrera para el 13 de mayo. El gobierno vaciló, anunciando la reapertura de la Sorbona y la liberación de presos. La movilización reunió cientos de miles (un millón según los organizadores). En las pancartas se leía “El poder para los obreros y estudiantes” y otras consignas semejantes.

Los estudiantes, para evitar nuevos cierres, ocuparon definitivamente la Sorbona, donde cada vez eran más los jóvenes obreros que se sumaban. Y espontáneamente comenzó la ocupación de fábricas y la huelga general obrera, que desborda a la CGT. El 14, es SudAviation en Nantes, el 15 Renault-Cleón, y luego Renault-Billancourt, en pleno París. Las ocupaciones se extendieron a toda Francia con diez millones de trabajadores en huelga indefinida. Los estudiantes marchaban por miles hacia las fábricas a solidarizarse. El gobierno quedó paralizado, suspendido en el aire. Todo se ocupaba, no sólo las fábricas, escuelas y universidades. Estaban de huelga el metro, correos, teléfonos, gasolineras, ferrocarriles, músicos de ópera, futbolistas, enfermeras, empleados de comercio, de los bancos... Se instaló de hecho un doble poder y los trabajadores cuestionaban quiénes eran los dueños del país.

El 23 de mayo, 200.000 campesinos se manifestaron contra el gobierno. El 24 fue el gran enfrentamiento de obreros y estudiantes con la policía. La multitud abucheó un discurso de De Gaulle, y se dirigieron al edificio de la Bolsa, que fue ocupado e incendiado. Pero la ausencia de una centralización que fijara objetivos comunes y precisos, permitió la acción divisionista y desmovilizadora del PC y la dispersión. Una buena parte de estudiantes y obreros se dirigió al Barrio Latino. Allí se vivió una noche de violencia superior a la del 10 de mayo. Hubo enfrentamientos también en la Bastilla, en Les Halles y ataques a los ministerios de Justicia y de Finanzas. Preventivamente, la policía reforzó la protección del Palacio del Eliseo, sede del gobierno. En otras ciudades, como Nantes, Bordeaux, Estrasburgo y Lyon, hubo situaciones parecidas.

La gran traición del PC francés

Desde el comienzo de la rebelión estudiantil el todopoderoso Partido Comunista francés se puso en contra. Denunciaba como provocadores a los estudiantes movilizados y a las nuevas agrupaciones revolucionarias. Desde que se impuso la huelga general intentó encauzarla y levantarla con negociaciones parciales y por sector. El enfrentamiento del 24 marcó el punto culminante del ascenso insurreccional y a partir de ese momento el movimiento comenzó a retroceder, empujado por el creciente protagonismo del aparato de la CGT y el PC, que negociaban con el gobierno.

Los “acuerdos de Grenelle” finalmente firmados el 27 de mayo, contemplaban aumentos del salario mínimo, aumento del 7% de los sueldos, reducciones en la jornada de trabajo, flexibilidad en la edad de retiro y pago de los días caídos. De todos modos, las bases obreras, que habían percibido que podían adueñarse de todo, en un primer momento los repudiaron, encabezados por la Renault. De Gaulle, mientras tanto, retomó la ofensiva política, anunciando que “el poder no está vacío” y desparramando en las calles grupos derechistas en defensa del “orden, la patria y la bandera tricolor”. El PCF y los socialistas aceptaron entrar en el juego electoral. El 30 de mayo De Gaulle anunció la disolución de la Asamblea Nacional y elecciones legislativas anticipadas para fin de junio, que finalmente las ganará.

El gran problema es que la huelga se mantiene. Para terminarla, el PC y toda la burocracia pulverizan su unidad, trasladando las negociaciones a cada sector o empresa. Así van logrando que ferroviarios, el subte, correo, teléfonos, mineros, electricistas, entre otros, vayan volviendo masivamente al trabajo, aceptando los logros económicos arrancados a la patronal y el gobierno. Van quedando focos: Renault, Citroën…

El 7 de junio a la madrugada la policía comenzó el operativo en la localidad de Flins, para quebrar la ocupación de la Renault. Hubo enfrentamientos durante tres días de huelguistas y estudiantes contra la policía. La huelga aún se cumplía y endurecía en Renault-Billancourt, en Citroen, en la televisión y otros sectores clave del país. La última batalla será el 10 de junio, en todo París y otras ciudades. Saldo: 1.500 detenidos, cientos de manifestantes heridos, 72 polícias, algunos graves, 72 barricadas, 75 coches incendiados, 10 vehículos policiales incendiados, 5 comisarías atacadas, infinidad de incendios, vidrieras rotas. En Flins es asesinado un estudiante secundario por la policía.

Una vez más, repitiendo su historia de colosales traiciones (1936, 1944-45…), el comunismo francés, principal fuerza entre los trabajadores, será el partido de “la calma y el orden” para salvar al capitalismo. Pero los diez años de férreo “gaullismo” quedaron heridos de muerte. Antes de cumplirse un año, el 28 de abril de 1969, De Gaulle perdió un referéndum y renunció a la presidencia. El Partido Comunista mantendrá su rumbo cada vez más integrado al poder imperialista. Llegará a integrar un gobierno con los socialistas, accediendo a un par de ministerios, pero transita una larga agonía, hasta su casi desaparición actual.


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