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Escribe:
José Castillo

El Che y los debates sobre la transición al socialismo

La Editorial australiana Ocean Press acaba de publicar en español un texto inédito de Guevara: sus “Apuntes críticos a la Economía Política”, donde están sus páginas más punzantes de crítica a la Unión Soviética. También se reeditó, por la misma editorial, “El gran debate” (publicados originalmente por Pasado y Presente en la década del 70), con los textos de la controversia sobre la economía cubana en 1963-64. Se trata de materiales imprescindibles para comprender qué entendía el Che por el período de transición al socialismo y los riesgos de la restauración

El Che fue un crítico de la ex URSS

El Che fue un crítico de la ex URSS

¿Qué es lo que llevó al Che, médico de formación y combatiente revolucionario por convicción, a adentrarse en los intrincados temas de la economía política en la transición al socialismo? Todo comenzó, increíblemente, por un malentendido. En una de las primeras reuniones del Consejo de Ministros, Fidel planteó el problema de que hay que hacerse cargo del Banco Central de Cuba, al que los batistianos en su huida han dejado sin un peso en el tesoro. “Necesitamos un economista”, dijo Fidel. El Che, siempre dispuesto para todas las tareas, levanta la mano. Inmediatamente es nombrado en el cargo. Al final de la reunión, Fidel se le acerca y le dice, asombrado: “no sabía que eras economista”. La respuesta del Che pasará a la historia: “lo que pasa es que escuché mal. Tu dijiste que necesitamos un economista, y yo escuché que necesitábamos un comunista y por eso me postulé”.

A partir de ese momento el Che tomará las tareas con la energía, dedicación y seriedad con que encaraba todo. Se pondrá a estudiar, saneará el Banco, y luego pasará al Ministerio de Industrias, puesto clave ya que se estaba en medio de las expropiaciones y las empresas iban cayendo, una a una, bajo su jurisdicción.

Será desde ese lugar donde el Che estudiará a fondo El Capital, primero en un seminario dictado para el Consejo de Ministros, con la presencia del propio Fidel Castro, y luego en otro que él organiza para sus colaboradores en su Ministerio. Será en estas sesiones de estudio, coordinadas por un profesor enviado por los soviéticos, el español Anastasio Mansilla, donde el Che comenzará a cuestionar a viva voz muchos aspectos de lo que estaba sucediendo en la URSS.

El debate sobre la economía cubana

Pero las discusiones pronto bajarán directamente a la realidad cubana. En el marco de la sorda pugna donde los soviéticos buscaban “disciplinar” a la dirección castrista, dio comienzo una discusión acerca de cómo debería organizarse la economía cubana.

El debate se refería a cuatro cuestiones, dos bien prácticas –cómo organizar a las empresas industriales expropiadas, y cual era la importancia de los estímulos materiales en la construcción del socialismo-; y las otras dos más teóricas –el papel de la ley del valor en la época de transición, y si los bienes que producían las empresas expropiadas eran o no mercancías. En líneas generales, los soviéticos estaban a favor de lo que se llamaba entonces “el cálculo económico”, donde siguiendo lo que se realizaba en esa época en la URSS se buscaba dar autonomía a cada empresa estatal para que comprara y vendiera a las otras, actuando como si fuera de hecho una empresa capitalista que tiene que maximizar sus ganancias en un mercado. Y, entonces, sus trabajadores debían ser recompensados según su productividad con estímulos materiales (primas en dinero).

El Che se horrorizaba ante esto: lo veía como un camino que llevaba de vuelta al capitalismo, y le oponía lo que llamaba “el sistema presupuestario de financiamiento” y los estímulos morales. Consideraba que a la ley del valor se le oponía un principio opuesto, el Plan, y, sin negarse a la existencia de algún tipo de incentivo material, ponía énfasis en los incentivos morales y en un proceso revolucionario donde avance la conciencia de los trabajadores para construir el socialismo.

