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La derrota en Misiones, las patotas sindicales y el crecimiento en las luchas…

Adelantan el futuro

Muchos son los hechos que hoy llenan la atención de los argentinos. Uno, seguro, el triunfo de Estudiantes en la final del campeonato, demostrando que los equipos de abajo, cuando se lo proponen, pueden. Otro, quién ganará “Bailando por un sueño”. El crimen del country, esta vez en el “Imperio del Sur”, como denominan a la ciudad cordobesa de Río Cuarto, también genera todo tipo de comentarios. Pero lo que verdaderamente preocupa a millones, es que cada vez se hace más difícil llegar a fin de mes.

No es precisamente esto lo que desvela a la familia presidencial. Su gran preocupación pasa por cómo parar al gran protagonista del 2006, nuevamente el pueblo trabajador, quien mes a mes ha marcado el almanaque con importantes reclamos. La mayoría fueron luchas por aumentos salariales, aunque también hubo muchas otras, en defensa del medio ambiente, por la falta de trabajo, inseguridad, contra la impunidad, por salud y educación.

Con la última huelga petrolera que estalló en la Patagonia -sumada a la derrota del candidato de Kirchner en Misiones, las patotas de la CGT y el PJ actuando en la quinta de San Vicente y en el Francés, el no esclarecimiento del caso López y los nuevos cortes contra las papeleras-, se abrió un nuevo momento en la situación nacional, con un crecimiento en la cantidad y calidad de las luchas, donde los golpes políticos están pegando más directamente contra el gobierno nacional. Por eso decimos que tras estos últimos acontecimientos, Kirchner quedó chamuscado.

Hechos que golpean al gobierno

El 2006 arrancó con la heroica huelga de los petroleros de Las Heras, mostrando que este “modelo” económico es para las grandes multinacionales como Repsol YPF. Mientras se exime a las petroleras del pago de impuestos, los trabajadores deben abonar Ganancias por trabajar. En septiembre se dio un hecho estremecedor: desapareció Julio López. El gobierno investiga el caso como paradero, cuando todo indica que es un secuestro. Desde allí, octubre y noviembre siguieron esa tónica. 1) La patota en el Francés, encabezada por un joven K, otrora guardaespaldas de Kirchner, intentó frenar la lucha de los trabajadores contra el vaciamiento del hospital. Pero le salió mal. El reclamo se reflotó y con su aguerrida lucha los trabajadores lograron pasos importantes. 2) La pelea de las patotas el 17 de octubre entre sectores burocráticos de la CGT empañó el rédito que Kirchner-Moyano y sus políticos afines querían aprovechar al lado de los restos de Perón, simulando que estamos volviendo al peronismo del 45, cuando lo que sigue son la pobreza, la desocupación y la desigualdad social. 3) La derrota de Rovira por el pueblo misionero -no por la Iglesia, Piña o el camaleón Puerta-, candidato por el que se jugó a muerte el presidente, barrió con las ansias reeleccionistas de Felipe Solá y otros gobernadores. Incluso cambió los planes de la Rosada. Carlos Kunkel, diputado kirchnerista, ha dicho esta semana que “con certeza será nuestra candidata”, refiriéndose a Cristina. Pero hasta ese momento todos los voceros oficiales venían hablando de una reelección de Kirchner. Misiones la enterró.

Crecen las luchas y se consolida el nuevo sindicalismo

El nuevo estallido de la huelga petrolera muestra que hay una extendida vanguardia que presiona para luchar y a veces desborda a los dirigentes burocráticos. El pacto Kirchner-CGT, que venía golpeado por los incidentes con las patotas, no la pudo frenar. La huelga apuntó contra ese pacto nefasto que tiene como objetivo un nuevo techo salarial para el 2007. La huelga petrolera incentiva la lucha salarial, que sigue siendo el reclamo central de la clase trabajadora, fogoneado por la inflación que continúa comiéndose el poder adquisitivo popular.

A su vez, se siguen consolidando las nuevas conducciones gremiales. El triunfo de la Bordó en los tres cuerpos de delegados ferroviarios de TBA y Belgrano Norte, así lo demuestran. Ya había ocurrido lo mismo con el mantenimiento de las seccionales opositoras por parte de los docentes del Suteba, del Cuerpo de Delegados de Subte, la consolidación de Zanon y tantos otros triunfos de las direcciones combativas. La oposición se desarrolla en la mayoría de los gremios, dando batalla a la burocracia en las luchas y en las elecciones sindicales, como se sintió en las de la CTA, donde se enfrentó a Hugo Yasky, quien al apoyar la Ley Nacional de Educación kirchnerista, ratifica que esa central sigue siendo oficialista.

