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Mercedes Petit

18 de mayo de 1917: de Nueva York a Petrogrado

León Trotsky volvía a Rusia

Hace 90 años, con su esposa Natalia Sedova y sus hijos varones, León y Sergio, León Trotsky regresaba a la Petrogrado revolucionaria. Se incorporó al Soviet y junto con Lenin y el Partido Bolchevique condujeron a las masas hacia la Revolución de Octubre.

Trotsky arribando a Petrogrado. 1917

Trotsky arribando a Petrogrado. 1917

Después de 17 días de travesía en un barco de bandera española (neutral en la primera guerra mundial), Trotsky y su familia llegaron a Nueva York, el 13 de enero de 1917. El revolucionario internacionalista ruso había sido expulsado de una Europa desangrada por la guerra. En 1905 había encabezado el Soviet de Petrogrado (véase El Socialista Nº19). En diciembre toda la conducción soviética fue detenida. Trotsky y otros dirigentes fueron juzgados y condenados. En 1907 se fugó y comenzó su segundo exilio, esta vez de diez años, en Austria y Francia. La primera sorpresa en Estados Unidos fue que dispusieran, en un modesto cuarto de un barrio obrero, por solo 18 dólares al mes, de “luz eléctrica, cocina a gas, cuarto de baño, teléfono” y otras “comodidades inconcebibles para un europeo”*. En escasos dos meses todo eso quedaría atrás.

La caída del Zar y el regreso

En Estados Unidos Trotsky se incorporó de inmediato a la redacción de Novii Myr (El Nuevo Mundo), un periódico de los exiliados rusos. Estaban también en Nueva York Nicolás Bujarin y Alejandra Kollontai, entre otros. Rápidamente todo cambiaría. El 10 de marzo, luego de días de silencio, noticias caóticas y confusas daban cuenta de la caída del Zar. Había triunfado la revolución de “febrero”. El imperio zarista utilizaba el viejo calendario gregoriano, trece días atrasado respecto de Occidente.

El 27 de marzo, la familia se embarcaba otra vez, en un barco noruego. En el puerto canadiense de Halifax obligaron a los cuatro a bajar y confinaron a Trotsky en un campamento de prisioneros alemanes. El jefe de la burguesía en el gobierno ruso, Miliukov, y el primer ministro inglés Lloyd George, conspiraban para retenerlo fuera de Rusia todo el tiempo que pudieran. El 16 de abril, Pravda, el periódico de los bolcheviques que ya dirigía Lenin en Petrogrado, denunciaba las calumnias de que Trotsky era parte de una intriga del gobierno alemán y exigían que continuara el viaje. En esos momentos, también los bolcheviques eran denunciados como “agentes alemanes” por los mencheviques y los social revolucionarios que formaban el gobierno provisional. Tuvo que intervenir directamente la conducción del Soviet para que finalmente el 29 de abril soltaran a Trotsky y la familia retomara la travesía.

El 18 de mayo (5 en el viejo calendario), eran recibidos por una entusiasta delegación en la estación de Finlandia, en Petrogrado. Habló su amigo Uritsky, de su grupo de los “interdistritales”, y Fedorof, un obrero metalúrgico que poco después sería elegido presidente de la sección obrera del Soviet, que lo recibía por el Comité Central de los bolcheviques. No participó ningún menchevique. Al recibir las noticias frescas de los últimos días, relata Trotsky, “comprendí que no había más remedio que unirse a los bolcheviques para dar la batalla definitiva contra los mencheviques y los narodniki [social revolucionarios]”.

Casi desde que se bajó del tren Trotsky se dirigió a la sesión del Comité Ejecutivo del Soviet. Los bolcheviques mocionaron que, como presidente del Soviet de 1905, se incorporara de inmediato al Comité Ejecutivo. Los mencheviques y social revolucionarios, que por entonces eran mayoría, se resignaron a admitirlo, pero solo con voz, sin voto.

La fusión con Lenin y los bolcheviques

Trotsky orientaba un sector del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) que desde 1913 se había denominado los “interdistritales”, y que en 1917 tenían unos 4 o 5.000 militantes. Lo acompañaban Joffe, Manuilsky, Riazanov y Lunacharsky, entre otros antiguos revolucionarias. Lenin impulsó de inmediato la unidad con ellos y propuso a Trotsky como redactor jefe de Pravda. Desde su regreso, éste se había convertido en el principal orador que difundía la política de los bolcheviques entre los obreros y soldados revolucionarios. Cuando se realizó en julio el Sexto Congreso, la unificación se había consumado. Trotsky (que no asistió porque estaba preso) fue uno de los más votados al Comité Central. Juntos, Lenin y Trotsky orientaron firmemente al partido y a la mayoría de los delegados que fueron ganando en los Soviets hacia la insurrección y la toma del poder en octubre.

 

* Véanse éste y demás datos en Mi Vida y La historia de la revolución rusa, de León Trotsky. Lenin, varios artículos de 1917 en Obras Completas, Progreso, Moscú, 1985, tomo 32 y El partido Bolchevique, de Pierre Broué.


Las divergencias entre Lenin y Trotsky quedaron atrás

Trotsky era dirigente del POSDR, pero no pertenecía a ninguna de sus dos fracciones, bolcheviques y mencheviques. Se había distanciado del ala reformista menchevique desde 1904 y actuó en común con los bolcheviques en el proceso de 1905-07. Había sido quien formuló por primera vez en 1905 la “teoría de la revolución permanente”, con la cual señalaba que sería el proletariado ruso el que, encabezando la revolución contra el Zar, avanzaría hacia la toma del poder por los obreros y campesinos en una revolución socialista. Lenin no había compartido esa concepción en la polémica teórica de 1905. Pero las divergencias importantes entre Trotsky y Lenin pasaban por otros temas: la actitud hacia los mencheviques (Trotsky tenía expectativas en que fuese posible la unidad con los reformistas, Lenin no) y la concepción del partido con centralismo democrático formulada en 1902 por Lenin, que Trotsky criticó entonces duramente.

A partir de 1914 Trotsky se convenció de que era imposible la unidad con los mencheviques, cuando estos apoyaron la participación de Rusia en la guerra imperialista. En 1917 se superaron definitivamente las discrepancias entre Lenin y Trotsky. Ambos llamaron de inmediato a no dar ningún apoyo al nuevo gobierno cuando cayó el Zar. Desde las “cartas desde lejos” y las Tesis de Abril de Lenin (ver El Socialista Nº62), ambos formularon las mismas perspectivas y la misma estrategia hacia la toma del poder por los Soviets. Las críticas de Trotsky al partido leninista quedaron también en el pasado, cuando Trotsky y su grupos se unieron a los bolcheviques en 1917.


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