Todo comenzó con un artículo publicado en Cuba Socialista en noviembre de 1962 por el economista soviético Sergei Shurko titulado “El principio del interés material y la remuneración del trabajo en la URSS”. Guevara le responde primero en un discurso pronunciado en la escuela para administradores rurales Patricio Lumumba. Pero el debate se endurece cuando interviene el Ministro de Comercio Exterior, Alberto Mora, con un artículo publicado en Comercio Exterior en junio de 1963 bajo el título de “En torno a la ley del valor en la economía cubana en los momentos actuales”. Mora critica a “algunos compañeros” (sin nombrarlos, pero refiriéndose claramente al Che) que sostienen que la Ley del Valor no funciona en el sector estatal de la economía. El Che replica con su artículo “contribución al debate sobre la ley del valor” (Nuestra Industria, diciembre de 1963) y con su trabajo fundamental “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento” (Nuestra Industria, febrero de 1964). El intercambio adquiere tal importancia que intervienen importantes personalidades extranjeras. Así, la respuesta al Che la escribe Charles Bettelheim, famoso economista vinculado al PC Francés (“Formas y métodos de la planificación socialista y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas”, Cuba Socialista, abril de 1964). La contrarrespuesta, a su vez, vendrá desde dos texto: “La planificación socialista, su significado” (Cuba Socialista, junio de 1964) escrito por el propio Guevara, y “Las categorías mercantiles en el período de transición” (Nuestra Industria, junio de 1964), del trotskista belga Ernst Mandel.

Como bien dice Nahuel Moreno en “Guevara: héroe y mártir de la revolución permanente”(La Verdad, octubre de 1967): “Como en todos sus análisis teóricos y políticos el Che tendía a pasar por alto los detalles, algunos aspectos de la realidad, el atraso de Cuba, de sus trabajadores, que exige que se dé gran importancia a los alicientes materiales. De cualquier forma, su insistencia en la importancia de la planificación y centralización como motor del desarrollo socialista, como del progreso permanente de la conciencia revolucionaria de los alicientes morales de los trabajadores, era esencialmente correcto. Con todos los errores teóricos y de detalles que se quisieran la posición del Che era la revolucionaria, la que apostaba al desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas cubanas y la de Mora la oportunista, estalinista, que quería apelar a métodos burgueses para lograr el desarrollo socialista.”

El discurso de Argel, y el “Manual”

El Che va lentamente comprendiendo que el “debate cubano” no era algo específico de la isla. El lugar de la URSS en la “coexistencia pacífica” con el imperialismo, y sus acciones concretas con respecto a las revoluciones del Tercer Mundo, lo llevan a asumir posiciones cada vez más críticas. Es evidente que el año 1965 es el decisivo. El 27 de febrero pronuncia su célebre “discurso de Argelia”, en la Conferencia de Países Afroasiáticos, donde acusa a la URSS de aprovecharse de los términos del intercambio del mercado mundial para comprar barato y vender caro a los países subdesarrollados y hace la velada crítica de que se le están retaceando armas a Vietnam en su lucha contra la invasión yanqui. Entre fines de ese año y 1966 es que el Che critica duramente el “Manual de Economía Política” de la Academia de Ciencias de la URSS, llevando sus conclusiones hasta el punto de que con esas concepciones se terminaría restaurando el capitalismo.

Trotsky lo había anticipado en La Revolución Traicionada de 1936. El Che, en 1965, con muchos menos elementos teóricos, “a los tropezones”, como el mismo decía, iba camino a sacar las mismas conclusiones. Hoy a más de 40 años de esos “apuntes” las reflexiones de Guevara sirven no sólo para leer en retrospectiva que pasó con la experiencia soviética, sino también como un “mentís” riguroso a los proyectos de “socialismo del siglo XXI con economía mixta” que circulan por nuestro continente, lamentablemente fogoneados por la misma dirección cubana que dio lugar a la victoria más importante del siglo XX para las masas latinoamericanas.


Un texto 41 años inédito

Orlando Borrego Díaz era un hombre de confianza del Che. A él le confía, al irse de Cuba, todos sus libros y papeles, entre ellos sus tres tomos de El Capital, en la edición del Fondo de Cultura Económica, con las anotaciones al margen del propio Guevara y la famosa dedicatoria: “Borrego: esta es la fuente, aquí aprendimos todos juntos, a tropezones, buscando lo que todavía es una intuición apenas”.

Borrego Díaz también recibió el famoso “Manual Soviético” subrayado por el Che en distintos colores y sus anotaciones críticas. ¿Por qué guardó ese texto bajo siete llaves? ¿por qué sale a la luz recién ahora que la URSS ya no existe y las afirmaciones del Che pierden la potencia de “pegar en caliente”? Quizás la respuesta pueda empezar a buscarse un par de años después de este escrito, con el Che ya muerto en Bolivia y Borrego Díaz ascendiendo en el poder de un estado cubano apoyando la invasión soviética a Checoeslovaquia, que terminó con la “Primavera de Praga”.

J.C.


“Se está regresando al capitalismo”

“Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo.” (Apuntes críticos a la economía política, Ocean Press, 2006, página 31.)

J.C.


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