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Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
José Castillo
La inflación kirchnerista nos devora
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El Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, manipulando las cifras del INDEK por orden del gobierno |
Los precios se dispararon. El gobierno encontró un nuevo chivo expiatorio: todo es por culpa del paro del campo. Pero los brutales aumentos ya venían de antes. Recordemos las verduras, los útiles escolares, el boleto del colectivo, la carne y el pescado.
Es más, la presidenta y su ministro de economía vienen sosteniendo que si no fuera por las retenciones, los precios de los alimentos subirían más aún. ¡Mienten descaradamente!
La inflación venía de antes, creciendo mes a mes. ¿El paro del campo tiene la culpa de que los útiles escolares estén a más del doble que el año pasado? ¿O que el pescado, que se disparó en Semana Santa, nunca más vaya a bajar?
Además, durante el conflicto agrario ¿por qué faltaban incluso los bienes que los productores dejaban pasar por las rutas? Porque la inflación la producen los formadores de precios, esencialmente los monopolios, nunca el productor primario. Por el paro agrario no entraron pollos al mercado, que sin embargo aumentó el doble en esos días. ¡Los frigoríficos y grandes cadenas los tenían en el freezer, estafando a los consumidores cobrándolo 100% más! ¡Y de esa maniobra el gobierno no dijo nada, echándole en cambio la culpa al pequeño productor que protestaba en la ruta!
Veamos el ejemplo de la leche: si al tambero le pagan por litro 0,80 centavos y luego el sachet en las góndolas cuesta casi 3 pesos ¿quién se queda con la diferencia? La respuesta es obvia: Serenísima y Sancor, que además reciben fuertes subsidios del gobierno.
Desde la Casa Rosada se dedican desde hace más de un año a dibujar falsos índices, para esconder la escala inflacionaria que instalaron desde 2007. Ahora recurrieron a una solución “nueva”: tanto la titular del Indec, Ana María Edwin, como la directora del Índice de Precios al Consumidor, Beatriz Paglieri, se tomaron vacaciones y fueron a Europa. Decidieron, en medio del incendio de precios, correr la presentación de la inflación de marzo, que debe realizarse el tercer día hábil del mes, al 10 de abril. Estamos esperando a ver qué dibujan. Mientras todas las consultoras dicen que la suba de los precios al consumidor de ningún modo puede dar menos del 3% -la mayoría se inclina por un 4%-, “fuentes” del Indec (léase los matones que hoy dibujan los números) dejaron trascender que la cifra “estaría alrededor del 1,4%”. ¿Cómo lo justificarán? Muy sencillo: dirán que fueron a ver los precios de determinados productos, y “como no los encontraron por el paro del campo”, tuvieron que copiar el precio de febrero. ¡Increíble!
Quienes sí “encuentran” los precios en las góndolas son los trabajadores. ¡Y con qué aumentos! Carne, pollo, harina y verduras subieron entre 30 y 50%. Las consultoras dicen que el rubro alimentos y bebidas subió en promedio un 9,2%, con productos básicos que crecieron hasta el 100%.
¿El gobierno sólo dibuja números? No, también ayuda… a que todo siga subiendo. En medio de este descalabro autorizó aumentos a las petroleras, con la consecuencia de que los precios de las naftas y el gasoil crecieron un 10%. Y también a las tabacaleras, permitiéndose un aumento de los cigarrillos del 3,5%, que ya habían subido otro 3,8% a principios de año.
La conclusión es que todo sube como nunca, antes y después del paro del campo. Estamos ante la inflación más alta desde la devaluación de 2002. El modelo de Cristina es inflacionario, se apoya en salarios bajos y grandes ganancias para los pulpos. El Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que se hace el “patotero” con los pequeños productores, termina arreglando siempre las subas con los grandes monopolios. Nunca aplica la Ley de Abastecimiento, que permite multar, clausurar y hasta expropiar a los que remarcan impunemente o acaparan, pero aparece listo para amagar usarla contra el pequeño productor que protesta. Se habla mucho de las retenciones, pero se mantiene el IVA a los artículos de primera necesidad, una verdadera expropiación al bolsillo del trabajador.
Para pelear de verdad contra la inflación habría que poner precios máximos a los artículos de la canasta familiar y obligar a los grandes pulpos a cumplirlos. Mientras tanto, los trabajadores, que seguimos viendo como se deterioran día a día nuestros ingresos, tenemos que seguir peleando por un salario igual a la canasta familiar, ajustable mes a mes según la inflación.
Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.
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