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Escribe:
Manuel Miralles
Motín en Santiago del Estero
Cárceles Cromañón
A las 18.30 horas del domingo 4 de noviembre, internos del Pabellón 2 de la Cárcel de Santiago del Estero iniciaron una protesta debido a la reducción del horario de visitas, hartos de los maltratos y vejaciones sufridos por sus familiares en la revisación previa a las mismas, y reclamando que se agilicen sus causas, ya que muchos de ellos se encuentran sin proceso, presumiéndose su culpabilidad.
El episodio terminó con un saldo de 31 muertos y alrededor de 20 heridos, quienes fueron hospitalizados varias horas más tarde con graves quemaduras e intoxicación con monóxido de carbono. Cuando en la tarde del domingo iniciaron su protesta, los detenidos reclamaron la presencia de un juez. Este llegó por la mañana, más de 12 horas después, cuando lo peor ya había sucedido. Como es habitual, la versión de las autoridades acerca de los hechos distó mucho de la realidad. Acusaron a los mismos presos por los incidentes, diciendo que se trató de un intento masivo de fuga que se vieron obligados a evitar.
Poco tiempo pudieron sostener esta mentira. Inmediatamente los familiares denunciaron que a los detenidos les venían pegando desde horas antes de iniciada la protesta, y los degradantes maltratos a que ellos se ven sometidos. Las mujeres dijeron: “Nos hacen recostar en una camilla y abrir las piernas para ver si llevamos drogas” (...) “Hay drogas dentro del penal, pero en realidad la venden los guardias” (...) A los internos los han matado como si fueran ratas” (Página/12, 06/11).
La situación en esta cárcel es similar a la de todas las del país. Tienen alojados a 465 detenidos cuando el lugar da para 180. Las prisiones son depósitos de gente, pésimamente alimentados, con ausencia total de condiciones de higiene y salud. “Cárceles Cromañon”, en las que la más mínima chispa puede significar el inicio de una tragedia mortal. Sin vías de escape, ni previsión alguna ante accidentes o incendios. Lugares en los que la constante tortura física y psicológica es moneda corriente.
La Constitución, en su artículo 18 dice: “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos...” Kirchner habla de derechos humanos. Una prueba más de su doble discurso.
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