Hechos que demuestran que existe una vanguardia luchadora que se expresa en las luchas, es extendida a lo largo de muchos gremios y regiones del país, y está compuesta por nuevas generaciones de trabajadores que son y serán la materia prima para una nueva conducción combativa del movimiento obrero que se enestá gestando y a la que hay que apoyar.

Por un frente de izquierda

Se acerca el 2007 y todos los partidos patronales ya están tejiendo alianzas electorales. El ex menemista Scioli fue designado por Kirchner para ser candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires. Eso ha desatado una pelea brutal por el armado de las listas con el PJ duhaldista en ese distrito fundamental. Filmus sería el hombre presidencial en Capital, aunque no lo conoce nadie. Y en las provincias, muchos gobernadores antes menemistas o duhaldistas, se han convertido ahora en fervorosos kirchneristas.

A la “oposición” burguesa no la une el amor sino el espanto. La UCR intenta hilvanar acuerdos que llaman “centroprogresistas” con Lavagna y Duhalde. Macri sigue “sentenciado” sin saber dónde asentarse. López Murphy está tentado por Sobisch y Carrió. Blumberg va a vacacionar a Europa con un empresario amigo suizo, donde reflexionará si se presenta o no. Y Elisa Carrió da charlas con clérigos de distintos credos, demostrando que ya perdió la brújula.

Por otro lado, la centroizquierda sigue también en devaneos electoralistas. Carlos Heller del Credicoop y el PC, están pergeñando un acuerdo con Claudio Lozano (CTA), Aníbal Ibarra, Miguel Bonasso y hasta funcionarios del actual jefe de Gobierno de la Capital, Jorge Telerman, persuadidos por una pomposa “concertación kirchnerista” apadrinada por Chacho Alvarez, y otros que ya jugaron (y perdieron desastrosamente) en gobiernos anteriores.

Para la contienda electoral Kirchner corre con alguna ventaja: tiene un horizonte económico un poco despejado para los próximos meses y sigue contando con las expectativas de importantes sectores populares: un handicap para enfrentar a viejos políticos que vienen de fracaso en fracaso.

Ante este panorama, hay que salir a enfrentar a los candidatos del Frente para la Victoria, PJ, UCR, la centroderecha y centroizquierda, llamando a la conformación de un frente de izquierda. Por eso, a nivel presidencial, impulsamos la precandidatura de Patricia Walsh, con el objetivo de ampliar lo más que se pueda una verdadera unidad de la izquierda, con el Partido Obrero, el MSTUnite, el MAS y demás partidos de izquierda, como un polo de atracción para los luchadores obreros y populares.

Lo que se viene

Nos tenemos que preparar para aprovechar los cambios sindicales y políticos que vendrán. El segundo mandato de Kirchner se augura turbulento. Lo relatado hasta aquí adelanta el futuro. Ya el propio 2007 va a ser complicado para el gobierno, teniendo que sortear un proceso electoral que promete estar cruzado por importantes luchas. A futuro se pueden abrir nuevos roces en el frente patronal, como los que hubo recientemente con el campo. Los grandes monopolios vienen presionando por el fin del monitoreo en los precios. También hay reclamos por aumento de tarifas. El gobierno usa las frondosas arcas oficiales para repartir dinero y lograr la unidad de distintos sectores patronales para contenerlos. ¿Qué pasará cuando la chequera no alcance? ¿Y si se profundizan las luchas? ¿Y si el gobierno sigue girando a la derecha como lo demostró el alineamiento con los Estados Unidos e Israel ante el caso AMIA, siendo felpudo de los yanquis para enfrentar a Irán y a los pueblos que no se someten a sus dictados? ¿Y si el gobierno reprime alguna lucha, como lo hizo recientemente en una marcha por López en La Plata? ¿Y si las expectativas en el gobierno empiezan a ceder?

En un año electoral pueden aumentar los reclamos. Se van acumulando contradicciones mientras la clase obrera sigue siendo el principal protagonista. El doble discurso y las medidas cosméticas no alcanzan para garantizar una sólida gobernabilidad para el futuro. Apoyando las luchas, al nuevo sindicalismo y construyendo un partido revolucionario que bregue por la unidad de la izquierda, estaremos aportando a la construcción de una nueva dirección política y sindical para que el movimiento obrero dé pelea por las soluciones de fondo.

En los días que restan del año nos queda preparar la marcha que se realizará el 20 de diciembre en un nuevo aniversario del Argentinazo, que será presidida por la consigna de aparición con vida de Julio López. Y el 30 de diciembre marcharemos con los familiares y sobrevivientes de Cromañón. Así nos preparamos para las futuras batallas que, sin duda, nos esperan en el 2007.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

IS

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