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Cristina: el gobierno del Pacto Social y los empresarios

El 2007 terminó con la asunción de Cristina Kirchner como presidenta. No habrá cambios de fondos. Será la continuidad del gobierno peronista de su marido. Grandes empresarios tendrán peso directo en el gobierno. El Pacto Social promete ser uno de sus ejes. Arrancó atacando a los maestros. Bajo el marco de luces amarillas en la economía mundial, la inflación y los reclamos salariales, el segundo gobierno kirchnerista se verá más enfrentado al pueblo trabajador. Se avecinan cambios políticos y sindicales. El 2008 será un año de luchas para derrotar al Pacto Social y avanzar hacia una nueva dirección política y sindical.

¿Habrá un cambio en el gobierno de Cristina? ¿En algo podrá beneficiar a los trabajadores? En nada. Se trata de una continuidad. Basta ver que casi no se cambiaron los ministros, salvo raras excepciones. Siguen los Fernández, De Vido, Tomada, Taiana, Nilda Garré y Alicia Kirchner. El único cambio importante es el del Ministro de Economía. Pero basta ver los antecedentes de Martín Lousteau para saber su rumbo patronal. Su último cargo fue el de presidente del Banco Provincia, en donde los trabajadores tuvieron un duro conflicto porque le quisieron quitar el 82 % en su jubilación.

La Argentina y el modelo económico que nos deja Kirchner

Salimos del infierno”-ha sido casi el slogan de los Kirchner para sostenerse en el poder-. Buscaron así siempre compararse con la debacle económica en que terminó De La Rúa. Pero en realidad quieren decir: “salimos del Argentinazo, salimos del reclamo de las masas, del que se vayan todos”. De otra forma, están diciendo que “logramos estabilizar el país para seguir trabajando para las multinacionales, los grandes empresarios y los banqueros”.

Seguiremos con el modelo económico de acumulación… e inclusión social”-dijo Cristina en su discurso de asunción-. No dijo, sin embargo, para quién ha sido y seguirá siendo esa “acumulación”.

La Argentina y el modelo que deja Néstor Kirchner, y que Cristina prometió continuar, es del 5% de los argentinos que controlan una cuarta parte de los ingresos del país. Según un estudio de la consultora CCR, publicado en Clarín del 13 de octubre, ese mínimo porcentaje de la población, o sea sólo 500 mil familias, tiene un ingreso mensual promedio de 20.876 pesos. Mientras el 80% recibe de 4.000 pesos para bajo. Dentro de ello el 55% recibe menos de 2.200 pesos por mes.

¿De que “inclusión social” hablan? Está claro que con Cristina seguirá el modelo de la “acumulación” para los ricos, para esa pequeña minoría de los argentinos, para las multinacionales, los grandes empresarios y los banqueros. Para ellos sí que se “salió del infierno”.

¿No será el “gendarme de la rentabilidad empresarial”?

La nueva presidenta quiso hacer historia con su discurso. Porque para sorpresa de todos no leyó ni se basó en un texto. Cosa que no había ocurrido con ninguna asunción presidencial desde 1853. En la imprenta del Congreso estuvieron haciendo guardia esperando, en vano, para imprimirlo.

Pero también quiso impactar a los sectores populares con su gesto adusto y voz firme, diciendo que “no voy a ser gendarme de la rentabilidad empresarial”. Como que ella no va a estar en la presidencia para garantizarles sus ganancias.

Esta es la versión femenina del “doble discurso” inaugurado por Néstor Kirchner.

Porque la realidad es que éste seguirá siendo el gobierno de los grandes empresarios. Cristina incluso avanza más que su marido, designando directamente a algunos de ellos como funcionarios. Está el caso, por ejemplo, de las multinacionales automotrices. Fernando Fraguío, presidente de la fábrica de camiones Iveco, del grupo Fiat, será Secretario de Industria, y Luis Ureta Sáenz Peña, presidente de Peugeot-Citroen de Argentina, será el nuevo embajador en Francia.

Además es sabido que la presidenta “se encargó de cultivar un vínculo directo con el titular de Volkswagen, el austríaco Víctor Klima” (Clarín, 2-12-07), quien le organizó la gira en Alemania y le hizo un acto de campaña en la planta de Pacheco.

Y para demostrar que será el “gendarme de la rentabilidad empresarial”, el gobierno resolvió dar un aumento de tarifas a favor de las privatizadas, en mayoría europeas, y al servicio de transporte, favoreciendo a esas poderosas patronales.

Por eso su discurso cayó muy bien entre los empresarios que estaban en el Congreso. “Carlos Bulgheroni, de Bridas, había llegado especialmente a la ceremonia desde Europa y con Gerardo Werthein, de Telecom y La Caja estaba entusiasmado con el discurso de Cristina. “Es excelente”, apuntó. En la misma línea se expresaron Alfredo Coto, de los supermercados, Enrique Mansilla, del Centro de Exportadores y Santiago Soldati” (Clarín, 11-12-07).

