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Salarios 2007

¡Aumento igual a la canasta familiar!

Los precios de los productos básicos siguen aumentando. Comprar verduras, por estas horas, es como pagarlas a precio dólar como en Washington, o en euros como en Berlín. Los zapallitos aumentaron un 60%, las papas 35 y la cebolla el 30. Los lácteos se ubicaron a la cabeza de las subas en enero y la carne no bajó en las góndolas. Ni qué hablar de los precios en los lugares de turismo. “Aumentó todo”, señaló Susana Andrada, del Centro de Educación del Consumidor. Y en el interior es peor. En 2006 la inflación general fue del 9,8 %, pero en Córdoba, por ejemplo, fue del 12. Y así en otras provincias.

 

La canasta básica para salir de la pobreza -según el gobierno- ya ronda los 900 pesos. Y el salario mínimo está en 800. Ahí ya tenemos una primera muestra de cuánto se le roba a los trabajadores.

Pero la vara para medir cuánto tiene que percibir un trabajador para vivir dignamente no son aquellos $900, sino el valor de la canasta familiar, que el año pasado estaba en 1.800, ascendiendo ahora a alrededor de 2.200 a 2400, según algunas mediciones. Pero la gran mayoría de la clase trabajadora está cobrando salarios de pobreza, aun midiendo a ésta con una canasta mentirosa, ya que los productos de primera necesidad aumentan mucho más que las mediciones oficiales del INDEC.

Por eso no es cierto el argumento de las patronales de que un aumento como el que se necesita traería inflación. Mucho menos cuando los aumentos que salen de las paritarias no les van a tocar a casi la mitad de los trabajadores que lo hacen en negro. Es sólo una patraña empresarial para seguir tapando que la inflación es impulsada por los monopolios formadores de precios y que los controles del gobierno le hacen de complicidad, no de combate. Así lo dijo Pablo Ceriani, profesor de la UBA, consultado por Suplemento Cash de este 28-1: “Los aumentos salariales no han sido la causa de la inflación, sino más bien su consecuencia: se trata de aumentos defensivos destinados a recuperar la caída de poder adquisitivo con posterioridad a la devaluación”.

 

La semana que viene empiezan las discusiones salariales paritarias en gremios muy importantes, que comprenden a un millón de trabajadores. Harán punta bancarios, la construcción, camioneros, y será testigo, según dicen, metalúrgicos.

La ministra Felisa Miceli había dicho que su ideal de aumento serían dos o tres puntos por arriba del 9,8 del costo de vida de 2006. Un poco a tono con el titular de la UIA, que consideró justo una suba del 12%. Mientras tanto, Hugo Moyano de la CGT, ha dicho que en las negociaciones no habrá “ni piso ni techo”. Pero no lo dice porque tenga previsto salir a pelear por la canasta familiar, sino por otros motivos. Primero, porque seguramente, después de lo ocurrido con las patotas el 17 de octubre, no tiene autoridad para disciplinar a los dirigentes “díscolos” de la CGT a que tomen de referencia algún porcentaje anunciado por él de la mano de Kirchner. Segundo, porque así quiere encubrir que sí se viene tejiendo silenciosamente un techo salarial con las patronales y el gobierno. Y tercero, y tal vez lo más grave, al decir que no “hay piso ni techo”, deja librado a que cada gremio pida por su cuenta, discuta caso por caso, haciéndole el juego a las patronales que condicionan aumentos por productividad (ver recuadro), y de esa forma frenan la potencialidad que tiene el movimiento obrero para reclamar de conjunto un salario unificado para todos los trabajadores del país.

Por eso algunos burócratas hablan de pedir un 20%, otros hasta de un 30%. Cómo será que hasta Cavalieri amenaza con un paro de los empleados de comercio algún domingo. Pero cada uno por su lado es para que arreglen por un porcentaje menor. Hay que recordar cuando el año pasado el sindicato camionero pedía un 28% y terminó arreglando por el 19, cifra que quedó como referencia para todo el movimiento obrero.

Y si los dirigentes hablan de esos porcentajes, es porque intentan llegar al mismo con otros beneficios parciales, como el aumento de un 30% en el piso salarial a partir del cual se paga Ganancias, o algunos adelantos o blanqueos. Moyano dejó clara su postura: “El movimiento obrero y la dirigencia gremial tienen la suficiente capacidad y responsabilidad como para saber hasta dónde pueden lograr aumento de salarios” (Página/12, 25-1). Otro tanto dijo Luis Barrionuevo.

Por su parte, la CTA sacó un comunicado diciendo que pedirá $1.800 en el Consejo del Salario Mínimo -organismo que ni siquiera tiene fecha de convocatoria y nunca decide nada importante-, mientras los estatales nacionales de ATE reclaman $2.000 -un aumento del 35%-, cuando el gobierno destinó dinero en el presupuesto actual sólo para el 10%. Lo que todavía no se ha vislumbrado es ningún plan de lucha para lograrlo.

 

No es la misma actitud de los trabajadores que no han dejado pasar enero para reclamar. Hubo paros y medidas por salarios y contra los despidos.

Hay que aprovechar que en la gran mayoría de los gremios se abre el debate sobre el salario para exigir reuniones informativas, convocatorias a cuerpos de delegados y asambleas para debatir el tema. Para resolver en conjunto cuánto pedir y cómo pedirlo. Quién los tiene que representar en las paritarias. Y reclamar que no se firme nada si no es ad referéndum de asamblea. Es el procedimiento que muchas conducciones combativas practican, como los cuerpos de delegados ferroviarios del ex Sarmiento o Mitre, entre otros, lo que ha llevado, que por ejemplo, los trabajadores que ellos representan, hoy superen ingresos de 2.000 pesos.

Hay que reclamar que ningún trabajador gane menos de $2.400, el valor de la canasta familiar. Que se combata el trabajo en negro para sacar de esa “segunda categoría” a millones de trabajadores. Que se termine con el trabajo esclavo. Que ningún trabajador pague Impuesto a las Ganancias. Y junto a ello, desde abajo, llamar a la CGT, CTA y a los dirigentes de los sindicatos que abandonen la pasividad con el gobierno y las patronales, llamen a debatir el tema en la base y tomen alguna medida concreta para impulsar los reclamos. De esa forma, apoyando las luchas, todo el movimiento obrero tendría un pliego único de reivindicaciones que permita sacar de la pobreza a millones.

Plata hay. Hay que evitar que se la sigan llevando las grandes empresas con fabulosas ganancias, o el gobierno las beneficie destinando parte del superávit y recaudaciones récord en jugosos subsidios estatales, o para los pagos de la deuda externa. ¡Aumento ya del salario al valor de la canasta familiar! debe ser la consigna de la hora.


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IS

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