La primera reunión con el FMI

Si alguien todavía tenía alguna duda de hacia dónde camina el gobierno de Cristina, se la habrá sacado al ver que comenzó su gestión con una reunión con el titular del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn.

No se trató de una reunión protocolar sino para discutir cosas bien concretas como es el plan para pagar la deuda externa que el país tiene con el Club de París. Se trata de 6.700 millones de dólares que se dejaron de pagar en el 2002.

El gobierno de Néstor Kirchner pagó por adelantado la deuda al FMI, en valor de 10 mil millones de dólares, en vez de utilizar ese dinero para educación o salud. Entonces se anunció, con bombos y platillos, que “nos habíamos independizado del FMI”. Hoy se ve la mentira. Nunca nos independizamos.

Justamente en las giras europeas de Cristina, los gobiernos de España, Alemania y Francia exigieron dos cosas: que se aumentaran las tarifas y que se pagara la deuda con el Club de Paris. El problema con este Club, que tiene entre sus “asociados” a los EE.UU., es que en su estatuto dice que todo arreglo debe ser autorizado por el FMI.

Sin el FMI no habrá arreglo con el Club de París y sin el Club de París los inversores no podrán acceder a líneas de crédito adecuadas…”, dijo el mismo Strauss-Kahn (Clarín, 9-12-07). O sea que el apriete es claro: “paguen la deuda y después pactamos la inversiones que nos convengan”.

El Pacto Social contra los trabajadores

Ya Cristina anunció en su discurso que su verdadera política es el Pacto Social entre los empresarios y la burocracia sindical de la CGT y CTA. Ya la experiencia histórica ha demostrado que los pactos sociales han sido siempre contra los trabajadores. Basta recordar el Pacto Social de Gelbard en 1974 y todos los intentos posteriores. Con ellos se busca pactar el achique del salario. En este caso concreto, se buscará poner techo a los aumentos salariales de las próximas paritarias y pactar una “paz social” a largo plazo. O sea que nadie pueda reclamar mientras la inflación se coma los salarios. Ya en su discurso, en una supuesta defensa de la educación pública, atacó a los maestros y las huelgas salariales, diciendo que “antes teníamos clase todos los días del año”.

Este es el nudo de la política de Cristina, junto al tarifazo, para garantizar el pago de la deuda externa y la ganancia patronal. La inflación y las luces de alerta de una crisis económica capitalista mundial sumarán problemas. Justamente las multinacionales y el FMI, quieren que los pueblos paguen esa crisis, por eso los nuevos aprietes a los gobiernos latinoamericanos. El Pacto Social estará al servicio del ajuste.

2008: unidad en la lucha para derrotar el Pacto Social

Pero esa política va a chocar con las aspiraciones de las masas. Las perspectivas para el nuevo gobierno serán complicadas. El 2007 deja como saldo a favor de los trabajadores una experiencia de lucha. El 9 de abril se produjo un cambio: se impuso desde la base una semi-huelga general en repudio al asesinato del docente neuquino Carlos Fuentealba. La lucha de los maestros de Neuquén sumado al repudio generalizado a esa represión, obligó a la CTA a convocar a un paro general y a un paro de una hora a la CGT. Se abrió entonces una coyuntura más favorable para los trabajadores. Por eso todo el 2007 fue de luchas permanentes por el salario y contra los despidos. Esta acumulación de experiencia se trasladará al 2008.

Este segundo gobierno K está obligado a ir más al choque contra el pueblo trabajador, por las exigencias del imperialismo y las multinacionales. Se abre la posibilidad que en el próximo período las ilusiones se terminen y miles y miles rompan políticamente con el kirchnerismo y el justicialismo. Por otro lado, los sectores populares que votaron a Cristina no dieron cheques en blanco para que gobernara contra el pueblo. La izquierda y los sectores combativos del movimiento obrero y popular debemos prepararnos para esta perspectiva de lucha y de cambios políticos.

Por todo ello, las grandes tareas de los luchadores para 2008, pasan por: 1) impulsar las luchas salariales y demás reivindicaciones sindicales, populares y estudiantiles en la perspectiva de derrotar el Pacto Social, que es un plan de ajuste contra el pueblo; 2) para ello hay que impulsar la más amplia unidad de acción en la lucha, toda forma de coordinación y de asambleas para decidir todo; 3) desde cada lucha repudiar que la burocracia sindical de la CGT y de la CTA avancen hacia el Pacto Social; 4) exigir a la CGT y a la CTA que rompan cualquier forma de Pacto Social e impulsen un plan de lucha por un aumento salarial de emergencia acorde a la canasta familiar; 5) seguir desarrollando el surgimiento de nuevos dirigentes sindicales combativos como los que expresan los cuerpos de delegados ferroviarios de TBA, Subterráneos, SUTEBA opositores, Zanón, Fate, delegados del Banco Provincia, entre otros; y 6) dar pasos en la unidad de la izquierda para las luchas pero también para preparar una nueva alternativa política que luche por los cambios de fondo que necesitan la clase trabajadora y los sectores populares.


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